Cuando la Iglesia católica que peregrina por España comience a demostrar con HECHOS NUMEROSOS que apuesta por la promoción de militantes cristianos o evangelizadores entusiastas enamorados de Cristo y de su Iglesia en fidelidad al Evangelio y al Magisterio, y deje de lado la promoción de trepas, burócratas, antimilitantes, figurones, enchufados, mediocres, mundanizantes, antinatalistas y advenedizos, comenzaré a creer en el "milagro" papa Francisco en España, en el "efecto" papa Francisco en nuestro país, según se señala en un artículo reciente de Religión Digital.
Porque yo, en efecto, no dudo ni un ápice de la buena voluntad del nuevo Papa -particular que podría permitirme, siguiendo en esto a muchos analistas, el dudar de su decidida voluntad reformista desde el Evangelio y el amor a la Iglesia-, solo que no puedo dejar de ver lo que veo en la Iglesia: la mentalidad burocrática o funcionarial, el posibilismo de lo políticamente correcto, la hipocresía a mansalva y el nepotismo se dan "a lo bestia" en la Iglesia en la actualidad.
Y pobre de ti si te quejas por ello: entonces no sales en la foto y corres el riesgo de ser machacado-puteado.
Lo sé por mi bolsillo y mi conciencia.
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