27/6/2010
Estos días estoy escuchando una caja con cuatro cedés que contienen grabaciones del genial Charlie Parker, alias The Bird. Son grabaciones comprendidas entre los años 49 y 52, obviamente del siglo pasado.
Pura genialidad del, posiblemente, mejor y más reputado saxofonista de toda la historia del jazz. Y eso que los hay muy grandes. Con Charlie Parker el saxo por momentos ríe, por momentos llora, por momentos como que juguetea, salta, se enfada, se calma... Y me hace pensar esta música en el prodigio de las higueras: las variedades más mediterráneas y de secano, con muy poca agua de lluvia dan unos higos que son para mí un manjar; Charlie Parker metió mucha porquería en su cuerpo (drogas sobre todo, las cuales precipitaron su muerte, sin duda), pero de su genio musical brotó una música tan llena de matices que...
Buena forma de inaugurar el verano. A sabiendas de que el gozo de estos días con la escucha de la música de Charlie Parker... Lo que decía el poeta Luis Cernuda: "No es el amor quien muere, somos nosotros mismos".
Sin esta música que escucho yo sería el que soy, lo más seguro, pero acaso menos dulce.
Luis Henríquez . 14 de mayo, 2013.
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