"Parece que nos une el gusto por Pink Floyd"

Procurando no entrar en juicios personales ad hominem, por más que tal propósito no sea tarea fácil dado que nos estamos ocupando de un sacerdote argentino recién consagrado obispo por el papa Francisco y todo ello está encendiendo los ánimos en algunas redes sociales y sitios de Internet por ser este eclesiástico quien dicen que es, lo que sí parece indubitable es que la secularización que nace del paganismo y de la apostasía imperantes ha alcanzado de pleno, brutal y radicalmente, a la Iglesia, pobre esposa del Esposo,  ¡la secularización dando en la diana de la Esposa!

Este neobispo argentino es aficionado a la música de Pink Floyd, dicen, que no es precisamente canto gregoriano. No me parece mal, ni modo; yo mismo, que estoy a años luz de ser santo aunque me sé llamado a serlo (llamada universal a la santidad para todo fiel católico), he escuchado varias veces toda la discografía del para mí genial grupo de rock sinfónico británico. De hecho, en mi olimpo particular mis bandas preferidas de rock son las que siguen y por este mismo orden: The Beatles, Pink Floyd, The Rolling Stones, Led Zepelin, Genesis, King Crimson, Emerson, Lake & Palmer, Yes, The Who, Deep Purple, , Crosby, Still, Nash & John, Supertramp (gustos un poco carcas los míos, lo reconozco). Solo que espero que el nuevo monseñor no confunda la “mística espacial” característica del sonido de Pink Floyd (excepcionalmente asociada a las drogas) con la verdadera mística de los santos y santas de Dios. Lo digo porque en el siempre muy informado Wanderer, no faltan voces que afirman que el nuevo obispo auxiliar de la diócesis argentina de Merlo-Moreno es bastante neomarxista, y ya esto sí sería un problema.

¿Que no? Ahora mismo desde las ondas atlánticas de Radio San Borondón (Canarias), están defendiendo al Che Guevara, a Evo Morales, a las guerrillas marxistas latinoamericanas y a los hermanos Castro; están bufando contra lo que llaman el avance imperialista de la derecha en toda Latinoamérica; protestan contra la “inconsistencia” de la política de izquierdas de la médico y presidente chilena Michelle Bachelet, empero decididamente partidaria del aborto, como buena socialista agnóstica que ella es; gritan enrabietados a favor de que el gobierno de Manuela Carmena en Madrid quite finalmente la placa de esa calle dedicada al “asesino” Millán-Astray, fundador de la Legión española (resulta cómico, por decir lo más suave, que los comunistas, defensores de las tiranías comunistas que por el mundo han sido, silencien el genocidio de 100.000.000 de personas en menos de un siglo en nombre del marxismo de Estado y acusen de asesinos a personajes ciertamente criticables, imperfectos, fascistas, falangistas o filofranquistas como el militar coruñés José Millán-Astray Terreros, pero…), porfían que a pesar de que en efecto la situación actual en la Venezuela de Nicolás Maduro es difícil, ni punto de comparación con la corrupción de la derechona en los tiempos de Carlos Andrés Pérez, Caldera…

Así que agüita, monseñor, si usted se define como neomarxista, o siquiera simpatizante de la causa, el neomarxismo implica aceptar a pie juntillas todo esto que yo he expuesto. Y por supuesto, el secular odio a Cristo y a la Iglesia, implícito, explícito, sutil, soterrado, rabiosamente manifiesto o medio pensionista, pero es innegable, está ahí, aflora: la izquierda radical -y esto lo pronuncia alguien que tampoco se considera de etiqueta de derechas; cada vez paso más de izquierdas, derechas y similares taxonomías al uso- no puede ocultar su odio a Cristo y a la Iglesia.

Así que ojo y marque el paso, monseñor. Desde luego, entre Millán- Astray y don Miguel de Unamuno (célebre el encontronazo que tuvieron ambos personajes), siempre preferiré al literato, profesor y filósofo español. Pero entre Millán-Astray y el Che, casi que prefiero al primero, por más que a ninguno de los dos tuviera como amigo, ni como referente ético lo tuviera, y aunque me sigan gustando Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, casi toda la llamada canción de autor, que es por naturaleza contestaría, de izquierdas. Y aunque me siga gustando Pink Floyd, como informan que te gusta a ti mismo, monseñor.

Pero mucho ojo, agüita, de verdad.

26 de septiembre, 2016. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

"Ya no desee repetir más esta dramática obviedad"

“Esto es la Iglesia. Una empresa de colocación donde lo menos importante es la fe, si es que alguno la tiene”.

Lo ha escrito. No con mi dinero, forista abundante en expresiones y notificaciones contundentes. Y es que es una muy obvia, palmaria y trágica evidencia; ciertamente, salpicada de innúmeras excepciones, porque en efecto la Iglesia es santa por su fundador Cristo e imperfecta y pecadora por sus miembros, y las fuerzas del mal no podrán con ella, según la promesa del Señor a sus discípulos en Mt 16, 18: : "Y ahora yo te digo: Tú eres Pedro, o sea Piedra, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y las fuerzas del infierno no la podrán vencer". Vale, de acuerdo.  

Y lo de "innúmeras excepciones" es porque si en la Iglesia que peregrina por Europa en efecto parece predominar la apostasía, el relativismo, la mundanidad más crasa, en suma, la tibieza, empero hay sectores de Iglesia militante, confesante e incluso martirial esparcidos África, el Próximo Oriente, Asia... De modo que lo de No con mi dinero es una denuncia hiperbólica que tiene su explicación y por ende su razón de ser.

Solo que hurguemos más en la herida. Así, si tal es la realidad eclesial en España, pongamos, ¿con qué categoría moral los obispos pueden recomendar a los fieles católicos el voto en conciencia si resulta que como obispos, o sea, pastores del rebaño, son los principales responsables de que la Iglesia a menudo parezca más lo que ha escrito No con mi dinero -y que yo reproduzco: “Una empresa de colocación donde lo menos importante es la fe"- que una comunidad universal de discípulos de Cristo?

Y son por tanto los principales causantes de que la Iglesia no promocione tanto militantes o evangelizadores fieles a Cristo y a su Iglesia en comunión con el Evangelio, la Tradición y el Magisterio, cuanto sí trepas, figurones, tibios (“A los tibios vomitaré de mi boca”,dice el Señor), mediocres políticamente correctos, arribistas, secularistas, antinatalistas, apóstatas, feministas proabortistas…

Tropa casi toda que, en gran medida, ha ido instalando sus tiendas en la Iglesia por la dejación pastoral de los que debieran ser animadores de la fe y celosos veladores de la doctrina, y sin embargo se han dedicado a verlas venir, verlas pasar, a pactar con lo mundano, a ejercer de políticamente correctos o simplemente a poner en práctica el nepotismo, secular mal de la Iglesia.

De modo que de tales barros, estos lodos, o siembra vientos y recoge tempestades. 

O dicho desde mi intrahistoria o existencialismo: a un forista también asiduo de este nido La cigüeña de la torre le molesta insufriblemente que una canción de las típicas de la primavera conciliar o reforma litúrgica del postconcilio (el Novus Ordo o misa en lenguas vernáculas) tenga como base melódica el "Blowing in the Wind" de Bob Dylan. Este forista, a quien hace meses otro se encargó de calificar de muy carca, de muy de derechas, prefiere el Vetus Ordo cargado de latines, canto gregoriano. A lo cual nada que objetar por mi parte; salvo esto, que debo haber confesado en mis escritos por lo menos 200 veces: es tanto el desprecio que he creído sufrir por parte de las autoridades eclesiales canariensis -aunque no solo han sido canariensis-, que me gustaría volver a escuchar completo a Bob Dylan.

29 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

"Bergoglio, 'Cifu", 'black music', la apostasía"

Mas luego de plantear mi perplejidad antecedente, en el debe de Jorge Mario Bergoglio como papa Francisco sí que me atreviera a señalar este: la Iglesia católica, hasta extremos acojonantes, sigue atestada de burócratas antimilitantes, papa Francisco, que no de militantes o evangelizadores entusiasmados con Jesucristo y su Iglesia, siempre en tensión de fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio.

En dos años de pontificado, yo al menos tengo por seguro que todo sigue igual en la inmensa mayoría de sectores y colectivos católicos y parroquias: tibieza por un tubo en la vivencia de la fe, mediocridad y adaptación a la mentalidad mundana, carrerismo y trepismo y nepotismo…

Habrá quien sostenga que el papa Francisco es el máximo responsable de que sigan abundando en la Iglesia todos los anteriores antivalores descatolizadores y no sobreabunde la gracia de la vida cristiana propiamente dicha. Que alguna culpa o responsabilidad tiene, indudable; mucha o poca, no sé:pregúntenle al argentino Wanderer, o al también argentino Antonio Caponetto. Empero, con más responsabilidad o con menos por su muy pontificia parte, la apostasía en la Iglesia no hace más que crecer. Como imparable.

La apostasía, sí. Como imparable. Hace tiempo que creo reconocer esto, el crecimiento, como enorme ola de maremoto, de la no tan silenciosa apostasía. De manera que siendo así de dramática mi constatación y habiendo sido quien estas líneas escribe una víctima de la inmisericorde hipocresía de ciertos canariensis eclesiásticos, con su episcopal titular a la cabeza de las operaciones, cómo no lamentar el no haber podido conocer de su viva voz la opinión que Juan Claudio Cifuentes Cifu tenía de divas de la música popular negra no específicamente del jazz. Me refiero, por ejemplo, a la opinión que el magistral difusor de la música de jazz tenía de figuras del blues, del soul o del gospel como Dinah Washington, Nina Simone, Aretha Franklin o Etta James.

Creo conocer que Cifu admiraba a Mahalia Jackson, la reina del gospel: recuerdo algún que otro programa suyo dedicado a la gran Mahalia, así, un concierto del gran Duke Ellington (uno de mis músicos de jazz preferidos) y de Mahalia Jackson. Lógica o consecuente , además, su aprobación de la música de Mahalia Jackson, pues a Juan Claudio Cifuentes Cifu le gustaban todas las músicas, menos el country. De manera que otros géneros, subgéneros o hasta estilos de la muy rica y racial música popular negra sin duda le debieron gustar mucho. Aunque no fuesen esas músicas negras exactamente jazz y él mismo no fuese un especial amante de la evolución del jazz hacia estilos como el free jazz, el jazz fusión, el jazz rock...

Pero acaso ya no será posible conocer de viva voz de Cifu estos pormenores; total, nos jugamos incompablemente más con el drama de esta desoladora apostasía que impera en la sociedad y en la Iglesia.

23 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.  

"El Sumo Pontífice, J. C.Cifuentes 'Cifu", la hipocresía de muchos"

Quién como Dios:

No me refiero a este blog, muy visitado; me he referido a otros, que no me parece oportuno citar; cualquiera los puede conocer, a un solo golpe de clic, de ahí me referencia.

Y aunque puede que no lograra expresarlo por impericia como escritor, mi intención, en mi comentario de las 7.15 pm, no fue otra que comparar la confidencia del bloguero Fernández de la Cigoña, que sí confiesa reconocer cosas buenas en el papa Francisco, y también de paso algunas preocupantes, comparar, decía, con las de otros católicos que le niegan absolutamente todo a Francisco. Todo. Incluso su condición de Papa legítimo pues, no ahorrando insultos e injurias, le dicen de todo menos bonito, lo despellejan vivo. Llegando al extremo de llamarlo incluso “maricón, cabrón, alimaña…”

¿Me explico? Es lo que quise dar a entender; y si no lo logré, la pena en primer lugar es para mí. Por mi parte, me considero muy crítico con la Iglesia, jerarquía incluida, pero sabedor de mi condición de pecador, no me es posible llamar “payaso diabólico” al papa Francisco, aunque discrepar de él, de algunos de sus pronunciamientos, sin mayor dificultad. Si bien tampoco, ni modo, hasta el extremo de afirmar que el 100% de lo que el papa Francisco hace, predica, preside, propone, escribe, estimula, aconseja, rechaza o aplaude es malísimo sin remedio y perverso. Aspecto este último que también quise poner de manifiesto.

Ciertamente, es de suma trascendencia todo este asunto, esta cuestión disputada sobre la legitimidad o no como sucesor de Pedro del cardenal arzobispo argentino Jorge Mario Bergoglio. Sin el menor asomo de duda. Pero una confidencia también por mi parte: me siento tan perjudicado, ninguneado, puteado por la ruin e inmisericorde hipocresía de ciertos canariensis eclesiásticos, que sin duda tengo en mucha más alta consideración los cientos, miles de horas que he invertido en los últimos lustros en escuchar Jazz porque sí y A todo jazz de Juan Claudio Cifuentes Cifu. 

Me figuro que alguien como tú, Quién como Dios -juraría que, como buen católico de derechas que seguro eres, te molesta que te tutee; a mí, sin embargo, me parece que lo más evangélico es tutear incluso a los obispos, según el ejemplo del propio Jesucristo con sus discípulos y el de estos entre sí-, tendrá preocupaciones mucho más elevadas, por graves y metafísicas, que algunas de las mías; empero entre estas mías, así pues no tan elevadas y sí más prosaicas, una de las que tengo es la de no haber alcanzado a escuchar de viva voz de Juan Claudio Cifuentes Cifu, que acaba de fallecer, qué opinión le merecía a él como experto, entusiasta, erudito y verdadero apóstol del jazz, la obra de un músico popular negro como Stevie Wonder; a mí, el gran Stevie me parece lo que acabo de escribir de él: algunas de sus piezas musicales están a la altura de lo mejor de The Beatles, de The Rolling Stones, de Pink Floyd o de Genesis, por solo citar a cuatro de las más grandes bandas de rock de todos los tiempos. 

Y así que me digan pagano o mal católico, Quién como Dios; igual lo soy, muy a mi pesar. Mas entre el placer que me ha proporcionado la erudita pasión por el jazz de Cifu, de la que tanto he disfrutado durante los últimos lustros, y la ruin e hipócrita mezquindad de ciertos eclesiásticos, no siempre canariensis, que me han querido joder la vida, y luego se laven las manos como Pilatos, no hay color. Te lo aseguro.

23 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.

"La barca de Pedro, 'Cifu', la apostasía, el jazz, la parusía"

P.Canali:

La Iglesia está llena de apóstatas. Y cuando escribo “llena” deseo incluir a muchos pastores, jerarcas… Pues como está profetizado, la crisis de fe propia de este tiempo de apostasía antecedente de la parusía o segunda venida de Cristo, afectará especialmente a los pastores. 

Pero el número que sea de ellos solo lo conoce Dios. Y si Roma acabará perdiendo la fe y devendrá la sede del Anticristo, como se afirma profetizara la Santísima Virgen en La Salette... Desde luego, para los católicos que afirman que Jorge Mario Bergoglio es el antipapa Francisco, heraldo del Anticristo, profeta de la masonería, etcétera, Bergoglio -a quien algunos de los tales prefieren llamar Beryi para echarle en cara su amistad con judíos- es un apóstata. Pero tal particular yo al menos lo ignoro; esto es, afirmo que sin duda hay obispos apóstatas, pero que lo sea nada menos que el Papa, pues no me atrevo a tanto; igual católicos con más perspicacia espiritual, sí.

Y en efecto, si usted y yo y el otro y la otra y aquellos de más allá procuramos no ser apóstatas, menos oscuridad habrá sin duda en esta Iglesia.Para mí indudablemente, como no me canso de repetir en mis escritos, atenazada por una pavorosa y dramática, casi mortal de necesidad, crisis de fe y de credibilidad. O lo que es lo mismo, mundanizada, saturada de incoherencias y de mediocridades y tibiezas a mansalva.

Ya ponerles nombres y apellidos a todas esas incoherencias, mediocridades y tibiezas, como que a mí al menos me cuesta más.

Buenas noches. Y con su permiso, P. Canali, me serenaré escuchando jazz con Juan Claudio Cifuentes Cifu, que acaba de fallecer. Usted no sabe que Juan Claudio Cifuentes Cifu fue uno de los hombres que más empeño puso en la difusión del jazz en España. Hasta el extremo de que no faltan periodistas, críticos y aficionados a esta música que han llegado a afirmar: "Cifu es el hombre que más sabe (sabía) de jazz de toda España, puede que de Europa, y del mundo..."

Los programas de jazz de Juan Claudio Cifuentes a menudo me hacían pensar en Dios, P. Canali, y hasta como desear rezarle a Dios. A sabiendas de todo lo pagana que es la música de jazz, género artístico característico del siglo XX: el jazz y el cine, los dos modos de arte emblemáticos y definidores del siglo XX, y aun de lo que llevamos de XXI. Pero reparaba en la asombrosa erudición sobre esta música de Cifu. Y concluía: Juan Claudio Cifuentes, que tiene edad para ser mi padre, es como si adorara el jazz: jazz porque sí, a toda hora, por la cara, porque me gusta, jazz por el jazz, a todo jazz... Y al exhibir tanta pasión por esta música es como si estuviese desafiando a Dios, que exige que se le ame por encima de todas las cosas, de todos los seres queridos...

Mas yo nunca pude juzgar a Juan Claudio Cifuentes Cifu: sus comentarios sobre la religión católica y sus entornos o eran muy progres o se limitaban a la exaltación de la religiosidad conversa de la gran pianista de jazz Mary Lou Williams (conversa del cristianismo bautista al catolicismo). Porque en su pasión por este género musical, P. Canali, había algo descomunalmente sacralizador.

23 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo:profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.