domingo, 13 de mayo de 2018

Comentario de LUIS ALBERTO HENRÍQUEZ LORENZO

Para NOVA, JUANJO ROMERO, TEÓN (y otros, pues no me es posible por falta de tiempo contestar como pudiera ser debido o siquiera mejor en estos blogs):

Gracias por los comentarios de ustedes (siendo canario, me cuesta escribir "vuestros", pues no hablo así). En primer lugar nadie sensato (sea católico, ateo, agnóstico, politeísta,pagano, musulmán, judío, librepensador...) debiera dudar de que la Iglesia universal, santa y pecadora, santa y extremadamente pecadora, si lo preferimos así, tiene razón sólo si nos remite a Jesucristo. La pregunta a la Iglesia es la pregunta a Cristo.
Por ello mismo quién demonios va a poner en duda que los pecados y errores de la Iglesia son innúmeros. Sin embargo, una diferencia que creo existente entre un católica de verdad y un "crítico" desafecto hacia la Iglesia (ya sea éste librepensador, progre, "bon vivant", panteísta, secularista, filomasón...) es que el católico, junto con el reconocimiento de todos los males y pecados y errores que haya podido ocasionar a la humanidad la Iglesia, reconoce también, gozoso y agradecido, los logros, virtudes y buenas obras que esa misma Iglesia santa y pecadora ha regalado a la humanidad en dos mil años de historia. Y sigue regalando. Más difícilmente un progre, pero mucho lo que se dice mucho más difícilmente, reconocerá lo bueno que la Iglesia ha aportado a la humanidad.
Obviamente, este no es el espacio adecuado para entrar en concreciones y matices sobre el buen obrar y el mal obrar de la Iglesia durante dos mil años de historia.
Por lo demás, cuando hablo de persecusión a la Iglesia y de odio a lo cristiano, puede que exagere en mis palabras, acaso también en el propio diagnóstico; con todo, cuando me permito hablar así pienso por ejemplo en algunas webs que conozco -ya a ellas aquí mismo en InfoCatolica me he referido- que se autoconsideran más o menos ortodoxamente marxistas. En esas páginas, cuando se habla de la Iglesia católica todo son incomprensiones, insultos, imprecaciones, difamaciones... Una pasada. Y fíjense: todo ese arsenal perpetrado y espetado por los hijos, nietos y bisnietos de los que han ocasionado el asesinato de más de cien millones de personas en el mundo a través de regímenes de horror y de opresión del hombre por el hombre. Yo a esto, creo que más allá de fanatismos, lo llamo odio a lo cristiano en general y a la Iglesia católica en particular.
Con respecto a "Hipatia de Alejandría", de Amenábar (la tengo fresca, acabo de verla), no me ha gustado notablemente, cinematográficamente hablando, cinematográficamente considerada; más me han gustado otras cintas anteriores de Amenábar, con independencia de sus connotaciones ideológicas e incluso anticatólicas.
En "Hipatia de Alejandría" hay reconstrucciones históricas que deben ser claramente fruto de la imaginación artística del autor . Y esto, de ser así, es muy bueno que así sea. Otras reconstrucciones pretrendidamente históricas son claramente hipotéticas; algunas otras, empero, son bastante fieles a la verdad histórica que conocemos. Sin embargo, es muy palpable la intención de presentar, primero, a una Hipatia en clave femenista, muy actualizada, como muy moderna, muy de nuestros días (me supongo que el episodio del pañuelo mojado con sangre de la propia menstruación de Hipatia, aparte de contener todo un alegato feminista, es inventado por Amenábar y sus colaboradores), y segundo, a unos cristianos excesivamente fanatizados, belicosos, talibanescos y enemigos de la civilización y la cultura, cuando lo históricamente cierto es que la Iglesia (nunca insisteremos lo suficiente en que santa y pecadora y necesitada de reforma permanente) fue el puente, eslabón y garante en la transmisión del saber grecolatino, en la creación de los primeros centros de asistencia sanitaria, etcétera.
Mucho podría hablarse, incluso desde una perspectiva crítica, reformista, de la forma como ejercen su autoridad episcopal y jerárquica los obispos en la Iglesia, por ejemplo, o de cómo la han ejercido a lo largo de dos mil años. Se podría poner el dedo en la llaga de ese asunto hasta reconocer que en efecto a menudo ha sido excesivamente autoritaria, piramidal, alejada del común de los mortales, y por supuesto muy ligada al poder terrenal, a las riquezas... Pero de ahí a plantear, como hace la película, que el obispo Cirilo, futuro santo y doctor y Padre de la Iglesia, en la sede de Alejandría que le tocó pastorear fue poco menos que un déspoto terriblemete irascible, fanático a más no poder, viscedral intolerante antisemita e instigador de la sed de sangre y de venganza de las exaltadas turbas crisitanas... Ello ya es querer ir demasiado lejos en una propuesta artística que trata de mezclar lo propiamente creativo y ficcional con lo verazmente histórico.
LUIS ALBERTO HENRIQUEZ LORENZO.

13/10/09 3:52 PM

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