Y san Pablo dice lo que dice de la Resurección es porque es lo que avala el sacrificio de la Cruz, no porque lo sustituya, supere o mejore. Y de hecho lo que San Pablo cree al respecto queda muy claro, por ejemplo, en la primera carta a los Corintios: "Pues me propuse no saber otra cosa entre vosotros, sino a Jesucristo, y a Éste crucificado.". Otra cosa es que para los modernistas la Cruz es solo locura y escándalo.
Tercera. Sí, cómo negar o callar esta evidencia: es innegable que, en palabras del papa Benedicto XVI, "la barca de Pedro hace aguas por todas partes y amenaza con hundirse", en parte por culpa del mal ejemplo de quien estas líneas escribe, en parte por culpa del mal ejemplo del propio Benedicto XVI, en parte por culpa del mal ejemplo de millones y millones de católicos de toda edad, estado y condición. De acuerdo: esto también es innegable. Porque siempre será verdad que la Iglesia es santa por Cristo, su fundador, el solo santo, y pecadora por todos sus hijos e hijas, yo el primero. Pero qué quieren que les diga, me parece una pasada eso de por más que les moleste a los modernistas de la secta del Vaticano II.
Cuarta. Claro que la Iglesia -nunca se insistirá lo bastante en esto- está hecha unos zorros, sumida en la más espantosa y tétrica apostasía (como que profetizado está que así habría de ser), que afecta de manera especialmente escandalosa y trágica a sus pastores, incluida la cúspide eclesial: obispos, cardenales... Pero aun así, sigo sin poder con ese por más que les moleste a los modernistas de la secta del Vaticano II.
Quinta. Con tal expresión, nuestro forista mete en el mismo saco a Leonardo Boff, Benjamín Forcano, Teresa Forcades, Juan Masià, Lucía Caram y a tantos otros y otras que van de superprogres heterodoxos -quienes no dudo que también son trigo, no solo cizaña, en una proporción o mezcla que no me corresponde a mí juzgar- y a la madre Verónica Berzosa, fundadora de Iessu Communio, una de las comunidades de vida religiosa contemplativa más pujantes y fecundas de nuestro tiempo. Usando esa expresión -un segundo y último ejemplo- mete en el mismo saco a Juan Pablo II y a Hans Küng, quien pese a su heterodoxia y buena vida burguesa no dudo que haya intentado servir a Cristo y a su Iglesia, y que Dios juzgará cuando le toque. ¿De una manera harto secularista y equivocada esa reflexión sobre Cristo y la Iglesia? Muy probablemente, solo que sin condenas sumarísimas vamos a escuchar al muy erudito profesor suizo, vamos a leerlo y a debatir sus escritos.
Sexta. Me parece que hasta podría el forista haber escrito algo así como "por desgracia, los frutos del Vaticano II no han sido siempre frutos buenos, saludables para la vida de la Iglesia y la nueva evangelización; muy al contrario, se han manifestado como frutos pochos, podridos..." Vale. Pero el cargarse completamente todo este acontecimiento eclesial de un plumazo espetando el muy categórico por mucho que les moleste a los modernistas de la secta del Vaticano II...
Séptima. ¿Por qué secta?, ¿cómo que secta? Desde qué acepción de la palabra secta cabe enjuiciar a todo el Concilio Vaticano II como secta? Desde luego, más sectaria me parece la actitud del que critica el Concilio de esa manera, rompiendo así con la comunión eclesial. Esto es lo propio de los espíritus sectarios: creerse en posesión de la verdad absoluta, y así acabar resquebrajando la unidad, incapaces o incapacitados de ver todo lo bueno, verdadero, noble, loable, positivo, humano, espiritual, edificante, bello, respetable y evangélico que hay en los que sienten, creen, aman y piensan distinto.
Octava. Tampoco creo desconocer que el Concilio Vaticano II -aunque no deseo afirmar que así lo pretendiera-, en efecto es causante o culpable de algunos de los males que asolan a la Iglesia actualmente. Pero no de todos, ni mucho menos. Porque además algunos de esos males, hoy muy grotescos, gangrenados, exagerados y como locos en metástasis ad intra y ad extra de la Iglesia, proceden de antes del Vaticano Segundo. Solo que siempre nos quedará París: ese por mucho que les moleste a los modernistas de la secta del Vaticano II...
Novena. Claro que hay sedevacantistas -quienes en el 99% de los casos nunca dan la cara, y así insultan, juzgan y condenan a troche y moche- que se refieren al Vaticano II con términos aún más duros, como Vaticueva, por ejemplo, término que así empleado o espetado me parece una falta de respeto tremenda, en verdad sí que propia de mentalidades sectarias. De manera que la expresión del forista que nos ocupa a mí particularmente -ya sobradamente lo sabemos; qué pesado puedo resultar, lo admito- me sigue pareciendo una falta de respeto.
Décima. A mí, sí, que sin embargo no me escandalizo cuando escucho a un comunicador, sobre todo desde Youtube, como el tinerfeño Pepe López, franquista confeso (ex de Fuerza Nueva) y hoy día entusiasta de Vox, referirse a los de Podemos como "mugre apestosa", a Pedro Sánchez como "sicópata, mentiroso e indigente mental"... No me escandalizan estos piropos; incluso, en mis escritos, los reproduzco a veces, o parecidos, pero el de nuestro forista referido a la Iglesia pasada a través del Concilio Vaticano II...
Undécima. Se me sigue indigestando. Cierto igualmente que no creo desconocer el daño demoledor a la fe católica, apostólica y romana que han hecho tantos curas, monjes, monjas, religiosos, religiosas y seglares de la órbita del progresismo. Hasta el extremo de que yo mismo en mis escritos más de una vez y de dos me he referido a todos ellos como "termitas, torpedos o caballos de Troya dentro de la Iglesia". Pero estos tíos y tías leen el Concilio a su manera, en clave rupturista, ultrasecularista, mundanizante, a mí ya no me dicen nada, o muy pero que muy poco, fieles a un supuesto espíritu conciliar que empero no se encuentra en la letra del citado acontecimiento eclesial. Para mí, sin ningún género de dudas no son voz autorizada para interpretar el Concilio.
Duodécima. También es posible que un cierto espíritu del mundo, un cierto pensamiento no católico, un ecumenismo mal entendido y un buenismo de corte masónico en lo tocante al diálogo interreligioso se colaran en las mentes más progresistas de entre los padres y peritos conciliares, quienes al parecer llevaron la batuta y la voz cantante. Y todo ello acabara impreso en algunas páginas de los documentos finales. Es muy probable todo esto. Pero ya saben, la famosa frasecita...
Decimotercera. Igualmente me desconcierta que de los seis papas que hasta ahora ha habido desde Juan XXIII hasta Francisco, la mitad ya sean santos (el inaugurador, Juan XXIII, el continuador-culminador de la obra, Pablo VI, y Juan Pablo II), y un cuarto esté en camino seguro de serlo (Juan Pablo I). Máxime considerando que al parecer el proceso de beatificación de Pío XII sigue medio parado, y que habría que retroceder hasta Pío X para encontrar al primer papa santo antes de los tres papas del Concilio ya canonizados (bueno, Pío Nono al menos es beato, y este papa antes de serlo fue un hombre bien liberal, de ideas masónicas o casi, y como vicario de Cristo ya devino hombre de rectísima doctrina, convocador del Concilio Vaticano I, promulgador del Syllabus contra los errores liberales de la modernidad...). Por no hablar de que de Pío X para atrás habría que retroceder varios siglos para encontrarnos con otro papa canonizado: nada menos que Pío V, el papa del Concilio de Trento. Y si consideramos además la cantidad de santos que han subido a los altares con Juan Pablo II e incluso con Francisco... Si bien, por otra parte, uno al acercarse un poco a la vida de personas canonizadas en las últimas décadas como los italianos Giuseppe Moscatti o Gianna Beretta Molla (ambos seglares, por cierto), fácilmente llega al convencimiento de que sí, en efecto, llevaron una vida ejemplar, heroica, santa. Aunque también le asalta a uno la sospecha de que igual no es oro todo lo que reluce cuando lee argumentos críticos -no de progres, los de progres no me interesan absolutamente nada- que hablan de que por qué tantos santos, cuando tradicionalmente la santidad en la Iglesia era reservada a muy pocos elegidos. Y por qué tantos papas del Concilio Vaticano II canonizados, ¿no será esta una forma de canonizar un Concilio, que en verdad ha traído más males que bienes?
Decimocuarta. Hace una partida de años escuché decir al ateo militante y, según sus admiradores, robustísimo intelectual Gonzalo Puente Ojea, que él conocía a más de un obispo católico que había perdido la fe. Entonces me pareció tal observación del ilustre diplomático y ensayista una bofetada en toda regla a la Iglesia, esto es, hecha pública con manifiesta intención de hacer daño. Y a mí me dolió como si me la hubieran dado a mí, la bofetada, pues no en balde he sido educado en la fe en grupos católicos para los cuales la amorosa fidelidad a los pastores de la Iglesia era (es) un deber incuestionable. Transcurridos algunos años, hasta nuestro tiempo histórico o rabiosa actualidad, escuchamos de voces tan lúcidas, bien informadas y fervientemente católicas como la del profesor Damián Galerón sentencias como esta: "La jerarquía de la Iglesia católica está hoy día, honrosas excepciones aparte, completamente infiltrada de pensamiento no católico, de marxismo cultural, de masonería y, en definitiva, de apostasía. Hasta el extremo de que hoy por hoy los jerarcas católicos parecen más esbirros de la agenda globalista del Nuevo Orden Mundial que pastores del rebaño según el corazón de Cristo. En ellos se cumple el Tercer Secreto de Fátima. En ellos y en el mismísimo Vaticano: Roma perderá la fe y será la sede del Anticristo (revelaciones de la Virgen en La Salette, etcétera)."
Decimoquinta. Ahora bien, lo que en sus clases, escritos y conferencias anuncia y denuncia el profesor Galerón, ¿viene a ser todo fruto podrido del Concilio Vaticano II? ¿Los pastores y jerarcas de la Iglesia sufren en nuestros días una tenebrosa crisis de fe causada por los desmanes del Concilio? Comoquiera que sea o por mucha verdad que haya en las opiniones del profesor Galerón, en este tiempo que nos toca vivir dramáticamente apocalíptico o a todas luces mucho lo parece, a mí me consuela la certeza de que sigue habiendo pastores buenos, celosos de sus ovejas, pastores según el corazón de Cristo.
Decimosexta consideración. La indiferencia religiosa imperante en la sociedad actual, sobre todo en Occidente, en efecto fruto de la radical apostasía reinante, lleva a riadas sin número de personas a un vivir tan alejadas de Dios, tan vacías, tan cerradas a la acción de la gracia santificante del Espíritu Santo, que fácilmente caen presas de las seducciones del Maligno. Personas
tan muertas, espiritualmente hablando, que ante ellas acaso lo
primero que quepa sentir es esto: “Perdónalos, Padre, porque no
saben lo que hacen” (cfr. Lucas 23, 34a). Personas que exhiben una conciencia y un ordenamiento moral completamente desajustados, carentes de la más elemental sintonía con lo que tradicionalmente se ha llamado las cosas de Dios, con el cumplir su voluntad, viviendo en gracia santificante. Solo que esta dramática realidad existencial de muchos, de las mayorías, ¿tiene como única o siquiera principal causa directa e inmediata el Concilio Vaticano II?
Decimoséptima y última consideración. Leemos en Mateo 12, 30-37:
<<El que no está conmigo, está contra mí, y el que no recoge conmigo, desparrama.
Por eso yo les digo: "Se perdonará a los hombres cualquier pecado y cualquier palabra escandalosa que hayan dicho contra Dios. Pero las calumnias contra el Espíritu Santo no tendrán perdón.
El que insulte al Hijo del Hombre podrá ser perdonado; en cambio, el que insulte al Espíritu Santo no será perdonado, ni en este mundo, ni en el otro.
Si se planta un árbol bueno, su fruto será bueno; si se planta un árbol malo, su fruto será malo, pues el árbol se conoce por sus frutos.
Raza de víboras, ¿cómo pueden hablar cosas buenas, siendo malos? Puesto que la boca habla de lo que está lleno el corazón.
El hombre bueno saca cosas buenas del tesoro que tiene adentro, y el que es malo, de su fondo malo saca cosas malas.
Yo les digo que en el día del juicio los hombres tendrán que dar cuenta hasta de las palabras ociosas que hayan dicho. Por tus palabras serás declarado justo, y por lo que diga vendrá tu condenación" >>
Como si Jesús nuestro Señor estuviese radiografiando a la perfección lo que acontece en nuestro tiempo histórico, 2.000 años transcurridos luego de pronunciadas y escritas estas palabras. En efecto: la abundancia de maldad, egoísmo, desamor, odios, envidias, ruindad, blasfemia, indiferencia religiosa y sistemático desprecio al prójimo es toda frutos podridos de un mundo que ha dado la espalda a Dios, que vive como si Dios no existiera. O con Dios o con el Maligno. Y es evidente que hoy en día muchas personas, de tan alejadas de Dios como viven, de tan mundanizadas, han devenido presas fáciles en las garras del Maligno, dominadas por Satanás. Esta es una trágica evidencia: muchedumbres de personas en nuestra actualidad viven totalmente al margen de Dios, cada vez más insensibles a la santidad de vida, la piedad, el orden moral... Solo que -siempre nuestra pregunta, nuestra alarma, nuestra perplejidad-, ¿tal estado de cosas es consecuencia del según ciertos analistas desastre del Concilio Vaticano II?
Y por último vamos con lo que nuestro forista escribe sobre el poeta Antonio Machado, uno
de los maestros indiscutibles de la poesía española contemporánea. El primero que en vida se proclamó como no católico fue el propio poeta de la Generación del 98. Y sin duda debió ser en alguna medida anticlerical, ¿cómo iba a ser que no entre los grupos intelectuales orientados más bien al pensamiento y el ideario progresistas de entonces? De ideales reformistas, a la par masónicos que librepensadores, según el modelo y la inspiración doctrinal de la Institución Libre de Enseñanza, no obstante la calidad literaria de Antonio Machado -y también el relieve de su calidad humana- son tales que lo hacen merecedor de que no se le endilguen ligerísimos comentarios tan despectivos como el del forista. Me parece a mí; y considero que no me rasgo las vestiduras aquí y ahora por expresar mi disconformidad con tales comentarios, ni es que de repente deje de reconocer que yo mismo con alguna frecuencia me uno a las voces que llaman a sujetos como Pablo Echenique, Echeminga Dominga, pongamos, o maldicen el día en que sujetos como Pedro Sánchez, alias Falconetti, o Pablo Iglesias el Coletas firmaron un pacto de gobierno que amenaza con traer a nuestra España la más espantosa de las ruinas económicas y morales.
Desde luego si lo hago, si me hago eco de alguna suerte de expresiones ridiculizantes espetadas contra tales sujetos, ¿hace falta volver a aclarar por qué es? La rabia que me producen individuos como los antementados, y otros tantos que se imagina el atento lector, es tal, es tal que "uno o habla así o revienta". Y sí, ya han visto: no me desdigo de llamar Echeminga Dominga a Pablo Echenique, deleznable como político, mas las breves palabras de nuestro forista referidas a D. Antonio Machado: "El masonazo de Machado decía con aquellos ripios de...
Hasta aquí.
17 de abril, 2020. Luis Alberto Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.