lunes, 14 de mayo de 2018

Comentario de benjamín perceval

Loable empeño el de los últimos "post" de este blog por defender, con luz y taquígrafos, la verdad sobre los casos de pederastia en la Iglesia católica en general, y en particular sobre los turbios tejemanes tendentes a tratar de involucrar al papa Benedicto XVI en la responsabilidad de ocultar algunos de esos casos, bien en su etapa al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio, como se aprestan siempre a apostillar los críticos y progres católicos), bien como obispo de una diócesis en Alemania, donde al aprecer habría conocido y ulteriormente encubierto el caso de un cura pederasta, cuyo movimiento de una parroquia habría consentido el actual Papa.

Algunas de esas voces progresistas piden la cabeza del Papa, no en plan,obvio, cabeza de san Juan Bautista, sino que piden su dimisión. Pues vale: imaginémonos que lo mejor para la Iglesia, según los diagnósticos y deseos de la progresía católica, es que el papa Benedicto XVI, es la dimisión de éste.

Y efectivamente ésta se produce. Entoces habrá que elegir a otro, con lo cual se reanudarán los problemas, es decir, el descontento de los progresistas eclesiales, pues lo seguro es que se elegirá a un hombre, mientras que muchos de ellos sueñan con que pueda ser papa una mujer algún día. Elegido el nuevo Papa, por supuesto célibe, suspirarán los progresistas eclesiales por el fin del celibato. Elegido el nuevo Papa, el que sea, volverá a manifestar la que es enseñanza secular de la Iglesia: no al aborto, no al divorcio, no a la eutanasia, no a la legilidad ni el reconocimiento civil de los matrimonios entre personales homosexuales... Es decir, el nuevo Papa elegido pastoreará la doctrina heredada de la Tradición, y esto les parecerá mal,les seguirá pareciendo mal, con lo cual, lógico, volveremos a estar en las mismas: tampoco ese obispo de Roma recién elegido con el nombre de Juan, Pablo, Pedro o el que sea, les convencerá.

De modo que entonces, ¿qué es lo que les convence? ¿Alguien como Dom Hélder Cámara les convencería? Vamos, y a mí también, a cualquiera no. Pero Dom Hélder estaba enamorado de la causa de los pobres porque estaba enamorado de Jesucristo y de su Iglesia, Papas incluidos, a los que públicamente defendía, con el riesgo de que ciertos progres lo acusaran de chochear por ello -fui testigo, siendo yo muy jovencito, de esto que digo, en España-. Y amaba profundamente la oración, el celibato, rechazaba el aborto, vivía con una radical pobreza franciscana, practicaba la mansedumbre, la no violencia activa, la mística contemplativa en la acción...

27/03/10 1:51 PM
 
 
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