Gracias por tu comentario, Javier:
Buenos días. Intentaré aplicarme algunas de las “lecciones” que aportas en tu comentario. Con todo, ya sabes que un punto de fricción entre nosotros es la acogida o no acogida que damos al Magisterio, respectivamente. Yo lo acepto y tú no; y sobre este particular, puede parecerte una idiotez el que yo lo acepte. Con todo, no voy a pormenorizar sobre este asunto, sobre este particular.
Sí, sobre lo incoherente de una Iglesia que, por boca o iniciativa de sus pastores, predica A y luego hace B. Sin embargo, no lo voy a hacer en este comentario, pues de hecho es lo que hago en casi todas mis intervenciones en Atrio. (Con todo, ni que aclarar que para Dios, todas las personas somos en mayor o menor medida incoherentes, hipócritas y pecadoras.)
Considero que el mal de fondo es la patética y espantosa crisis de fe que asola al Pueblo de Dios. Esto es: el materialismo, el egoísmo, el desamor, la insolidaridad, el hedonismo, el individualismo, la falta de ideales y de principios vinculantes o imperativos y hasta el escepticismo cínico, tan abundantes en la sociedad actual, son por desgracia actitudes que están muy presentes también en gentes de la Iglesia. A todos los niveles, en mayor o menor medida.
Ya sé que para ti no tiene mayor importancia, o puede que no la tenga, pero para mí, quizá por ingenuidad, quién sabe, es dramático que la inmensa mayoría de la gente joven pase de la Iglesia católica; y es más, no es menos preocupante que, de entre la minoría de gente joven que no pasa de la Iglesia, la mayoría sí pase del Magisterio. Hasta el extremo de que creo conocer a algunos de estos jóvenes católicos que, a pesar de vivir en lo profesional gracias a la Iglesia, pasan de su Magisterio.
Tales hipocresías e incoherencias son perfectamente conocidas por los pastores, por los jerarcas, y sin embargo yo al menos no capto que se haga realmente algo por cambiar tal situación. Al contrario: algunos de esos jóvenes a que me refiero, cuando les aprietas las tuercas sobre la contradicción tremenda existencial en la que viven inmersos, lo que hacen para defenderse es atacarte a ti, atacarlo a uno, a base incluso de acusaciones: difamador, resentido, odiador, cátaro, fanático…
Y la cosa es tan grave en la Iglesia católica, que en efecto como no tomes distancia de toda esa problemática, lo vas a pasar mal: casi nadie te va a prestar ni la más mínima de las atenciones, y puede incluso que se dediquen a sembrar la leyenda de que uno es un loco de atar, como sé que han tratado de hacer conmigo.
Nada más. Saludos y buen sábado.
2 comentarios:
Es verdad que la gente,sobre todo los jóvenes, se alejan cada vez más de la iglesia y eso me da mucha pena e impotencia, durante 15 años fui catequista y cuando veo a los que les dí catequesis, que ya son personas casadas y con hijos, tan alejados de todo los que les quise trasmitir me pregunto siempre en donde fallé.......claro que mi intención no era recoger los frutos, me limité a echar la semilla pero veo que estas semillas no germinan.Saludos
Repito: mientras nos tomábamos unas cañas, el cinéfilo y joven cineasta a que me he referido, lo menos 20 años más joven que yo, me espetó: "¿No crees que la Iglesia católica, en vista de la apostasía silenciosa de la mayoría de la juventud, corre peligro de desaparecer?"
"Buena pregunta, nada ociosa", le contesté. Porque desde luego, algo radicalmente distinto, no sé si esperanzador o tenebroso, se está gestando en las entrañas de esta sociedad.
Algo así como el parto de una criatura nueva, un cambio de era global.
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