No creo que el papa Francisco pueda "anular" la prohibición de que los divorciados vueltos a emparejar accedan a la comunión eucarística. Lo digo como simple opinión, que sospecho puede ser desmentida por alguien más informado que servidor.
Lo que sí podría lograr es que una parte de los alejados se acabara acercando a la vida de la Iglesia católica. Este es un gran reto de la Iglesia: precisamente, la llamada nueva evangelización. Porque yo lo que creo observar es que la juventud española en general vive tan al margen de la moral de católica...
¡Aquí en España es como si pareciera que el que no folla (perdón por la grosería: al pan pan y al vino vino) es tonto, el último de la fila del pelotón de los bobos! No exagero, ni tampoco estoy queriendo juzgar a nadie, es simplemente la realidad. Los valores de pureza, pudor, castidad, abstinencia sexual -que son los de Benedicto XVI, ciertamente, porque antes fueron los de Juan Pablo II y vienen a ser ahora los de Francisco, dado que son los de la Iglesia de siempre-, la mayoría de la juventud española no parece dispuesta a quererlos asumir.
sábado 27 abril 2013, 11:49
4 comentarios:
La Iglesia marca unas normas claras, es su responsabilidad, lo que yo creo es que nosotros tenemos la libertad (o nos la tomamos)de seguirlas al pie de la letra o según nuestra conciencia. Aquí está el punto que quema !!
Cierto. Pero es la propia Iglesia la que, apelando a esa libertad de conciencia, aclara: "La recta conciencia del católico ha de tratar de igualarse a la doctrina del Magisterio".
Y como suelo yo repetir: hoy día ni la mayoría de los que viven en lo profesional gracias a la Iglesia, demuestran con hechos esa fidelidad. Mientras que a mí, como tantas veces he tenido ocasión de querer explicar en este mi blog (y con más pormenor en mi libro "¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor"), siendo un militante que jamás ha negado en público su deseo de fidelidad al Magisterio y habiendo acumulado una cierta cultura interdisciplinar (literatura, arte, historia, filosofía, teología, historia de la iglesia, movimiento obrero, personalismo comunitario...) y habiendo renunciado a un trabajo por idealismo y por imprudencia "por causa del Reino", cuando les he pedido insistentemente ayuda a un montón de autoridades y responsables eclesiales, especialmente de mi Diócesis de Canarias, he obtenido como única respuesta el ninguneo, el vacío, el rechazo y el desprecio.
Pero en fin, una lección de todo esto: cómo se las gastan muchos en la Iglesia católica.
Saludos y gracias por su visita. Ya visitaré su blog, buen domingo.
Ay, del ninguneo, el vacío, el rechazo y el desprecio tengo yo tristes experiencias, pero pese a todo y a base de tesón conseguimos que las campanas de Lanuza volvieran a su campanario. Larga historia.
Gracias de nuevo por tu visita, "Trimbolera". Te debo una, varias, a tu blog. Cuenta con ello.
La Iglesia es santa por su fundador, el Solo Santo; es pecadora por personas como yo, pecadoras, y también por todos los eclesiásticos, los muy hipócritas, que han pasado de mí, que se han reído de mí, y que tienen la Iglesia atestada de mediocridades, trepas, figurones, burócratas, arribistas, mundanizantes y meros enchufados.
No me interesa esa gente para nada, lo siento. Me han despreciado a tope. Y sé que actúo mal, en claves cristianas, porque Cristo nos exhorta a que perdonemos las ofensas del prójimo. Lo reconozco. Pero ¡si es que muchos eclesiásticos se nota a la legua que no creen en el perdón cristiano! Si creyeran, no actuarían como actúan. De manera que por ello mismo, por lo hipócritas que son, la gente en masa ya pasa de ellos.
Un abrazo y buen domingo.
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