viernes, 3 de mayo de 2013

"¿Dos papas para reformar la Iglesia?"



En las "formas" son algo distintos, ciertamente, salta a la vista; pero en el "fondo", ¿qué significa que en el "fondo" el papa Francisco y el papa emérito Benedicto XVI son distintos?

¿Acaso es que el papa Francisco es partidario del aborto, al contrario que el emérito Benedicto? ¿Son distintos en el fondo, en ese fondo, porque Benedicto rechaza la legitimidad moral de la homosexualidad y en cambio el papa Francisco la tolera? ¿Tal vez lo son porque el papa Benedicto, ya desde su época de cardenal prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, condena la Teología de la Liberación, mientras que el papa Francisco la tolera y aun defiende?

No es así, para nada. Cualquiera mínimamente informado en asuntos eclesiales sabe que no es así. De manera que mi principal perplejidad sigue siendo esta, tantas veces expresada en foros como Atrio o como Religión Digital: la Iglesia católica sigue llena de "cristianos satélites", en expresión del papa Francisco, de cristianos "tibios" (expresión también suya).

Y si es así, es porque los responsables máximos son los pastores, que han ido tolerando todo esto, en nombre del diálogo con el mundo -que en principio está muy bien: como que a mí me fascina el cine de Michelangelo Antonioni-, en nombre de la apertura, en nombre del buenismo...

Desde luego, para una Iglesia así -que encima, como he confesado hasta aburrir a las ovejas aquí mismo en mi blog, me ha jodido a tope la vida, a mí, sí-, no es poca tentación el deseo de preferir convertirme en un experto en el cine de Michelangelo Antonioni -lo cual no soy, en modo alguno-, y mandar a paseo a tanto hipócrita eclesial...

Luis Henríquez. 3 de mayo, 2013.

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