Creo que lo que define más y mejor al papa Francisco es algo que acaba de afirmar, a modo de exhortación, que es la manera expresiva propia de los papas (y obispos: en general, de los pastores de la Iglesia): “La incoherencia de vida de los fieles y de los pastores mina la credibilidad de la Iglesia”.
Coherencia de vida entre lo que se dice y lo que se hace, entre la fe que se profesa y la vida que se vive, entre el deseo de hacer obras, cosas, y los frutos del vivir. Porque salta a la vista que el papa Francisco es plenamente consciente de cuál es uno de los más graves problemas a que se enfrenta la Iglesia católica en la actualidad: su crisis de fe interna, la falta de credibilidad del testimonio de vida de muchos de sus hijos e hijas.
Buen día.