sábado, 29 de febrero de 2020

"Sobre algunos límites posibles para la libertad de expresión"



En mi artículo "No son de izquierdas, son vividores de la res pública" (publicado el pasado 31 de enero del corriente 2020 por El Correo de Madrid, una bitácora entiendo que hermana de El Español Digital por lo que dice a la defensa de lo católico, lo hispano, lo identitario y lo patriota), me permito proclamar las para mí verdades que siguen: el que gobierne el PSOE ya sea un ayuntamiento perdido en la geografía española, es prácticamente siempre (salvadas muy loables excepciones, si es que pudieran haberse dado en algún momento de nuestra historia) una mala noticia para España. Esta mala noticia se convierte en tragedia de proporciones cósmicas si el PSOE, también llamado PSOEZ (en todo caso -y esto también lo digo en mi artículo de marras-, el partido más corrupto, cleptómano, golpista y guerracivilista de cuantos ha habido en la historia de España) alcanza el Gobierno de la nación, de la mano traidora, felona, ambiciosa, inescrupulosa, mentirosa, farsante y demagógica de individuos de la catadura moral de Pedro Sánchez, José Luis Ávalos & company... más el indispensable apoyo de otros descarados conspiradores contra el Dios Uno y Trino y contra España llamados separatistas catalanes, proetarras vascos y podemitas bolivarianos, a su vez financiados estos últimos por ciertas narcodictaduras hispanoamericanas.

Una muy amarga hora para España, sumida en la más más inhóspita y deshumanizada de las apostasías, a la que los partidos de izquierda han contribuido decisivamente con su laicismo empeñado en extirpar el orden de Dios de la faz de la tierra. Esto también lo declaro o proclamo en mi artículo. Y asimismo el temor a la ruina económica que nos van a acarrear a una mayoría de españoles estos socialistas comandados por la indeseable e indocumentada felonía de Sánchez; secundados por los separatistas vascos y catalanes, enemigos seculares de España, y los podemitas bolivarianos, quienes son lo peor de lo peor, lo peor de cada casa: una panda de indigentes mentales y morales mas sí que totalitarios y sacamantecas del erario público; una acomodación de listillos que en no pocos casos no han dado un palo al agua en su vida y que, de repente, tras la gran trepada en la cosa política partidista, se ven instalados en la casta, en la crema de la crema, con casoplones de ensueño, con cuentas corrientes que ya envidiaran no pocos de la alta aristocracia "burguesa y de derechas" tradicionalmente vinculada en España con los sectores más pudientes, clasistas y privilegiados de la sociedad.Resultado de imagen de libertad de expresion

Pues bien: estas son mis opiniones expuestas. Con mejor o peor tino estilístico (o literario) expuestas por mí, son, siempre a mi juicio, "verdades del barquero, verdades como puños" ciertamente defendidas por cada vez más analistas de la realidad y por intelectuales del mundo de la filosofía y el pensamiento, la literatura, el arte... Lejos de querer imponerlas a nadie desde la insensata pretensión de pretender poseer quien estas líneas escribe la verdad absoluta, lejos también me siento de querer callarlas en esta hora dramática para España; en verdad, asimismo para la Iglesia, para la herencia toda de la civilización cristiana.

Pero henos aquí con que hay foristas a los que mis opiniones molestan, chirrían, indignan a  tope. Y además no se cortan un pelo a la hora de expresar de manera ruin, despectiva, insultante, sus desacuerdos. Mas esto ya es muy discutible, porque estos foristas entran en el peligroso terreno del ataque ad hominem. 

No contentos con expresar su oposición a mis opiniones (posición totalmente aceptable, respetable), ya en docenas y docenas de veces se han dado tales foristas que digo al pim pam pun contra mí, justamente en esa bitácora cuya identidad no revelaré, a la que a veces mando algunos artículos, por más que mis artículos últimamente los estoy sobre todo reservando para dos bitácoras que tan amablemente han decidido acoger algunas de mis reflexiones: El Español Digital, El Correo de Madrid.


Fíjense si no:


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    21/02/2020 - 06:55 
  •               a. león. Un buen profesor no intenta el adoctrinamiento de sus                                                    alumnos/as. Por tanto, no se empeñe en imponer sus ideas                                                y sus  prejuicios. Dedíquese con objetividad, a impartir                                                      formación. UD ES UN PELIGRO.
  • Manu Santana   
    13/02/2020 - 13:17
    A mí en cambio me encanta leer estas cosas de estos porque me puedo hacer idea del ardor de estómago continuo que deben sufrir desde que se levantan hasta que echan a descansar. En el fondo dan pena.

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  • Concah Báez
    13/02/2020 - 09:36
    Rosa, querida, no se si es cierto que lees sus artículos, pero permite que lo dude, puesto que los comentarios van acorde a los escritos. Este señor descalifica a mansalva, menosprecia e insulta, o sea que quien primero lanza piedras (ad hominem) no puede quejarse de recibir alguna en toda la boca.

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  • Rosa Hernández
    13/02/2020 - 01:51
    Hace algunos meses que me parece apreciar que los artículos firmados por Luis Henríquez, autor del que soy fiel lectora, reciben ataques “ad hominem”, es decir, comentarios a fin de desacreditarlo. Sin duda, quien apela a personalismos injuriosos carece de argumentación para invalidar sus certeros artículos de opinión.

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  • A. LEÓN
    10/02/2020 - 21:49
     Vividora de la 'res' pública es ANA ORAMAS. Economista. Desde los 18 años viviendo de la política hasta los 61 de ahora Coalicion Canaria le paga 13.000 € mensuales por 'gastos de representación', además de los 6.000 € mensuales que, entre una cosa y otra, cobra por ser diputada. Y esta muchacha de izquierdas no es.

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  • A. LEÓN
    09/02/2020 - 21:14
     Simple y llanamente ¡¡ ME REPUGNA TANTA ENQUINA !!

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  • Concha Báez
    09/02/2020 - 17:28
     Oiga joven, en el sitio donde sufren sus alumnos no habrá por casualidad alguien que de Psicologia. Bueno, si lo hay puede que sea un intransigente comunista, bolivariano, del cárter venezolano, separatista de mierda y etarra perdido, con el que no se hable, Ta´claro.


Ahí queda la cosa. No quito ni una coma de lo que me dicen. Ni sus alias de foristas, para que "el mundo sepa cómo se las gastan". Desde luego, ¿quiénes se creen que son hasta para meterse en mi mundo personal, profesional...? Me parece completamente injusto, desproporcionado; vamos, son ataques ad hominem que más ponen de manifiesto que se trata de personas instaladas en el laicismo imperante, lo más probable. Y desde luego, quienes los llevan a cabo se retratan: con la que está cayendo en España, en Europa, en todo Occidente, enfurecerse y mostrar las garras de tales maneras contra alguien que pone el dedo en la llaga como, modestia aparte, sin duda estoy haciendo yo, con la cortedad de medios y posibilidades a mi alcance según mi talento, según mis talentos...

Verbigracia, el que firma como A. León -el sujeto este está como al quite: artículo mío que me reproducen, artículo que aprovecha para lanzar sus ataques, sin más argumentos que sus intentos de descalificación personal-. A este nota no se le ocurre otra sugerencia que poco menos que exigirme que no adoctrine a mi alumnado (por cierto, ¿quién se cree que es para llevar la cosa hasta este extremo?). Y esto lo sugiere, lo exige un individuo que, por sus ideas apenas dejadas entrever en sus brevísimos escritos con que se mete conmigo bajo la forma de exabruptos, es calificable de progre, laicista, políticamente correcto. Ergo, un progre, un laicista, un izquierdista, un políticamente correcto del pensamiento único que es impuesto a la fuerza por los lobies o thinking tanks del pensamiento, ¿con qué autoridad moral se cree para exigir a un católico (la religión más odiada, perseguida y ridiculizada a escala planetaria) que no adoctrine a su alumnado? ¿Acaso lo dirá para que los que sí adoctrinen sigan siendo los de la ideología de género, a la cual me permito calificar, por cierto -ya que el Pisuerga vuelve a pasar por Valladolid, sigue pasando, para continuar dando la razón a Heráclito-, de ideología siniestra, tóxica, anticientífica, deshumanizante y totalitaria?

De nada, A. León, Manu Santana, Concha Báez et alii


29 de febrero, 2020. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social. 

domingo, 23 de febrero de 2020

"Anna, quien es Ida Lebenstein, frente a frente con su tía Wanda la Roja (ya todo un clásico del cine polaco actual)"





La Polonia de 1960, año en que está ambientada la también polaca Ida (dirigida por Pawel Pawlikowski; coproducida en 2013 entre Polonia, Italia y Dinamarca), ya había comenzado a asumir como propios los aires antiestalinistas y reformadores que caracterizaron por aquellos años la Europa del Este. No es que Polonia hubiera salido del llamado Telón de Acero, al encuentro pleno del capitalismo de la Europa Occidental, pero sí que había comenzado a abrirse a los nuevos aires de la modernidad, lo cual también exigía un alejamiento del centralismo doctrinal de la URSS. Patria del futuro Juan Pablo II y, sobre todo, aún satélite de la gran estrella galáctica que fue el poder soviético, así pues Ida la concebimos como una historia hija de aquella época: cierta liberalidad sexual, modernas salas de fiesta, laicismo, música de jazz, pujante catolicismo ya muy combativo frente al totalitarismo marxista, la memoria aún sangrante del terror nazi sobre Polonia...


Laureada con algunos premios de la cinematografía mundial (entre estos el Óscar 2014 a la mejor película de habla no inglesa), así las cosas en efecto no debemos pasar por alto las excelencias propiamente cinematográficas que un notable consenso de público y críticos ha puesto de manifiesto. A saber: una fotografía en blanco y negro prodigiosa, esto es, sugerente, transida de emoción contenida y de simbología. Unos planos que parecen medidos a la perfección: ni sobran ni faltan. En definitiva, una obra que es percibida por el espectador como provista de una muy consolidada perfección formal.Resultado de imagen de ida


Ecos de Bergman, Bresson y particularmente Dreyer, el gran referente del cine danés, se dejan escuchar en esta cinta polaca. En este sentido, no es posible no percibir los ecos lejanos en el tiempo pero sin duda perceptibles de obras maestras como Ordet (La Palabra), o Dies Irae, por solo citar dos de los títulos inmortales del genio danés. Con todo, mi interés es centrarme, ya sea de manera sucinta y ni que aclarar que con aliento subjetivo y sin ninguna pretensión de sentar cátedra en estos asuntos, como simple cinéfilo que soy, en una de las lecturas posibles que pueden hacerse de esta película.


En efecto, Ida cabe entenderla, sentirla, visionarla como un ejemplo de la secular lucha entre la fe religiosa y el materialismo más o menos ateo. La fe religiosa está encarnada o protagonizada por la joven novicia Anna, quien es presentada como a punto de emitir sus primeros votos de pobreza, castidad y obediencia a sus hermosísimos 18 años (en la vida real, sobre los 21 debía tener la guapísima Agata Trzebuchowska, actriz que da vida a Anna). Y el materialismo ateizante está encarnado por su tía Wanda Gruz, hermana de su madre (Wanda la Roja la llegaron a llamar en plena etapa del más rígido comunismo en Polonia). No en vano juez totalmente identificada con el núcleo duro, más marxista o estalinista del Partido Comunista en Polonia, responsable -como reconoce ella misma en un momento de diálogo con su sobrina monja- de haber sentenciado a muerte a "algunos enemigos del Pueblo"; entiéndase: fascistas, reaccionarios, según la dialéctica comunista.


Por causa de no acabar de estar del todo segura del paso inminente para la profesión de los que parecen ser sus primeros votos monásticos (esto es, temporales, aún no los definitivos), y asimismo muy probablemente por el tremendo efecto causado en su espíritu por las costumbres disolutas, licenciosas o liberales de su tía Wanda (con la que convive unos días, se acaban de conocer las dos mujeres, por cierto ha sido la madre superiora la que la ha mandado a conocer a ese único familiar suyo vivo antes de emitir la profesión de sus votos religiosos), y desde luego por la llamada de la sensualidad personificada en un joven músico de jazz, a quien conoce precisamente en los ambientes que frecuenta su tía...


Sí: ya la novicia Anna conoce que su nombre verdadero es Ida Lebenstein y que es judía y que su familia toda ha sido masacrada por el nazismo (se entiende que salvo su alcoholizada, desencantada y libertina tía Wanda). Y es entonces cuando ella se deja arrastrar por una de las más emotivas e irresistiblemente sensuales baladas de John Coltrane ("Naima", interpretada al saxo por quien será por una sola noche su joven amante), y estando bajo los efectos desinhibidores del alcohol, como en más de una ocasión y de dos había visto hacer a su tía...


Ha vuelto a la casa de Wanda la Roja, luego de haber experimentado dudas sobre la profesión de sus votos religiosos. Convencida de la necesidad de una "pausa" en su vida ante una decisión de la envergadura de la que tiene entre manos, la joven novicia visita por segunda vez a su tía, y se encuentra con la tragedia: diríamos que el extravío existencial de Wanda la Roja empujó a esta al suicidio, solución sin retorno, punto final. En tanto las dudas vocacionales, los efectos del alcohol, la llamada de la sensualidad y el magnetismo contagioso de la vida disoluta de su tía empujaron a Anna a una primera y tal vez única experiencia de amor sexual.


Su tía no pudo resistir el acaso sinsentido de su vida, el absurdo tal vez de su existencia desfondada, quizá le pudieron algunos viejos fantasmas implacablemente culpabilizadores de la etapa de su existencia en que fue la temible jueza Wanda la Roja... En tanto Anna, que es decir Ida Lebenstein, escapa... Desde una perspectiva estrictamente católica, tendríamos que afirmar que la joven judía Ida Lebenstein, que se ha quedado a punto de ser la monja católica ya profesa Anna, ha pecado muy gravemente. Solo que lo que parece mostrar la huida de ella, en lo que viene a ser un travelling final (intenso en su gravedad, en su silencio, en su indefinición, ¿hacia dónde se dirige la chica...?), es que anda como buscando el centro de gravedad perdido, como buscando ansiosamente la paz del convento: la divina liturgia, la dirección espiritual, el oficio divino, la santa misa diaria, la vida comunitaria de mujeres que, como ella, lo han dejado todo para a seguir a Cristo el Señor, el Salvador, el divino Esposo... Esto es: ese "anticipo del cielo" que es la vida de contemplación y el culto a Dios, según la tradición espiritual de la Iglesia, especialmente la de índole o ámbito monástico. 


De manera que de ser así como experimento que es en esta historia, el materialismo ateo de Wanda Gruz la empujó a acabar con su vida, cuando ya no supo, quiso o pudo encontrar respuestas, salidas y luces de esperanza a las dificultades que esta existencia en este mundo que conocemos (en este valle de lágrimas) se encarga de irnos presentando, a todos invariablemente. No así por lo que dice o toca a su sobrina: metió la gamba hasta el fondo, solo que el faro de su vida, que es como decir Cristo, la despabiló de golpe, la volvió a atrapar para bien con toda su carga de luz cegadora. La volvió como a situar en el centro, en el equilibrio perdido. En la radical certeza de que aunque vasijas de barro, podemos siempre renovar en nosotros mismos la oferta de la gracia, don que viene de lo Alto. 


De hecho, luego de haber mantenido su encuentro sexual con el chico músico de jazz, desnudos ambos mientras hablan, él le cuenta a ella de sus posibles planes a su lado: "Nos casamos, buscamos un perro, tendremos hijos..." A lo que ella responde en todo momento con "y luego", "y luego"... Para mí que como dando a entender que sí, que en principio "suena bien" la música del amor de la pareja humana, solo que para quien ha probado las mieles del amor esponsal y exclusivo a Dios, cualquier amor humano, por muy bello y santo que sea incluso bendecido en santo matrimonio... 


O igual lo que digo son solo suposiciones mías, nada que ver con lo que sentía y pensaba la judía Ida Lebenstein en el momento descrito. Podría ser también. O acaso pudiera ser que ese episodio del encuentro sexual entre la monja y el joven, quien parece perfectamente adaptado a la finitud, a lo secular y mundano, no sea sino una concesión comercial y algo morbosa a la omnipresencia de los contenidos sexuales en el cine de las últimas décadas, a escala mundial. Aunque también pudiera ser que me asistiera bastante la razón en lo que sugiero, de suerte que conozco curas que me han hecho confidencias como las que siguen: "Renuevo mi promesa de castidad celibataria desde la experiencia de que al menos hasta la fecha -toquemos madera, más de uno bromeara- no he conocido a ninguna mujer cuyo amor, simpatía, afecto, predilección o cariño hacia mí, sobrepasen a la pasión que siento por Cristo y por su Iglesia". Y algunas monjas jóvenes de vida contemplativa también, quienes me han hecho las suyas: "No dudo de la grandeza del amor de los esposos en el matrimonio, hasta el extremo de que hay matrimonios santos (se entiende que ambos, ella y él, marido y mujer, esposos: los padres de santa Teresa de Lisieux, por ejemplo, san Isidro Labrador y su esposa santa María de la Cabeza...), pero quien ha probado las mieles del amor exclusivo y esponsal a Dios..."


El caso es que, abiertas las lecturas e interpretaciones para este final que nos ocupa, la novicia Anna abandona la escena en que “acaba de inmolar su virginidad”. Y huye, ya lo hemos reconocido: su rostro como demudado, compungido, extraviado... Huye por una carretera comarcal, rural, apenas asfaltada, por la que empero transita algún que otro vehículo. ¿Adónde se dirige esta joven mujer, esta mujer sin alcuza, parafraseando aquí y ahora el verso del celebrado Hijos de la ira, de Dámaso Alonso? ¿Huye de sí misma o busca la centralidad perdida de su existencia entregada al divino Esposo, nuestro Señor Jesucristo, el Hijo del Dios vivo, el único Salvador de la humanidad?


Comoquiera que sea, reconozco que para hacer este apunte crítico he incurrido en lo que se llama spoiler, que algunos aventurados lectores no me perdonarán, sobre todo si además son cinéfilos. Lo siento; pero es que no concibo otra forma de tratar por escrito del gusto e interés que despiertan en mí algunas películas; muchas. Y sobre todo es que no sé hacerlo de otra manera. 


24 de febrero, 2020. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.           

jueves, 13 de febrero de 2020

"La caza queda cautelarmente prohibida en Castilla y León por un recurso en contra de la misma presentado por los animalistas"




Sabido es que las relaciones entre Pacma y los círculos animalistas de Podemos no son precisamente buenas; vamos, que no fluyen. Entre otras causas o razones por la muy obvia de que al compartir el mismo espacio electoral... Con todo, me parece que el animalismo de Pacma es más radical y por ende consecuente que el de los círculos animalistas de Podemos, pero lo cierto es que el criadero de votos de ambos referentes del animalismo debe ser el mismo.


Si tuviese que votar entre Pacma y Podemos (imposibles más difíciles han sucedido), en la actualidad votaría por Pacma, tal vez movido finalmente por ese componente de ingenuidad que comporta al fin y al cabo el grueso de los planteamientos del animalismo, y que es algo más notorio en Pacma que en los círculos de lo mismo de Podemos; y además lo haría porque ya en su momento perpetré el imposible de votar una vez por Podemos (me engañaron, o me dejé engañar por sus demagogias, por sus castillos en el aire, o cuando aún creía a pie juntillas o por el estilo en las milongas de la izquierda). Comoquiera que sea, hemos de reconocer que Podemos ha salvado los muebles en las últimas elecciones generales, hasta el extremo de que ha conformado Gobierno con las huestes del PSOE (la PSOE o PSOEZ, el partido más cleptómano, golpista, corrupto y guerracivilista de cuantos ha habido a lo largo y ancho de la historia de España). Hecho este totalmente desgraciado para el devenir ya aquí de la vieja piel de toro; pero el caso es el que es, el que se ha dado, en tanto Pacma en las últimas elecciones ha sufrido un estrepitoso descalabro con la pérdida de alrededor de 100.000 votos, siempre en relación a las ya penúltimas elecciones generales.


No obstante, a mi juicio el ideario de Pacma y el de los círculos animalistas de Podemos coinciden, más allá de muy ligeras diferencias de nada que no afectan al fondo ideológico, al núcleo doctrinal. Vienen a ser el mismo perro -nunca mejor dicho lo de perro, tratándose del movimiento animalista- con distinto collar. Esto es: ambas son movidas de perroflautas que reivindican lo mismo, el mismo modelo de sociedad. A saber: un mundo al margen de Dios, secularizado a tope, descristianizado, paganizado, deshumanizado, irenista, relativista, hedonista, multicultural o globalista, invadido por doquier por el feminismo supremacista y la ideología de género, y normativizado por esa nueva religión postmoderna que viene a ser la antropología cultural.



De manera que las desavenencias y los fuegos cruzados entre ambas organizaciones casi nada importan, pues el objetivo de los animalistas de Pacma y el de los de Podemos confluye: conculcar los valores, socavar los cimientos de la civilización cristiana. Así las cosas, lo que sí vamos a tener asegurada es esa nueva sensibilidad animalista en este Gobierno Frankestein o Frente Popular II, sin que ello impida que se vaya a aprobar también una ley reguladora de la eutanasia. 


O lo que es lo mismo: las aspiraciones neomarxistas de Pablo Iglesias & company no ven incompatible protestar contra la caza hasta tratar de prohibirla (sabido es que entre las huestes animalistas no escasean las exaltadas voces que llaman "asesinos" a los cazadores, a los toreros, a los pescadores...), y hacerlo por una cuestión de humanidad (humanitarismo) hacia los animales, y a la vez defender el derecho al aborto libre y gratuito, el derecho ya referido a la eutanasia, el derecho a la implantación social de esa fuente de degeneración moral que es la ideología de género...



Entonces, en este estado de cosas he rescatado un apunte reflexivo del año pasado, cuyo asunto da título a este nuevo artículo. En ese entonces aún próximo a nuestros días quedaba referido a Castilla y León, región en que la caza tiene un arraigo que se pierde en la noche de los tiempos ( bueno, a decir verdad la caza es de suyo tan antigua como el proceso mismo de hominización y bipedestación), solo que es extrapolable a cualquier otra región española, Canarias incluida. De manera que esta breve reflexión valga para el análisis del fenómeno que aquí se sigue se produzca donde se produzca, allende el título "localista" que lleva. El sitio de Internet en que lo leí llevaba un breve comentario de forista que firmaba como El caballero andaluz, y que he rescatado y que traigo a colación aquí y ahora. Es el que sigue (las cursivas son nuestras): 


















¿Y sabéis por qué se ha paralizado la caza? Pues nada más y nada menos que porque en el programa Tendido Cero de TV2, se dijeron cosas como: “tanto tonto nuevo que hay en el ecologismo de ciudad” o “un charlatán de asfalto metido a verde”. Y un ecologista se molestó y les demandó.

Pero lo gracioso es que esas palabras del director de Tendido Cero fueron a raíz de que dichos elementos “animalistas”, hubieran avisado a los “bomberos voluntarios”, para rescatar a una rata asquerosa que se había quedado atascada en una alcantarilla. ¡Madre mía! No me extraña que el director del programa dijera ese comentario. De esto se deduce que dichas asociaciones son puras ratas de alcantarilla y defienden a sus hermanas.Resultado de imagen de perros de caza razas



Desde luego, si el bueno de Miguel Delibes levantara la cabeza, y la levantara también José Ortega y Gasset y la levantaran... Así pues, conocedor de este incidente sentí asombro, ¿cómo es posible tanto desatino?,¿cómo es posible este delirio? De modo que continué mi escrito con un con que desde luego -lo empato con este con toda normalidad- , a la luz del comentario firmado por El caballero andaluz a nadie debiera pillar por sorpresa o con el pie cambiado el afirmar que el movimiento animalista, sobre todo en sus manifestaciones más radicales, es uno de los más característicamente perrofláuticos de cuantos pueblan la escena urbanitas de nuestro tiempo histórico. 


Porque no cabe aventurar o suponer otro diagnóstico para individuos e individuas empeñados en tratar a los animales como si fuesen personas; y asimismo capaces de poner el grito en el cielo ante la peripecia y dificultad que comporta el rescate de una rata de alcantarilla; o capaces de llorar a moco tendido totalmente desconsolados ante los corderos llevados en camión al matadero (vigilias animalistas las llaman), al tiempo que legitiman, esos mismos individuos e individuas, el aborto humano, el feminismo supremacista, la ideología de género, la eutanasia, la financiación partidista con fondos procedentes del blanqueo de dinero del narcotráfico, el ultralaicismo, el multiculturalismo, el relativismo moral, el desierto demográfico imperante en España...



Sí: partidarios de la eutanasia, de socavar los fundamentos de la civilización cristiana, abortistas convencidos o hasta la médula prácticamente todos los que conforman el Gobierno presidido por Pedro Sánchez, empero son tan misericordiosos con los derechos de los animales que tienen entre ceja y ceja acabar prohibiendo la caza, al tiempo que seguirán maquinando todo lo maquinable contra la tauromaquia. Hacen la vista gorda ante cientos de abortos que se sabe se han producido en este país de nasciturus de entre 5 y 7 meses, pero esto sí: cerco mortal a la caza.    


Hoy los tenemos en el poder, en el Gobierno socialista-comunista, cuando en verdad son la corrupción personificada. Tanto, que para mí también vienen a ser un signo de esto que sigue: Dios ha muerto, el hombre ha muerto, y yo no me siento nada bien, que sentenciara un reputado filósofo francés de nuestros días. 


9 de abril, 2019 (revisado el 13 de febrero de 2020). Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social. 


"Duc in altum"




Valga como inicio de este apunte reflexivo la obviedad que sigue: en todas las familias cuecen habas, esto es, existen conflictos, peleas, egoísmos, disputas de origen diverso, discrepancias…
Hasta el extremo de que en la práctica totalidad de ellas, de las familias, como clan o manada que vienen a ser se da la figura del jefe del clan (en Canarias diríamos algo así como el “macho de las cabras”). Como en todas las manadas del reino animal, el miembro que se siente jefe actúa como tal: trata de dominar al resto, de imponer sus lindes, de ejercer un control territorialista: ejerciendo dominio y control hasta empequeñecer a los otros miembros de la manada, el jefe experimenta grandeza (autoengrandecimiento); a veces, por desgracia, ejerciendo violencia sicológica contra otros miembros del clan o manada, desplegando así una personalidad perversa narcisista o de sicópata socialmente integrado que causa un tremendo y devastador sufrimiento sicológico, anímico y moral a las víctimas inocentes (como que está tipificado como delito en todos los ordenamientos jurídicos de las sociedades modernas: episodios de violencia sicológica pueden darse sancionables hasta con penas de cárcel) que tienen la desgracia de sufrir tal narcisismo perverso o tal sicopatía socialmente integrada consubstanciales al jefe del clan.


Como que nos lo advierte el propio Cristo Jesús en Mateo 10, 34-36: "No piensen que vine a traer la paz a la tierra; no vine a traer la paz, sino la espada. Vine a poner al hijo en contra de su padre; a la hija, en contra de su madre, y a la nuera, en contra de su suegra. Cada cual encontrará enemigos en su propia familia".


Aunque ojo al dato: Cristo Jesús, que es el príncipe de la paz, no menciona la "espada" en este pasaje mateano para justificar la violencia en la predicación del mensaje cristiano. Nada más lejos de la verdad evangélica, nada que ver con la violencia. El término "espada" sirve para ilustrar, en plan hiperbólico o exagerado, la gravedad, importancia o trascendencia de los conflictos y controversias que no raramente surgen, también en el ámbito familiar, por la causa de Jesús, cuando es aceptado como el Señor. Y ello sucede en las mejores familias. 


Y tanto, de suerte que incluso en la Sagrada Familia, modelo de convivencia conyugal para todo católico, hubo conflictos: el "embarazo" milagroso de María; la preocupación de María y José por el jovencísimo Jesús perdido en el templo; las críticas que recibía el propio Jesús, ya en su etapa adulta, por parte de personas de su entorno familiar y vecinal, que poco menos que lo consideraban un loco (cfr. Mc 3, 21). En esta etapa, ya debía haber fallecido su padre, san José (según la tradición, artesano de oficio), y tengo entendido que un personaje eminente como José de Arimatea, miembro del Sanedrín (nombre del tribunal supremo de los judíos), también santo, hacía algo así como las veces de tutor del joven Jesús. No en vano, según algunas tradiciones algo tardías (surgidas en torno al Medioevo), José de Arimatea era hermano menor de Joaquín, el padre de la Virgen María, con lo cual tendríamos que José de Arimatea era tío abuelo o retío del propio Jesús.Resultado de imagen de obispas luteranas


Así las cosas, consideremos la Iglesia, que es comunidad de comunidades, familia de familias. Asimismo, en el marco de unos límites elementales de respeto a los juicios y opiniones del otro, la libertad de expresión es buena y saludable que exista en el seno de la esposa de Cristo; cuántos papas deben haberlo reconocido... Y el propio Agustín de Hipona, una de las figuras eminentes de la Iglesia universal, con esta celebrada sentencia suya: "Libertad entre los hijos e hijas de la Iglesia en todo lo opinable; en lo fundamental de la doctrina de la fe, unidad; y en todo momento, caridad". Es además legítimo desde una elemental atención al respeto más básico y constructivo a los derechos humanos.


Vale. Sin embargo, la justa equidad en el respeto a los derechos humanos y a la libertad de expresión en el seno de la esposa del Esposo deben tener unos límites; de hecho, los tienen: los derivados de la propia doctrina eclesial vinculante.


Y henos aquí, así pues, con el nudo gordiano del asunto, a saber, numerosos católicos llamados o autollamados (autoproclamados) progresistas hace tiempo que vienen extralimitando claramente los límites de lo legítimo, de lo opinable o no opinable en lo tocante a doctrina católica.


Quien estas líneas escribe, absolutamente carente de poderes adivinatorios o mágicos, o de cualquier otro tipo extraordinario, desconoce por qué lo hacen así, un día sí y otro también. Así que no debo juzgar ninguna actitud, en modo alguno. Por lo demás, a veces las persistentes reivindicaciones de los grupos de la progresía llegan a mí con alguna fuerza, con alguna capacidad de atención y de reclamo por mi parte. Sin embargo, asimismo considero que a menudo, o sea, casi siempre, sus reivindicaciones sí que son una pasada. ¡Y con qué osadía pretenden colar como consonantes con el Evangelio, con la doctrina de la fe dela Iglesia, propuestas que claramente han nacido del espíritu del mundo.


Verbigracia, en entrevista que no especifica el nombre del entrevistador o entrevistadora y publicada hace ya un par de lustros largos en Redes Cristianas (21 de junio, 2007, solo que el paso del tiempo no ha hecho sino aumentar la rabiosa actualidad de su contenido), la "obispa" mulata Darlene Garnier, reverenda de un movimiento que se llama "Movimiento Cristiano LGTB" (es una agrupación de cristianos homosexuales de todo tipo, transexuales y bisexuales incluidos), luego de reconocer su condición de mujer lesbiana activa y de justificar por qué su estola lleva los colores de la insignia o bandera del arcoiris que tales colectivos han adoptado como distintivo del orgullo gay, se despacha en la entrevista diciendo, contra toda la enseñanza magisterial católica, que en cuanto al celibato, "Dios nos regaló el sexo para ser disfrutado dentro de la responsabilidad"; afirmación que, ciertamente, no deja de tener su luminoso halo de verdad, solo que claramente ella, desde su condición de obispa, la espeta, la esgrime contra la castidad celibataria, que es un tesoro de la Iglesia desde hace 2.000 años, esto es, desde los mismísimos orígenes crísticos, paulinos y apostólicos del cristianismo.  Ergo, frente a diversas acusaciones biblicistas espetadas por comunidades protestantes y aun sectarias contra el origen neotestamentario del don del celibato o castidad celibataria que la Iglesia católica siempre ha defendido, hay que cerrar filas, una vez más, en torno a nuestra santa madre la Iglesia, maestra en humanidad pese a las arrugas que en su bimilenario rostro van perfilando los pecados de sus hijos e hijas, comenzando por considerar los míos.  


De modo que en línea filial y directa con la fe de la Iglesia  católica cum Petro et sub Petro, me gustaría llegar a conocer qué son o qué implican para la reverenda Darlene los conceptos de "disfrutar y de responsabilidad aplicados al ejercicio gozoso y responsable de la sexualidad humana".


En cuanto a esa misma afectividad y sexualidad humana, la obispa mulata señala que en su comunidad religiosa prácticamente no existe de hecho el celibato (en verdad, cabrá añadir que ni de facto ni de iure), y que por ende todos los miembros de esa comunidad suya viven con total gozo y libertad responsable o como sea la sexualidad: obispos y obispas, reverendos y reverendas, gays y lesbianas, bisexuales, transexuales, divorciados y divorciadas, parejas de novios... 


En realidad, puede que esto esté bien (permítaseme ahora ser abogado del diablo por un momento), solo que, una pregunta, ¿es esto evangélicamente justificable, verificable, aceptable, legítimo, católico, apostólico y mariano? Esta es mi duda.


"El sexo no es un pecado, es fuente de placer. Y como Dios es Amor y mi relación con Dios es de amor puesto que Dios me ama, Dios acepta mi condición de lesbiana; ergo, puedo y debo ser lesbiana con total libertad, puesto que es lo que Dios quiere de mí". Todo esto afirma Darle Garnier y por ello lo coloco entre comillas. E insisto: si las suyas son también palabras autorizadas de una verdadera sucesora de los apóstoles, puesto que no otra condición y misión deberían ser las suyas como sucesora apostólica que ella se reivindica (huelga aclarar que no es sucesora de los apóstoles, en modo alguno, que de hecho no está ni siquiera válidamente ordenada: ella es una simple seglar ataviada con ornamentos litúrgicos propios de las personas sí válidamente consagradas), ¿por qué tanta diferencia entre lo que dice ella y lo que han enseñado los papas, para la Iglesia católica y todos los hombres y mujeres interesados o de buena voluntad, durante todo el siglo XX y lo que llevamos de siglo XXI? O miente ella, sabiéndolo o sin saber, equivocándose a consciencia o no, o mienten y se equivocan los papas, todo el Magisterio eclesial en peso, pues las posturas doctrinales son irreconciliables. 


Es decir, no se trata de opinar sobre si las homilías deberían durar diez minutos o veinte, o sobre si en el momento de la consagración es mejor estar de rodillas o hacer ligeras inclinaciones de cabeza al unísono con el sacerdote oficiante (y no digo que esto no sea importante, desde el clásico lex orandi, lex credendi, no es esto), sino que como vemos, se trata de contenidos y materias muy sustantivos: nucleares de la fe, esenciales, fundamentales.


Pero insistamos con el contenido de la entrevista. Continúa la reverenda afroamericana afirmando que "si la Iglesia tradicionalista ha condenado la homosexualidad es porque ha traducido mal el hebreo y hasta el arameo", se entiende que especialmente en los pasajes referidos a la condena bíblica de la homosexualidad. Y ello es, se atreve a afirmar nuestra autora, porque esa tal Iglesia tradicionalista ha traducido mal los textos originalmente escritos en griego, hebreo, arameo, puede que hasta las traducciones al latín de la Vulgata. Alucinante. 


Y nosotros, pobres fieles de la Iglesia tradicionalista, durante siglos engañados, es decir, docenas y centenas y centenares de generaciones precedentes engañadas porque la Iglesia tradicionalista ha traducido mal esos pasajes; y claro, por culpa de esas malas traducciones, también el Magisterio se acabó equivocando, y por culpa del Magisterio incluso los santos y santas, y al fin a la postre todos los fieles ligados a esa Iglesia tradicionalista. Para echarse a llorar.


Así pues, según la reverenda y obispa Darlene Garnier si la Iglesia católica no fuese sexista, si no hubiese pedófilos en la Iglesia católica por causa de la represión sexual... 


En Diccionario Bíblico de urgencia (Monte Carmelo, Burgos 2003) nos encontramos con que en la voz sexualidad se dice que "Jesucristo afirma la superioridad de la virginidad sobre la legítima vida sexual en el matrimonio (cfr. Mt 19, 10-12; 1 Cor 7, 15-26; 11, 28) y declara pecado la concupiscencia (cfr. Mt 5, 28)." Entonces, ¿quiénes tienen la razón en toda esta historia, en toda esta controversia de contrarios muy contrarios?


En realidad, la "predilección" de Jesucristo por el celibato está determinada por la idea del "celibato por el Reino de Dios". Esto quiere decir que en la perspectiva evangélica la castidad celibataria entendida como renuncia pesimista a la sexualidad o como desprecio más o menos maniqueo al matrimonio no es por sí solo un bien,y ni siquiera es fiel al espíritu del Evangelio. De suerte que la decisión y el estado de permanecer célibes tienen su razón de ser en la perspectiva y disponibilidad para el Reino. Y de tal renuncia, por cierto, ni por asomo habla la reverenda y obispa Darlene. ¿Por qué?


Yo, que soy seglar, no consagrado, sí lo planteo, porque creo que la doctrina evangélica no estaría completa si no la planteara también en esos pasajes sin duda exigentes y radicales en el seguimiento del Señor (¡muy radicales!, ¡muy exigentes para nuestra naturaleza y condición de vasijas de barro en que recibir toda la gracia del Señor!). Puede que Dios conceda a no tantos el don preciado de la continencia perfecta o completa por el Reino (cfr. Mateo 19, 12; 1 Corintios 7, 32-34), pero ello no es óbice para no plantearlo; para no estimularlo; para no defenderlo; para no orar al Dios de la vida que envíe obreros a su mies, toda vez que la mies es mucha y los obreros, pocos: cfr. Mateo 9, 37-38; Lucas 10, 2.


A modo de codaPara no defenderlo, incluso hasta el extremo de vivirlo. Porque también hoy como ayer la castidad es una virtud muy cara al Evangelio. Hoy día no está en absoluto de moda, todo lo contrario. Resulta tan ridiculizada y conculcada por el hedonismo imperante, y en la propia Iglesia son no pocos los casos de eclesiásticos que no dan precisamente testimonio de fidelidad a la vivencia de la castidad (esta debacle moral, ad extra y ad intra de la Iglesia, no debe abatirnos, pues está profetizada), que uno se siente extraño con solo plantearlo. Y siente que los demás te experimentan incluso como alguien absurdo, ridículo, irremediablemente desfasado, trasnochado: incomprensible desaprovechador de los muy placenteros y sexuales racimos que la vida te ofrece.


Tan extraño, tan a contracorriente se siente uno en esta sociedad secularizada, descristianizada, paganizada, anegada en el hedonismo, que lo normal es que a uno se le ocurra, como poco, una duda radical como la que sigue expresada con varias preguntas, y que es desde luego toda ella tentación y perplejidad. A saber: ¿para qué vivir la castidad según las exigencias de la doctrina de la fe católica si las masas enardecidamente descristianizadas y aun paganizadas parecen sumidas en el libertinaje, la inmoralidad, y parecen empero tan felices? ¿Para qué tratar de ser fieles a las exigencias morales de la doctrina de la fe de la Iglesia si hoy día muchos individuos e individuas que no viven en modo alguno estas exigencias morales aparecen como exitosos y triunfadores en la política, la economía, el mundo del espectáculo y la cultura...? ¿Para qué esforzarse en vivir las exigencias morales de la doctrina de la fe católica si lo más probable es que encima de esforzarte tan a contracorriente en cumplirlas, no vas a sobresalir personalmente en el cultivo del arte, la música, la literatura, y no vas a ocupar cargos de responsabilidad política, ni cargos o puestos de responsabilidad alguna y que pudieran otorgarte notoriedad, estatus, fama, poder, prestigio, placer? ¿Para qué tomarse en serio las muy exigentes exhortaciones de la doctrina de la fe católica sobre sexualidad humana si es un secreto a voces que muchos que buscan estar en política para trepar y medrar y de hecho trepan y medran se pasan olímpicamente por el arco del triunfo todas esas exigencias de la doctrina católica, en tanto el que procura tomárselas en serio suele suceder que ni trepa, ni medra, ni triunfa, ni es famoso, ni sale en los grandes medios de comunicación...? ¿Para qué poner toda la carne en el asador en el vivir las exigencias de la moral católica sobre sexualidad humana si resulta que tantos personajes famosos del mundo del espectáculo, el cine, la política, los negocios, la industria musical, el famoseo televisivo y la prensa rosa se pasan por el forro de sus caprichos los mandamientos de la Iglesia sobre la moralidad de la sexualidad humana, y empero triunfan en la vida, trepan, amasan fortunas, cambian constantemente de pareja como cambian de coche, casa, móvil...?


En definitiva, ¿por qué la cultura imperante, tan furibundamente relativista, viene propiciando que sea un auténtico heroísmo creer de verdad esta iluminación del Evangelio según Mateo 16, 26a: "¿De qué le vale al hombre ganar el mundo entero si pierde su alma?" Comoquiera que sea, es una evidencia, que hoy día alcanza proporciones descomunalmente dramáticas, el hecho de que en España, sin ir más lejos, llevan tiempo desatadas (desmelenadas) las fuerzas que plantean un humanismo sin Dios: personas e ideologías que se mueven en el eje del mal (“en tinieblas y en sombra de muerte”, reconoceríamos con el autor sagrado). Humanismo sin Dios que ciertamente está en la base de la imperante animalización de la sexualidad humana que a todos nos afecta. Humanismo sin Dios que, pretendiendo construir una sexualidad al margen de la voluntad y la obra del Creador (al margen de la noción de la sexualidad como expresión de amor fecundo y fiel entre un hombre y una mujer, al margen de la ley natural...), se ha vuelto liberticida.


En definitiva, un humanismo sin Dios que, pretendiendo gobernar España en claves progresistas, nos ha traído la maldición, la blasfemia, el despropósito, el desastre, la inmundicia de este Gobierno o Frente Popular II conformado por socialistas, comunistas podemitas o bolivarianos y la guinda del pastel bajo la apariencia de separatistas vascos y catalanes, para más inri todo ello aplaudido por otros nacionalismos diversos y de izquierdas como el canario.      


3 de febrero, 2020 (sobre una nota publicada en el año 2009). Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.