domingo, 13 de mayo de 2018

  1. No s’e ustedes, pero yo trato de ser cristiano, lo vengo tratando desde hace algo m’as de veinte años, en organizaciones apost’olicas, culturales y solidarias que, no s’e si para bien o para mal, son muy conscientes de pertenecer a una Iglesia pecadora, muy pecadora, s’olo que, hasta donde yo s’e de ellas, que creo es bastante, modestia aparte, no sobreabundan en expresiones despectivas hacia o contra la Iglesia. En esas organizaciones he tenido la dicha de conocer incluso a militantes ateos, sobre todo libertarios (Heleno Saña, por ejemplo, y destacados militantes de CGT y de CNT), que curiosamente se vienen manifestando, hasta donde me alcanza mi conocimiento, como muy respetuososw con la ICAR, tan pecadora pero, a mi juicio, tambi’en tan santa, por obra y gracia del solo Santo.
    De todas formas, all’a cada cual con sus rumias, sus cuitas y sus posiciones y ataques a la Iglesia. Comoquiera que sea y como si de una cebolla se tratara, voy a ir quitando capas a esa cebolla, para llegar hasta el meollo, si es que vale esta analog’ia. As’i, de la cebolla quitar’e las capas exteriores, es decir, todo lo que en la Iglesia es mediocridad, hipocres’ia,pacto con los poderosos, contubernios con la derecha pol’itica y econ’omica… Y llego hasta el coraz’on de la cebolla, es decir, hasta la defensa que la Iglesia (ICAR) hace del derecho a la vida. Y entonces me doy cuenta, o creo darme cuenta, de que con el auxilio de las Sagradas Escrituras, de la Tradici’on, del Magisterio, de las grandes corrientes de espiritualidad, e incluso de un cierto consenso que existe en el mundo cient’ifico, la Iglesia, muy santa y muy pecadora, afirma su rechazo total y sin fisuras al aborto.
    A mi juicio, no est’a bien que lo exija a todo el mundo, es decir, tambi’en a los que no son creyentes, a los que no son cat’olicos, a los estados aconfesionales, etc’etera; sin embargo, no veo mal que lo exija a los cat’olic@s, por m’as que conozco que hay asociaciones de cat’olic@s que, sorprendentemente, aprueban el aborto (”Cat’olicas por el derecho a decidir”, por ejemplo), contra el parecer del 99% de los obispos cat’olicos del mundo.
    Sin embargo, puede que el Magisterio de la ICAR est’e errado en su rechazo a ultranza del aborto; a decir verdad y de ser as’i, lleva equivocado entonces pr’acticamente dos mil años, desde antes de ese documento del per’iodo apost’olico que se llama “Didaj’e”.
    Recuerdo un encuentro en España con ese obispo excepcional y prof’etico que se llam’o Dom H’elder C’amara, abierto acxtualmente su proceso de beatificaci’on. Ante un grupo de militantes cristianos conden’o las causas del hambre, la explotaci’on del hombre por el hombre, la esclavitud infantil… y el aborto. San Francisco de As’is, para algunos el m’as grande santo de la Iglesia universal, amaba con pasi’on a la Iglesia, pastores incluidos,ante los que se arrodillaba derramando l’agrimas. San Antonio de Padua, el “santo s’ubito” m’as r’apido de la historia de las beatificaciones y canonizaciones, era muy duro en sus cr’iticas a la Iglesia, dur’isimo, pero amaba con pasi’on a la Esposa de Cristo.
    Por lo tanto, la ICAR debe aprender a convivir en democracia, s’i, ciertamente, pero no al precio de claudicar a lo que ella considera su raz’on de ser, su defensa de los valores evang’elicos, su defensa del derecho a la vida del nasciturus. Aunque ya se sabe que toda coherencia es poca, toda coherencia exigible a la Iglesia.
    Por lo dem’as, Paco Sala, tu comentario sobre las monjas,los curas y obispos me parece ofensivo, as’i de simple; y me extraña, porque si te presentas como un hombre ya curtido en mil batallas y ateo militante, esos menosprecios parecen de patio de colegio.
    Saludos y feliz entrada de año 2010.
  2. Carmen (Almendralejo)

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