martes, 31 de diciembre de 2019


"Érase una vez la bondad de nuestras abuelas"




Con deplorable descortesía hacia los prejuicios feministas, la Naturaleza ha tenido a bien imponer una profunda diferenciación entre los sexos, un dimorfismo sexual más acentuado en los humanos que en los demás mamíferos. El dimorfismo no atañe solo al aspecto físico sino, y en no menor medida, a la psique, como puede observar cualquiera que tenga ojos en la cara.

¿Qué caracteriza a la mujer con respecto al hombre? La maternidad. Esta no se refiere solo a los nueve meses de gestación, sino que abarca la cría y educación de la prole de modo más profundo e íntimo que la paternidad. Y moldea tanto el cuerpo femenino como su psique. En fin, la maternidad es la garantía de la conservación de la especie en la cual el papel de la mujer es más decisivo que el del varón.

Lo anterior es una evidencia que no requiere más explicación, aunque, claro está, no todas las mujeres llegan a ser madres, pro problemas físicos o sociales o personales. Y así como lo normal es que el instinto maternal sea muy fuerte, en algunas mujeres es débil o inexistente. Un estudio en Usa mostraba que el maltrato infantil era más frecuente por parte de mujeres que de hombres, lo que se explica probablemente por las tensiones sociales y profesionales que soportan muchas madres.

Pues bien, el feminismo, obsesionado con una igualdad que a la naturaleza no le ha parecido oportuna, y enemigo de la complementariedad de los sexos, detesta de modo principal la maternidad, pues pocas cosas hay más desigualadoras. Y al odiar la maternidad, odian inevitablemente a la mujer, a la mujer real, de modo semejante a como los comunistas odiaban y trataban de someter al obrero real, que rara vez seguía sus consignas y doctrinas. El feminismo es en ese sentido misógino; e histérico en cuanto que se opone a la naturaleza (que según él no existe: la polaridad sexual sería un asunto “cultural”, un simple capricho de sociedades opresivas). Por ello genera histeria tanto en mujeres como en hombres, y degrada la necesaria conservación de la especie. Se ha hecho notar que los principales líderes de la UE (Alemania, Francia, Italia, Holanda o Suecia, además de Inglaterra) no tienen hijos biológicos. El dato tiene significado porque, consciente o inconscientemente, los líderes sirven de ejemplo a la sociedad. […]




Los cuatro párrafos anteriores son con los que comienza el historiador y escritor Luis Pío Moa su artículo "El feminismo o el odio al hombre como principio", publicado en Alerta Digital (martes 5 de marzo de 2019). 

Explicador de verdades como puños, de datos incuestionables desde una perspectiva biológica, psicológica, sociológica y no digamos trascendente (nos referimos a las verdades de fe transmitidas en la tradición religiosa judeocristiana), empero será rechazado, atacado, ridiculizado, y hasta denunciado fuera si pudieran, precisamente por las huestes feministas, ultralaicistas, izquierdistas, perrofláuticas (nada que ver este término con el de chipirifláuticos de mi más tierna infancia, de cuando la tele era aún bastante potable, axiológicamente hablando), podemitas y comunistas que, recalcitrantes e indómitas al desaliento, cierran filas en torno a ese mismo feminismo radical al grito de "hay que cortar el paso al fascismo en España, Vox es un partido de fachas, homófobos, xenófobos, fascistas, neofranquistas y neonazis".

Y se quedan tan panchos y panchas tras el exabrupto, tras el disparo de injurias, mentiras y descalificaciones a que ya nos tienen acostumbrados. Que España
sea un desierto demográfico al que han contribuido decisivamente fenómenos como el feminismo radical o de la tercera ola (también llamada feminismo supremacista), ¡bah!, qué más da, nada importa; lo que importa es seguir cerrando filas en torno a esa perniciosa y totalitaria ideología -que es pieza de recambio del marxismo cultural, juntamente con otros fenómenos como el animalismo, el ecologismo terracentrista, el globalismo... al grito de, insistamos, "Vox fascista, facha, extrema derecha, neonazi..."
Resultado de imagen de luis pio moa

Que las tiranías que sufren Cuba (la perla del Caribe, desde hace la friolera de 60 años) y Venezuela, que, oiga o sepa usted, son regímenes odiosos, narcodictaduras y... Tampoco importa esto, qué va, ni modo, pues siempre nos quedará Francisco Franco como la diana para todos los dardos, como el más malo de la clase, de la película, como el chivo expiatorio de entre todos los chivos expiatorios posibles: "Franco fascista, asesino, golpista, genocida..."

Pero oiga, sepa usted que esas suyas no pasan de ser injurias, que nada de lo que usted dice se corresponde con la verdad de la historia, con los datos objetivos contrastados y demostrados por cualificados historiadores. Todo inútil: "Cállate, facha, no me repliques, fascista".

Cuesta creer, ciertamente, que pueda haber en efecto personas tan sectarias, ruines, guerracivilistas y revanchistas que lleguen a tales planteamientos ideológicos, pero lo cierto es el hecho de que existen: el odio, probablemente, sea el peor consejero.

Desde luego, tanta carga de resentimiento, guerracivilismo y odio a la civilización cristiana creo percibir en no pocos voceros del comunismo, el feminismo radical y el izquierdismo en general en sus versiones más laicistas, que quien estas líneas escribe a menudo siente que tales individuos e individuas actúan como actúan, piensan como piensan y, en definitiva, militan donde militan porque se han convertido en hijos de las tinieblas. Y quien habita en las tinieblas -no lo olvidemos- odia la luz, odia a quien es la Luz, como nos enseñan nuestras Sagradas Escrituras.

Hijos las tinieblas, desde luego, habitantes del eje del mal. Pues de lo contrario cómo poder aprehender que algunos de estos totalitarios progre-marxistas, tan radiofónicos ellos, puedan estar en el mismo bando ideológico -a comer de un huevo y sobra- en que están líderes de la movida progre de la catadura moral de Ada Colau, por ejemplo, actual alcaldesa de Barcelona.

¡Barcelona, nada menos!, la segunda ciudad de España por número de habitantes y la ciudad con el puerto más importante de toda España, muy probablemente, bajo el bastón de mando de una alcaldesa de la familia podemita. Tan degradante todo, desde luego (tan contrario al orden social cristiano, al Reinado de Cristo, a la agustiniana Ciudad de Dios frente a la Ciudad Secular) que lo único sensato, por identitario y patriota, es desear que todo la mugre podemita y resto de marcas blancas confluyentes sean expulsados para siempre de las instituciones, a través de las urnas, aunque hoy por hoy la dramática y amenazante constatación no sea otra sino la de que se han constituido, ay, triste desgracia, en posibilidad real de gobierno de la mano del PSOE de Pedro Sánchez, más los separatistas catalanes y vascos.

Y tan real como que ayer por la tarde, 30 de diciembre del corriente 2019, a una hora tan taurina como propicia para tomar el té, han hecho público el acuerdo de gobierno en coalición PSOE y Unidas Podemos, dando por seguro que van también a lograr, más allá de los últimos flecos, el necesario acuerdo definitivo de separatistas catalanes y vascos para la configuración de lo que a todas luces va a ser una especie de Frente Popular II.

Ruina económica asegurada, laicismo a calzón caído, más aborto, más odio a Cristo y a su Iglesia, más inmigración sin control, más gasto público, más impuestos, más crisis y desmantelamiento de la pequeña y media empresa, más animalismo, ecologismo y feminismo (ideologías radicalmente cristofóbicas), más ideología de género, más marxismo cultural, más movidas LGTBIQ, muy probablemente una ley para regular el derecho ciudadano a la eutanasia, más Soros y menos patria...

Sí, digo bien: más feminismo supremacista, abortista y contrario al don fecundo de la vida. Feminismo antipatriarcal del odio al hombre, como se pone de relieve en cada una de las manifestaciones feministas radicales en que muy palpablemente ese odio al hombre, ese odio al varón (nada menos que Freud denominaba a tal odio la envidia del falo) acaba llevando a la apología de la muy totalitaria y perniciosa ideología de género y del derecho al aborto (aborto libre y gratuito), que es un crimen horrendo y deleznable. Todo ello convenientemente salpimentado con consignas tan irrespetuosas como "si los obispos pariesen, el aborto sería un sacramento", "nosotras parimos, nosotras decidimos", "sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios", "la Virgen María también abortaría", "menos rosarios y más bolas chinas", "el Papa no nos deja comernos las almejas", "hay que quemar la Conferencia Episcopal por machista y patriarcal"... Mas da igual, siempre viene a dar igual: "Santiago Abascal fascista, machista, facha, nazi... La extrema derecha fascista es enemiga de nuestros derechos feministas, nos odia a nosotras porque somos mujeres...".

En fin: ahora que pongo el punto final a esta breve reflexión, justo a las puertas de un nuevo año que puede ver la luz -que de hecho va a ver la luz- ensombrecido por esa auténtica desgracia para España que sería -que de hecho va a ser- un pacto PSOE, Podemos y separatistas vascos y catalanes, ya pueden espetarme las injurias, insultos, descalificaciones e improperios de rigor en estos casos: "facha, fascista, retrógrado, enemigo de las mujeres"…


31 de diciembre (San Silvestre), 2019. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social




sábado, 28 de diciembre de 2019

"En honor a la verdad, aunque duela"



Mucha atención a los cuatro párrafos siguientes. Pertenecen a Laureano Benítez Grande-Caballero, que es lo mismo que detallar que provienen de su artículo titulado "El franquismo no fue fascista (I): La Reconquista de España" (17/6/2019), el cual a su vez está extraído de El Himalaya de mentiras de la memoria histórica, ni que añadir que del mismo autor.

Nacido en Sevilla en 1952, y encandilado en su momento, como ocurrió a tantos españoles -salvando todas las distancias que haya que salvar, también a quien estas líneas escribe-, por los cantos de sirena, demagogias, castillos en el aire y, en definitiva, embustes y mentiras de los partidos de izquierdas, el historiador, conferenciante, escritor y apologeta de la fe católica Grande-Caballero es un incansable divulgador de las esencias, raíces y verdades de la España católica, y por católica identitaria y patriota, cuya voz se hace muy presente en diversos digitales identitarios y patriotas españoles: El Correo de Madrid, Alerta Digital, El Español Digital... 


Ahí van:


Responder al interrogante de si el Régimen de Franco fue o no fascista ha motivado un amplio debate historiográfico que, partiendo de posturas encontradas y diversas corrientes interpretativas, ha desembocado en una conclusión unánime: Franco no fue fascista. Da igual la adscripción ideológica del investigador, porque el resultado final siempre es el mismo, con más o menos matices. Esto quiere decir que hoy en día solo llaman fascista a Franco los descerebrados, los aborregados, los manipuladores, los embusteros, los adoctrinadores, los progres que no tienen ni idea de la historia, que se limitan a repetir bobaliconamente las consignas lobotomizadoras.
La unanimidad sobre este punto es tal, que incluso en la misma Wikipedia —la enciclopedia de Soros— se afirma que la catalogación de este régimen dentro del fascismo suele ser rechazada o discutida por parte de los especialistas en el tema.
Y no solamente el franquismo no fue fascista, sino que más bien hay que situarlo en bastantes de sus coordenadas ideológicas justo en las antípodas del fascismo.
Por unanimidad, todos los autores consideran que el nacionalcatolicismo franquista es el mayor factor que diferencia al franquismo del fascismo, puesto que éste hunde sus raíces en una ideología idealista, vitalista y voluntarista ―en palabras de Stanley Paine―, profundamente pagana, que pretende cambiar y ordenar un mundo sumido en el caos usando para ello la acción, la fuerza de la voluntad, la energía de élites superiores ―el «superhombre» de Nietzsche—, incluso la violencia, creencia que otorga al fascismo una querencia por la guerra y el imperialismo. Es decir, que el fascismo es un movimiento descristianizado, fundamentado en componentes fuertemente sincretistas que después se integraron en la «Nueva Era».


Gracias, Laureano Benítez Grande-Caballero, por tus palabras (permíteme el tuteo, aunque me lleves algunos lustros de diferencia en edad y sobre todo no nos conozcamos de nada, tal confianza por obra y gracia de la fraternidad entre católicos y por el frente común de lucha contra la ideología progre imperante por todas partes, hija putativa del globalismo del NOM que tan bien analizas en tus escritos), que me vienen al pelo frente a tanta injuria que ya vengo recibiendo precisamente proveniente de esos "descerebrados progres, perroflautas, filocomunistas y demás familia", por salirse servidor de los tópicos y mitologemas de lo políticamente correcto. Resultado de imagen de fascismo

Gracias, sí, por más que yo mismo también he bebido de otras fuentes y he leído de otros historiadores similares advertencias: Ricardo de la Cierva, Stanley Paine, Luis Pío Moa...

Solo que ya se sabe: no hay peor ciego que el que no quiere ver. Así, no puedo evitar traer a la memoria aquí y ahora los furibundos denuestos contra Franco (invariablemente acusado de "criminal fascista, golpista genocida, asesino destructor de la legalidad democrática de la Segunda República"...) espetados por ciertos comunistas, filocomunistas, podemitas y demás indigentes mentales y morales que hasta hablan por ciertas ondas radiofónicas atlánticas... Menuda patulea de malvados enemigos del Dios Uno y Trino, de la Iglesia y de España.

Por más que con todo, lo más ignominioso de todo este asunto es que tales denuestos e injurias contra Francisco Franco los vierten individuos e individuas a los que no les tiembla el pulso a la hora de reivindicar la memoria, esto es, los dichos y hechos (es decir, en gran medida al menos sus crímenes de lesa humanidad) de la consabida cohorte de dirigentes comunistas: Lenin, Mao, Che Guevara, Fidel Castro...

Ni tampoco les tiembla si se trata de echar balones fuera cuando es preciso buscar culpabilidades y alianzas con el narcotráfico establecidas por narcodictaduras como la chavista en Venezuela, como la de Evo Morales en Bolivia, desde la cual se ha financiado a Podemos con dinero procedente del narcotráfico, ¡a Podemos, nada menos, el partido que conformará una coalición de gobierno con el PSOE del ínclito Pedro Sánchez! . 


Por lo demás, para escandalizarse ante los excesos y las manipulaciones de la progresía no hay que ser ni franquista ni propiamente de derechas (considero que este sería mi caso, y el de otros tantos), sino simplemente cultivar el amor por el Dios Uno y Trino, por la Iglesia y por España. Cultivados en el tiempo y en el espacio estos amores, y en la lectura e investigación en fuentes honestas y fidedignas, uno va descubriendo -digámoslo parafraseando el título del libro de Laureano Benítez que citábamos al principio de este escrito- un auténtico Himalaya de mentiras propaladas por comunistas, sociatas, podemitas, feministas radicales, separatistas o independentistas, nacionalistas de izquierdas...

Hasta que se acaba cayendo del caballo, ya sea al precio de que te hayan venido insultando invariablemente con los tópicos al uso de la progresía y el perroflautismo: "facha, fascista, fachilla, neofranquista, insolidario, tóxico, destilador de odio, reaccionario...".

Por cierto, ¿fascista? Curioso. El fascismo procede del socialismo, como es bien sabido, en el marco de la política italiana entre el último tercio del siglo XIX y el primero del XX. Benito Mussolini (quien en vida recibió un importante premio en reconocimiento a su "valía" como socialista miembro destacado del Partido Socialista Italiano), su máxima figura, etcétera. Fascismo que es hijo de la modernidad: positivismo, idealismo, vitalismo, la sombra alargada de Nietzsche (la idea del superhombre que, más allá de todo posible designio y voluntad y plan procedentes de Dios, intenta imponer su voluntad de dominio para configurar sistemas sociales y de gobierno que hagan frente al caos consubstancial al mundo), la noción de imperio en claves neopaganas a la que habría que aspirar usando incluso la violencia... 

Nada de lo anterior estuvo presente en el franquismo, y ni siquiera en la Falange, salvo, tal vez, muy tímidamente y de manera embrionaria en el pensamiento inicial de Ramiro Ledesma Ramos (por cierto, hoy conocemos que se "arrepintió y se convirtió y confesó sus pecados" en la cárcel en que estaba condenado a muerte) y alguno que otro teórico jonsista o falangista de la primera hora, y pare usted de contar. 

Y asimismo el fascismo no produjo en total una mortandad ni 10 veces inferior a la que ha producido en menos de un siglo el comunismo, solo que ni con estas: para los progres, ser fascista es lo peor que hay. Es decir: si te endilgan el sambenito de fascista, ya estás perdido, por más que eso del fascismo no vaya contigo salvo como asunto de investigación y estudio.

En fin, seguiremos informando y luchando por la verdad, en el seno de esta sociedad nihilista, relativista a tope, desnortada por secularizada-descristianizada, hundida en el fango de la llamada postverdad.

Más ahora en que tenebrosos nubarrones se ciernen sobre España tras haberse hecho público ayer por la tarde día 30 de diciembre, el pacto de gobierno de la nación entre PSOE y Unidas Podemos, más el más que seguro apoyo necesario para tal gobernabilidad procedente de los separatistas vascos y catalanes.

Cada vez más alejada España de las raíces cristianas (más en concreto, católicas) que configuraron su ser, toda su entraña, durante 2.000 años. Cada vez más amenazada España por una suerte desleal y traidora de Frente Popular II, que no hará más que agudizar el neopaganismo, el laicismo y la apostasía imperantes, y la bajada de pantalones a los intereses del NOM. 


28 de diciembre, 2019. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

martes, 24 de diciembre de 2019


"No se trata de ciencia ficción, aunque bien lo pudiera parecer"




El fragmento que copiaré, de apenas tres párrafos, no pertenece al género de la ciencia ficción, por más que a priori lo pudiera parecer; ni es tampoco un inédito, recién hallado entre recortes viejos olvidados o entremetidos en libros igual de viejos, escrito en su momento por el magistral George Orwell, ex del POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista) y autor del clásicos de la literatura de ciencia ficción distópica como 1984 o Rebelión en la granja; pertenece a una célula de activistas animalistas. 

Como éramos pocos parió la abuela, esto es, pasen y lean (las cursivas son nuestras): 


En muchos lugares del mundo durante el mes de julio se viola a una cantidad infinita de ovejas para, 150 días después, en las celebraciones de Navidad, asesinar con menos de un mes de vida a los millones de bebés que darán a luz. Son bebés que apenas han abierto los ojos y han podido caminar o jugar, son corderos lechales, es decir, que todavía se alimentan exclusivamente de la leche de sus madres.

Familias compuestas por abuelos, padres, hijos y madres humanas trincharán en sus platos bien servidos y en lujosas y decoradas mesas, los cuerpos sin vida de bebés asesinados para festejar las fiestas de esos humanos que, curiosamente, promueven la unión familiar, la compasión y la paz. Un año más, en las granjas, las madres hacinadas llorarán en silencio el secuestro de sus bebés.

Este año puede ser diferente para todas, ¡este año puedes elegir el respeto y la vida! No compres bebés asesinados, celebra la vida con comida vegana, natural y saludable para todas. Con nuestras decisiones de hoy haremos posible que llegue ese día en el que todas las familias puedan mantenerse unidas.


Sí: como éramos pocos parió la abuela. O lo que es lo mismo: España convertida en un desierto demográfico (ya ha habido años en los últimos lustros con más defunciones que nacimientos); la unidad de la patria amenazada por el vacío de poder y la presidencia en funciones del ínclito Pedro Sánchez, en conversaciones con el comunista bolivariano Pablo Iglesias y con los separatistas vascos y catalanes, seculares enemigos de España; la Iglesia católica sumida en una pavorosa apostasía y crisis interna de todo tipo (disciplinar, doctrinal, ¡dichosos, así pues, los hombres y mujeres hijos de la Iglesia que siguen siendo luz en medio de las tinieblas!); las políticas impuestas por el NOM que amenazan con dinamitar los valores y fundamentos de la civilización cristiana; el crimen del aborto impulsado por una izquierda cainita y desalmada, y asimismo justificado por una dizque derecha cobarde y acomplejada (por cierto, justificado por el perroflautismo animalista: los animalistas, salvo alguna rara excepción que siempre pudiera haber, lo mismo que lloran sin consuelo y a moco tendido ante un camión con corderos o cochinos rumbo al matadero, aplauden el muy feminista-supremacista derecho al aborto, y también llegan a celebrar los percances incluso mortales que sufren toreros, cazadores, pescadores y jinetes hípicos); la esclavitud infantil que sigue afectando a docenas de millones de niños en todo el mundo; el desempleo que ya supera ampliamente la cifra de 3.000.000 de afectados, y con tendencia a seguir creciendo imparable, pues si finalmente pactan PSOE, Podemos y separatistas, la debacle de nuestra economía está garantizada; los problemas que acarrea la inmigración descontrolada (casi a diario arriban pateras a nuestras costas españolas); la paganización, secularización y descristianización ya harto radicales de nuestra sociedad; el vacío axiológico y existencial, ya meramente nihilista, en el que chapotea en no poca medida la juventud española, etcétera, y resulta que a los animalistas no se les ocurre una parida más alucinada que la que acabo yo mismo de traer aquí y ahora.Resultado de imagen de george orwell

Dan ganas de llorar, ciertamente, ante la bajura de la debacle moral que estamos viviendo en nuestros días en España. O lo que es lo mismo: ¿Qué ha tenido que pasar en la conciencia colectiva, digámoslo así, para que doctrinas tan rocambolescas y absurdas como la que expresan los tres párrafos que me he permitido reproducir tengan su auditorio en nuestras sociedades postmodernas? ¿Qué ha tenido que pasar para que huestes y cohortes como las conformadas por los animalistas, ahora que es Adviento e inminente Navidad, en vez de confesar a Cristo (el Señor, el Mesías, el Salvador, la Segunda Persona de la Trinidad Santa), se dediquen a llorar sin consuelo por las esquinas por el asesinato de los bebés de las mamás ovejas u ovejas mamás?

Para mí está muy clara la causa o respuesta si acudo a tres citas de autoridad, citadas de más recientes a más lejanas en el tiempo. A saber: nuestro papa emérito Benedicto XVI y su dictadura del relativismo; el teólogo jesuita francés, perito en el Vaticano II y brevemente cardenal Henry de Lubac, con el solo título de una de sus obras más celebradas: El drama del humanismo ateo; el genial Chesterton, converso al catolicismo: "Cuando el hombre deja de creer en Dios, pasa a creer en cualquier cosa".

En efecto: mundo vacío de Dios, Europa que ha vuelto la espalda a sus raíces cristianas, sociedades en que impera la postverdad y el postcristianismo. Hasta el extremo de que no raramente las verdades, los motivos y las liturgias de la fe católica mueven a mofa y befa en no pocos de los ciudadanos y ciudadanas de la ciudad secular. Y no otra sino esta es la atmósfera epocal, desde luego, por más que en efecto siga habiendo sed de Dios en la ciudad secular.

Por lo demás, claro que no tenemos derecho al derrotismo, el Señor es siempre el mismo ayer, hoy y mañana, y asimismo nunca en la historia de la Iglesia han faltado (ni faltarán: tenemos la promesa del propio Cristo y la acción de la gracia del Espíritu de Dios) héroes, testigos y santos de todo estado, edad y condición, de manera que la constatación frecuente de la tenebrosa apostasía que impera en la sociedad española actual, y también en toda la Iglesia universal, no debe conducirnos al derrotismo y al desaliento (a mí el primero que no, que a veces me ahogo en un vaso de agua). 

Así pues, a modo de conclusión: causar innecesario dolor a un animal (no entramos en estas líneas en la cuestión disputada de si los animales sufren en verdad o no sufren) es una práctica en efecto injustificable e inadmisible que hace frontera con actitudes sádicas. Porque los animales tienen una cierta dignidad como criaturas que son de Dios, subordinadas al hombre, y este a Dios. Por lo demás, doctrina tradicional de la Iglesia al respecto de lo que aquí seguimos sobre la que el santo papa Juan Pablo II quiso arrojar alguna nueva luz enseñando aquello de que “los animales tienen una especie de soplo divino, de anima”. De modo que sobre este particular puede haber un consenso generalizado.

Sin embargo, la tauromaquia no cabe entenderla como proponen sus detractores: "Es una tortura perpetrada por sádicos maltratadores a animales indefensos", sostienen. Sostener esto es una necedad que manifiesta tan grosero desconocimiento de la secular práctica de la tauromaquia (sus valores artísticos, éticos, cinegéticos, ecológicos, antropológicos, culturales, hispánicos, económicos, gastronómicos...), que sobran añadidos comentarios. (Y ojo al dato: lo dice alguien que vierte su opinión en estas líneas y que no es aficionado a la tauromaquia en modo alguno, y que es consciente de que no todos los intereses económicos que se mueven en el mundo del toreo cabe aceptarlos como nítidamente legítimos.)

Como tampoco lo es de la caza ni de la pesca, en cualquiera de sus modalidades: ya he confesado en algunos de mis escritos que en lo tocante a disparar con armas, ya sean de aire comprimido, no le acertara ni a un saco de papas colocado a 10 metros de distancia; y en lo tocante a cañas de pescar, nunca aprendí a manipular como es debido los carretes de las cañas, a pesar de vivir de siempre a escasos kilómetros del mar. Pero las comprendo, las acepto, las defiendo aunque no las practique: la caza es tan vieja como la hominización misma (van de la mano bipedestación, descubrimiento del fuego, práctica de la caza y de la pesca, domesticación de animales ya en la última fase del Paleolítico pero sobre todo durante el Neolítico...), hasta el extremo de que es consustancial a la condición humana el que siga habiendo en todo el mundo cientos de millones de personas que desean practicarla, porque les motiva, les llena, les gusta, les interesa, les hace felices, les hace practicar deporte sintiendo el latido de la madre naturaleza... Y lo mismo por lo que dice a la pesca.

En definitiva, frente a la avalancha actual de ideologías y doctrinas deshumanizadoras y despersonalizadoras (hijas putativas de ciertas corrientes que abogan por la deconstrucción de los pilares de la tradición judeocristiana) urge el seguir vertebrando un discurso que ponga al hombre (varón y hembra) en el lugar que se merece, en la centralidad que se merece, según el orden creado por el Creador: Dios, el hombre, el reino animal, ¡esta debe seguir siendo la pirámide!

Administrador el hombre de la casa común que es el planeta Tierra, al que el Homo sapiens sapiens ha tratado a menudo muy tóxica y destructivamente, con autoridad despótica sobre el resto de los seres vivos, es preciso reconocerlo, pero sin que ello comporte el rebajar al hombre (varón y hembra) de la posición de podium que le pertenece por derecho divino.


24 de diciembre, 2019. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.