jueves, 10 de agosto de 2017

Un Rufián llamado Gabriel
 
 
 
 
Gabriel Rufián Romero es un barcelonés de 35 años (ya cumplidos, nacido el muchacho en 1982). Izquierdista y separatista, al parecer experto en derechos sociales y recursos humanos, no es por ende ningún secreto suponer bien cuáles deben ser esos recursos y derechos para un joven izquierdista, o sea, ultraprogre, esto es, laicista, catalanista desde el sentimiento independentista o separatista: sí al aborto, sí al laicismo aun en sus versiones más extremas, sí a las reivindicaciones de los colectivos LGTBI, sí al multiculturalismo, sí al feminismo y la ideología de género, sí al marxismo cultural, sí al antifranquismo más caduco y desinformado, sí a la sectaria memoria histórica de José Luis Rodríguez Zapatero...
 
 
 
A decir verdad, a mí la persona de este Gabriel Rufián Romero me trae al pairo; como la mía a él, de la que él no tiene por cierto noticia alguna, por más que yo sí sea socialista de verdad, de los que no cobran por serlo, en tanto él sea ya un político profesional de la estirpe de los políticos independentistas catalanes que aunque odian a España cobran nada desdeñables emolumentos procedentes de los impuestos de todos los españoles; esto es, este sujeto Rufián ya ha devenido señor de esa casta privilegiada que meramente vive de la política ya sea tocando la cuerda de la derecha, la izquierda o el centro, tanto monta monta tanto. Asimismo, reconozco que no debo ocuparme de su vida, no tiene por qué importarme lo más mínimo lo que hace o deja de hacer, quiénes son sus amigos, cuáles son sus preferencias, sus gustos, sus comidas preferidas o a qué dedica el tiempo libre... Como que en lo estrictamente personal, ni conozco a Rufián Romero ni tengo nada absolutamente contra él, ninguna cuenta pendiente, ni propósito alguno de desear que le vaya mal en la vida y sea un infeliz. Y también, no se olvide, debo poner máximo cuidado en no entrar en juicios sobre ese sagrario que es su conciencia.Image result for gabriel rufian romero
 
 
Reconocido y admitido lo anterior, como resulta que este Gabriel me parece que hace tan poco honor a su nombre angelical y sí tanto honor a su primer y rufianesco apellido, es como si me fuera irresistible el no intentar rechazar el ideario ultraprogre, sectario (resulta alucinante tomar conciencia de cómo un individuo de la calaña de este Rufián es diputado en el Parlamento catalán), desinformado y maquiavélico -casi estoy pensando en afirmar que malvado- de tal sujeto. Y claro, si hago esto, si obro así es porque en este asunto estamos considerando sus opiniones, sus posicionamientos ideológicos; vamos, que creo que sí me asiste el derecho a entrar en el debate de las ideas, en este caso poniendo en solfa sus mentecatadas de político profesional progre y su descarado matonismo parlamentario, las cuales demuestran la pordiosera deriva a la que ha llegado gran parte de la castuza política izquierdista actual, siempre con las loables excepciones de rigor confirmantes de la regla. 
 
 
Expresado con otras palabras: he tenido ocasión de escuchar en varias ocasiones a este sujeto y desde luego, vaya una ignominia escuchar sus declaraciones, a cuál más falsa, ramplona, demagógica, insolidaria (el independentismo es insolidario de raíz, es burgués de nacimiento casi siempre, opuesto al internacionalismo proletario), sectaria y desinformada. La última de sus intervenciones públicas a las que he tenido acceso, un debate, un cara a cara televisivo con el famoso P. Apeles, sacerdote de apariencia y formas muy conservadoras, completamente ortodoxo en su ideario doctrinal, hombre culto y bien informado, al menos dentro de lo que cabe, y lanzado a la fama mediática hace algunos lustros. El sacerdote católico Apeles y este Rufián debaten en ese espacio televisivo citado sobre si sí o si no al Valle de los Caídos, sobre si es un monumento franquista y por ende es percibido como un intolerable homenaje a la memoria de las víctimas de solo uno de los bandos guerracivilistas, con lo cual el bando de los perdedores -al que pertenece este Rufián, a pesar de su más que segura vida burguesa que en nada se parece a la de los descamisados que dice defender- tiene en ese monumento de El Valle de los Caídos un motivo de sufrimiento y disgusto permanente, etcétera.
 
 
Rufián, ante el padre Apeles lo que queda en evidencia es tu supina ignorancia y tu insoportable sectarismo. Hasta tal extremo la cosa, que uno no puede sino considerar que ante sujetos como tú se hace imposible el razonamiento más elemental. Durante todo el debate o intento de debate, te muestras solo como un marrullero que -permítaseme el símil pugilístico- solo da golpes bajos malintencionados, con que rehuir la justa pelea, esto es, el debate desde las razones, los argumentos, la verdad de los hechos. Por tu parte, solo marrullerías, bulla, gresca, trampas, intención de embarrar el campo de batalla, digo de debate. Con decir que la mentira, el insulto soez, la calumnia y los tópicos manidos es lo único que aportas a tal debate a que venimos refiriéndonos. Tu contrincante te gana por los puntos y por KO.


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Como sabrás tú mismo o debieras, todos nos equivocamos -y yo el primero-, somos frágiles y la verdad absoluta solo la atesora Dios, en quien tú no crees. La Iglesia, a la que tú desprecias, tampoco es la verdad absoluta, sino que da testimonio de quien es la verdad, el camino y la vida. Con estas obviedades o fundamentos propios de cualquier vademécum de doctrina católica, también pretendo revelar que creo en la libertad de pensamiento, de suerte que la verdad no se debe imponer sino proponer, solo que justamente por esto mismo confesado, Gabriel Rufián Romero, no tengo más remedio que reconocer que tus palabras te muestran siempre tan lejos de la verdad que... Que perteneces, Rufián, a ese desgraciado y muy desagradecido grupo secesionista de políticos catalanes que, aunque odian a España, cobran pingües emolumentos del erario público y de los impuestos de todos los españoles. A mentirosos, demagogos, cínicos, burgueses, racistas, supremacistas y manipuladores de la historia y alienadores de la realidad casi que no hay quien les gane a ustedes, llámense ustedes Rufián, Joan Tardá, Carles Puigdemont, Oriol Junqueras, Ana Gabriel, Pilar Rahola, Joaquín Panchito Form, Lluis Llach...


Menuda patulea infecta, que afirma de todos ustedes el periodista, escritor, comunicador radiofónico y empresario Federico Jiménez Losantos. O menudo matón parlamentario eres, Rufián, como de ti dice el filósofo y comentarista de la actualidad Gabriel Albiac. Vamos, que si tú en verdad eres de izquierdas yo soy chinoparlante y... 
 
 
Y ahora luego de esta nota reflexiva, habrá quien piense que es que yo soy un incondicional del famoso P. Apeles.
 
 
10 de agosto, 2017. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.