jueves, 9 de mayo de 2013

"¿Por qué un sí incondicional al papa Francisco frente a un sí condicional a Berty Russell? (III)"


Considerando lo que usted hace como obispo misionero "ad gentes" en África, monseñor Juan José Aguirre, y poniendo suma atención a sus palabras, uno intuye con fe y alegría que usted sí tiene fe; y muy probablemente, su equipo de colaboradores, y los nativos africanos congregados bajo su "pastoreo".


Y desde luego, en una Iglesia como la española, en la que la fe y la credibilidad eclesial brillan por su ausencia, su testimonio lo creo percibir como quien percibe el fogonazo en la noche de una fulgurante estrella. 

Sí: la Iglesia católica que peregrina por España está tan mundanizada o secularizada, que testimonios como el suyo al menos yo los percibo como un milagro; aunque claro, usted no está en España, usted no "misiona" aquí, en esta Iglesia católica hispana convertida en golosa plataforma deseada por trepas, burócratas y arribistas que quieren plantar sus tiendas dentro de los límites visibles de la Iglesia, no para construir el Reino, y sí para la salvaguarda de intereses particulares.

Dicho de otra manera: se percibe que la falta de fe en la Iglesia católica en España es tan colosal, que la Iglesia funciona a menudo como un teatro (¿de vanidades?, puede), como una farsa, o lo que es lo mismo, como una confluencia de lobbies de poder: el clan de los educadores de la escuela católica (no pocos de los cuales no son ni católicos, y los católicos que son, en su mayoría, salvo honrosas excepciones, no son militantes fieles al Magisterio), el clan de los que están al frente de centros culturales más o menos confesionales, el clan del profesorado en facultades teológicas...

Se cuentan con los dedos de la mano y sobran dedos los que, al frente de tales movidas eclesiales, predican con el ejemplo de militancia a favor del Reino en fidelidad al Magisterio, y no más bien en defensa de sus intereses partidistas.

Pero claro: criticar todo esto es ejercer de malo de la película, de resentido, difamador, odiador, cátaro, envidioso... En fin: gracias al menos por su testimonio de entrega misionera, monseñor Juan José Aguirre. 


Postdata:

Confesaré algo tan aparentemente estúpido como políticamente incorrecto: me cuesta Dios y ayuda tratar con respeto reverencial a los pastores de la Iglesia católica. Porque habiendo sido machacado, puteado y ninguneado por algunos eclesiásticos y pareciéndome que no pocos actúan como redomados hipócritas, el ácrata que llevo dentro no comulga bien con esos protocolos.

Luis Henríquez. 9 de mayo, 2013. 

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