Comentario
de agustín álamo de la cruz
Mi trayectoria cristiana militante ha coincidido,
innúmeras veces, en frentes de lucha común con no pocos cristianos progres (en
su mayoría, católicos o que se dicen católicos); sin embargo, afirmaciones como
las recientes de Juan José Tamayo a propósito delinicio de sus Jornadas de
Teología de la Juan XXIII, puestas de relieve por el excelente bloguero Luis
Fernando en este post que nos convoca -felicidades, hermano, eres bueno
escribiendo incluso cuando me parece discrepar de tus opiniones- me parecen
increíblemente difíciles de asimilar incluso por parte de católicos con
conciencia crítica, con conciencia social, y que se siguen considerando
militantes de la izquierda.
Me explico. Podemos los católicos rezar a Dios por el Papa, pedir al Espíritu que lo ilumine en su delicada labor de pastor de la Iglesia universal; incluso, es lícito, me parece, desear que el Santo Padre sea más "siervo de los siervos de Dios" que "gobernador monárquico de la Iglesia universal" -cosa que un Francisco de Asís, por ejemplo, que se arrodillaba ante los obispos, también quería-; pero de ahí a insultarlo afirmando, como hace Tamayo, que "el papado es la institución fundamentalista por naturaleza". "Qué fuerte", que dirían nuestros adolescentes.
Pero prosigamos. El Magisterio -incluido el beato Juan XXIII- condena la contracepción; los teólogos y teólogas de la Asociación Juan XXIII, no. Siendo así, ¿quién sirve al diálogo eclesial en la pluralidad, ciertamente, pero con vocación a la unidad de la Iglesia universal?
El Magisterio -incluido, inequívocamente, Juan XXIII- condena el aborto, el divorcio, la posibilidad del acceso de la mujer al ministerio ordenado, la ideología de género... Los católicos progres de la Asociación Juan XXIII y demás convocados en torno a ésta, no. De modo que siendo así las cosas, ¿quién honra aquí la memoria y sobre todo la herencia espiritual y teológica del llamado "Papa bueno"?
En su delicioso libro "Orar", compendio de su pensamiento espiritual (editado en España por Planeta), el beato Juan XXIII, el "Papa bueno", exhorta a los católicos a ser obedientes a la Iglesia, Madre y Maestra, como bien recuerda Luis Fernando en su post. Los que se autoconsideran herederos espirituales del "Papa bueno", justo apelan a todo lo contrario, a una permanente actitud de disidencia eclesial. Extraño fenómeno, como poco.
En ese mismo libro, Juan XXIII exhorta a los matrimonios a vivir las bondades y noblezas del matrimonio cristiano, iglesia doméstica, escuela de solidaridad abierta generosamente a la vida (rechazo implícito y explícito de la contracepción) y a la espiritualidad en comunión con la Iglesia. Como buen hijo de campesinos, en la Italia profunda, el papa Roncalli debía tener muy claros cuáles eran los principios o fundamentos axiales de la vida. Empero, en los congresos de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, se habla elogiosamente de la contracepción, de la posibilidad del aborto, de los "nuevos modelos de familia" incluidos los formados por personas homosexuales, del feminismo de género -quien conozca el magisterio de Juan XXIII o haya leído un librito como "Orar", comprenderá que no tienen nada que ver con el feminismo de género-...
Acabo. Puede que los congresos de Teología promovidos por la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII sean absolutamente verdaderos, audaces, militantes, críticos,revolucionarios, proféticos y hasta clarividentes. Pero desde luego, ni son católicos, ni buscan la unidad de la fe católica, ni son en modo alguno expresión de la herencia espiritual y teológica de Juan XXIII.
Me explico. Podemos los católicos rezar a Dios por el Papa, pedir al Espíritu que lo ilumine en su delicada labor de pastor de la Iglesia universal; incluso, es lícito, me parece, desear que el Santo Padre sea más "siervo de los siervos de Dios" que "gobernador monárquico de la Iglesia universal" -cosa que un Francisco de Asís, por ejemplo, que se arrodillaba ante los obispos, también quería-; pero de ahí a insultarlo afirmando, como hace Tamayo, que "el papado es la institución fundamentalista por naturaleza". "Qué fuerte", que dirían nuestros adolescentes.
Pero prosigamos. El Magisterio -incluido el beato Juan XXIII- condena la contracepción; los teólogos y teólogas de la Asociación Juan XXIII, no. Siendo así, ¿quién sirve al diálogo eclesial en la pluralidad, ciertamente, pero con vocación a la unidad de la Iglesia universal?
El Magisterio -incluido, inequívocamente, Juan XXIII- condena el aborto, el divorcio, la posibilidad del acceso de la mujer al ministerio ordenado, la ideología de género... Los católicos progres de la Asociación Juan XXIII y demás convocados en torno a ésta, no. De modo que siendo así las cosas, ¿quién honra aquí la memoria y sobre todo la herencia espiritual y teológica del llamado "Papa bueno"?
En su delicioso libro "Orar", compendio de su pensamiento espiritual (editado en España por Planeta), el beato Juan XXIII, el "Papa bueno", exhorta a los católicos a ser obedientes a la Iglesia, Madre y Maestra, como bien recuerda Luis Fernando en su post. Los que se autoconsideran herederos espirituales del "Papa bueno", justo apelan a todo lo contrario, a una permanente actitud de disidencia eclesial. Extraño fenómeno, como poco.
En ese mismo libro, Juan XXIII exhorta a los matrimonios a vivir las bondades y noblezas del matrimonio cristiano, iglesia doméstica, escuela de solidaridad abierta generosamente a la vida (rechazo implícito y explícito de la contracepción) y a la espiritualidad en comunión con la Iglesia. Como buen hijo de campesinos, en la Italia profunda, el papa Roncalli debía tener muy claros cuáles eran los principios o fundamentos axiales de la vida. Empero, en los congresos de la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII, se habla elogiosamente de la contracepción, de la posibilidad del aborto, de los "nuevos modelos de familia" incluidos los formados por personas homosexuales, del feminismo de género -quien conozca el magisterio de Juan XXIII o haya leído un librito como "Orar", comprenderá que no tienen nada que ver con el feminismo de género-...
Acabo. Puede que los congresos de Teología promovidos por la Asociación de Teólogos y Teólogas Juan XXIII sean absolutamente verdaderos, audaces, militantes, críticos,revolucionarios, proféticos y hasta clarividentes. Pero desde luego, ni son católicos, ni buscan la unidad de la fe católica, ni son en modo alguno expresión de la herencia espiritual y teológica de Juan XXIII.
10/09/11 1:31 PM
INFOCATOLICA
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