domingo, 13 de mayo de 2018

El filósofo francés Emmanuel Mounier (1905-1950, sin haber cumplido los 45 años) solía repetir esto: "Hay fidelidades que valen más que la propia vida".
Se refería a la fidelidad de las convicciones éticas o morales en orden a cumplir la voluntad de Dios, la construcción del Reino de Dios y su justicia. Mounier, maestro ideológico de no pocos políticos que se autodenominan de izquierdas y cristianos... En fin, sí, qué extraño testimonio de fidelidad a esos valores que valen más que la propia vida el que nos ha regalado recientemente José Bono.
Con testimonios como el suyo no habría mártires en la Iglesia, pues llegados los momentos de crucial prueba habrían preferido seguir los dictados del César en lugar de los de Dios... Ni habría confesantes en la bimilenaria historia de la Iglesia: un confesante es casi lo mismo que un mártir, sólo que la defensa de la fe no los hizo conocer, a ellos y ellas confesantes, la corona del martirio.
Desde luego a mí, que soy un cobardica y miedica casi por naturaleza, me gustaría un cristianismo acomodaticiO, secularizado, suavizado en sus exigencias, políticamente correcto... Sin embargo, habría un insoslayable problemón en ese cristianismo, a saber, no es el que predicó Jesucristo.
LUIS ALBERTO HENRÍQUEZ LORENZO

13/10/09 3:02 PM

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