domingo, 13 de mayo de 2018

Comentario de benjamín perceval

Acabo de leer el artículo; nada que objetar, por más que, sinceramente, yo cada vez creo ser másconsciente de que voy a recibir ese sacramento como el amo de casa o la ama de casa que deben, aunque les pese y mortifique y aburra hasta la desesperación, limpiar una y mil veces el polvo por todos los rincones de la casa: la permanente impresión de que es exactamente el mismo polvo elque hay que limpiar.

Sin embargo, no para descargo y excusamiento de las innúmeras negligencias de los fieles seglares sino por amor a la verdad, he de decirte, P. Joan Antoni, que como a menudo se ha denunciado por aquí, son principalmente los curas los responsables de que la situación haya desembocado en loque ha desembocado, puesto que son precisamentelos curas los que han abandonado los confesionarios, casi como gatos que salen huyendo del agua -y no lo olvidemos que los gatos, llegado el caso, saben nadar muy bien; los curas que ya no confiesan,me supongo que sabrán volvera serbuenos confesores-.

Es más, conozco el caso de una chica joven, íntima amiga mía, que luego de permanecer años y lustros incluso comulgando asiduamente (domigo tras domingo y fiestas deguardar) sin jamás confesar, le contó al sacerdote con el que, por insistencia mía, tuvo a bien confesarse, y cuál no fue mi sorpresa al decirme ella misma que el sacerdote con el que acababa de confesar le había dicho, ignoro, lógico, con qué intención, que su proceder con el sacramento de la penitencia tampoco era algo especialmente grave y que no le diera más importancia al asunto. De modo que por lo que ella me contó, confidencialmente y sin revelarme, obviamente, nada de los pecados suyos que le acababa de revelar al confesor, puedo deducir que salió dela confesión un poco como ella misma entró, a saber, desconociendo la importancia trascendental de este sacramento, sin el cual no puede haber verdadera conversión cristiana católica, así de claro. Y por experiencia creo conocer que los muchos curas no son explícitos en este asunto, dejando claro, por ejemplo,que no hay ningún derecho a tomarse, como millones de fieles católicos hacen, por lo demás, la libertad de permanecer comulgando domingo tras domingo al tiempo que se pasan años,lustros y hasta décadas sin ponerse de rodillas en confesión delante de un sacerdote. Esto está pasando con inusitada frecuencia. Es el pan nuestro de cada día en las comunidades católicas. Cada vez hay más fieles que se apuntan a empujar ese carro. Y uno no ve que se haga nada especial al respecto.

Nada más.Saludos.

Desde luego, con sacerdotes así -ojo, sin entrar a juzgar sus conciencias ni su labor pastoral en otros cometidos o campos- ya me dirá usted paraqué se empeñan los papas y los obispos más sensibles a este tema, exhortar a los fieles sobre este asunto del sacramento de la penitencia y sobre cualesquiera otros concernientes a la fe.

27/03/10 12:21 PM
 
 
 
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