"Debilitamiento de la pasión por la justicia (un ejemplo)"
Hace de ello menos de cien años, los cachorros de las
Juventudes Socialistas en vez de repartir preservativos repartirían, con toda
seguridad, octavillas convocantes a la solidaridad y a la pasión por la
justicia.
Y debió ser así no porque los jóvenes socialistas de entonces fueran
muy devotos católicos, sino porque preferían organizaran la revolución de la
justicia, en tanto hoy día, es muy obvio (salvo honrosas excepciones) que
prefieren organizar la de la gusticia*; pasión por la justicia, decreciente...
El sexo es muy importante, ya lo sé, cómo no, quién lo duda,
esto es, la sexualidad humana integral, gozosa, vivida desde la verdad de la entrega; y sé y reconozco asimismo que todos somos débiles, vamos, todo
esto y que quien esté libre de pecado... Sin embargo, una verdad puede que incuestionable es que, a mayor
implicación en las luchas solidarias, menos tiempo te ha de quedar para estrujarte el cerebro con problemas
sexuales.
Por ejemplo, el anarquista Ángel Pestaña llegó a confesar en un
escrito autobiográfico que, de tanto tiempo que le exigía la lucha solidaria, ni
tiempo tenía para su familia; sí, para su familia, no para ir de cama en cama
con condones repartidos por los nuevos cachorros socialistas, sin duda -por lo
menos por lo que yo conozco personalmente de ellos, loables excepciones aparte-,
unos pijos de tomo y lomo.
La crítica anterior mía es de
izquierdas, me parece -modestia aparte, gracias-, de modo que me mosquearía que
grupos de católicos progresistas me la vetasen, no la publicasen; bueno,
aterricemos: por mi experiencia creo ya conocer que me la vetarían seguro. Y
ello no me gusta, claro, pero no tanto porque no me la publiquen a mí -vamos,
por una cuestión ególatra exactamente- sino porque el hecho de no publicarla, lo
que a mi juicio más bien estaría poniendo de manifiesto es que en general a
muchos progresistas dizque católicos no les interesa el enfrentamiento con
los progresistas agnósticos o ateos; de hecho, los progresistas
católicos chocan más, pongamos que en asuntos como el aborto, con los llamados o
autollamados católicos conservadores, que con sus correligionariosno no creyentes
religiosos.
Quien estas líneas escribe para nada se considera persona de
derechas; sin embargo, y sin ánimo de cerrarme al debate ideológico y a la
controversia dialéctica en toda su salsa, no me duelen prendas ni se me caen los
anillos a la hora de alinearme con la derecha en el rechazo del aborto,
pongamos, sin ser yo, insisto, de derechas.
En cualquier caso, el problema es
más complejo, casi ni que decirlo habría; el breve espacio de esta colaboración
no da para más (01/11/09 10:23 pm).
11 de junio, 2018. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de Humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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