Comentario de
agustín del camino real
Una cosa es ofrecer toda clase de cuidados paliativos,
incluso al precio de acortar una vida ya irreversiblemente "condenada" a caer en
manos de la hermana muerte. Esto la Iglesia católica, sin considerarlo el colmo
de la santidad posible, lo acepta. Pero otra cosa muy distinta es ofrecer la
posibilidad de que alguien libremente decida quitarse la vida, mejor, que los
médicos se la quiten, aunque su enfermedad no sea irreversible.
Más clara, el agua: es una vuelta de tuerca más del parece que irreversible proceso de rebeldía sin causa y sin medida de la criatura contra el Creador. El papa actual, Benedicto XVI, ha analizado muy bien, en su magisterio, todo ese proceso de "extrañamiento" de la criatura para con DIOS al que nos conduce inevitablemente una visión atea de la realidad. Es la consecunaica lógica de las intuiciones de F. Nietzsche, sólo que sin tragedia apenas -en la filosofía del genio filosófico alemán había al menos tragedia y radicalidad: ¡Hemos matado a DIOS, hombres!, ¡asumamos sus consecuencias!-: muerto DIOS, el hombre es el dueño absoluto de su destino. Muerto DIOS, no hay ontología posible; al no haber ontología posible, digámoslo así, no hay axiología que pueda proceder de DIOS, de manera que todo sistema de valores posibles ha de tener una dimensión particularmente inmanente y laica -a menudo, no importa que laicista-.
Así que ya no me extraña casi nada de las propuestas del ideario "socialista" del PSOE actual.
Más clara, el agua: es una vuelta de tuerca más del parece que irreversible proceso de rebeldía sin causa y sin medida de la criatura contra el Creador. El papa actual, Benedicto XVI, ha analizado muy bien, en su magisterio, todo ese proceso de "extrañamiento" de la criatura para con DIOS al que nos conduce inevitablemente una visión atea de la realidad. Es la consecunaica lógica de las intuiciones de F. Nietzsche, sólo que sin tragedia apenas -en la filosofía del genio filosófico alemán había al menos tragedia y radicalidad: ¡Hemos matado a DIOS, hombres!, ¡asumamos sus consecuencias!-: muerto DIOS, el hombre es el dueño absoluto de su destino. Muerto DIOS, no hay ontología posible; al no haber ontología posible, digámoslo así, no hay axiología que pueda proceder de DIOS, de manera que todo sistema de valores posibles ha de tener una dimensión particularmente inmanente y laica -a menudo, no importa que laicista-.
Así que ya no me extraña casi nada de las propuestas del ideario "socialista" del PSOE actual.
13/05/11 8:58 PM
INFOCATÓÑLICA
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