sábado, 13 de abril de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (LXX)"



Javier:
 
Si en la Iglesia hubiese 12 discípulos del Resucitado del talante de Francisco de Asís…
 
La anterior es una paráfrasis o parafraseo de un conocido pensamiento del revolucionario marxista ruso Lenin: “Con 12 hombres como Francisco de Asís haríamos una estupenda revolución”.
 
No cabe duda de que Francisco de Asís -según el muy agudo psicólogo Nietzsche, el mejor discípulo de Jesús de Nazaret, que ya es mucho decir- fue un hombre, o sea, mortal, esto es, pecador. Pero en comparación con lo que hoy abunda en la Iglesia católica, amigo Javier -incluyéndome a mí, claro, que soy mediocre y pecador, a la vez que un puteado por la hipocresía miserable y canallesca eclesial-, claro que harían falta no digo 12 del talante de Francisco de Asís, serían bienvenidos miles, cientos de miles.
 
Sin duda, para mí sigue habiendo gente buena en la Iglesia católica: noble, honesta, solidaria, fraterna, justa, compasiva, magnífica gente. Junto a jetas de la peor ralea que hasta van de buenos solidarios por la vida, y por la Iglesia, tratando de chupar cámara, micrófono, voz y voto, protagonismo… Sin ser pobres, sin haber sufrido con los pobres, sin haber trabajado con algunos de esos pobres y marginados en el mundo obrero, participan en congresos, cursillos, ponencias y movidas en que incluso roban el protagonismo a los pobres… Que me lo roben a mí, el protagonismo que me debiera corresponder  -a mí que, aunque he compartido de múltiples maneras el modus vivendi y las penurias de los pobres, no soy propiamente un pobre-, pero que les roben el protagonismo incluso a los pobres, usurpándoles la voz, el protagonismo que les es propio…
 
Tú lo podrás creer o no, Javier -y otros que me lean-, pero la Iglesia católica está llena de jetas así. Repito que en ella hay gente muy buena, muy idealista, muy auténtica, muy noble (en todos los estamentos, en todos los estados de vida, en todas partes del orbe), pero también creo que hay cada jeta… Alguno que otro de esos jetas, sé que me han difamado y desollado vivo a mí, con el resultado de que la propia Iglesia católica por iniciativa de pastores y responsables me han puesto la puntilla… Pero aunque muy jodido para mí el asunto, lo que más importancia debería suscitar en la Iglesia católica es la presencia de todos esos jetas que viven a costa de la Iglesia sin servirla como ella teóricamente afirma que quiere ser servida.
 
Y desde luego, no es una cuestión de ser o no pecadores, de ser o no frágiles, falibles (todos y todas lo somos, en mayor o menor medida), sino que es cuestión de tener o no la caradura de vivir a costa de la Iglesia sin servir al Reino.
 
Solo que como ya he tenido ocasión de reconocer en este mismo portal, cuando te pronuncias como yo me pronuncio enseguida saltan a tu yugular: no juzgues, no siembres cizaña, paciencia, Dios te ama, el Espíritu sopla, la Iglesia somos todos, ya verás los cambios… Y así casi todo permanece igual.
 
De modo que por todo ello te doy la razón en esto muy concreto, Javier -o estoy tentado a dártela-: en vista de la abrumadora hipocresía eclesial imperante, nadar en la Iglesia sin guardar la ropa es muy arriesgado. Te puedes quedar con el culo al aire, incluso en pelota picada, y no precisamente muerto sino vivito y coleando, y entonces es muy probable que no vengan Franciscos a cubrirte tu desnudez ni tus necesidades.
 
Buen fin de semana.

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