lunes, 14 de mayo de 2018

Comentario de agustín del álamo

Solo Dios es el juez, esta verdad ha de quedar clara. Sin embargo, a mi juicio uno de los problemas al respecto de lo que aquí seguimos (la fidelidad o infidelidad de los fieles laicos, religiosos y religiosas, sacerdotes e incluso obispos al Magisterio), no es solamente el prurito y las nobles y casi siempre legítimas aspiraciones de las personas a la libertad, sino el hecho de que la Iglesia misma (esto es, sus mediaciones, sectores, secciones, instituciones, estructuras...)al estar en el mundo, aun sin querer formar parte del mundo acaba formando parte muy en exceso de los contubernios y desórdenes propios de "lo mundano". Me supongo que esa es una de las grandes tensiones del "ethos" evangélico: aquello del Señor que exhorta: "No te pido, Padre, que los saques del mundo, sino que no permitas que el mundo los trague, los devore".
Así las cosas, sin ánimo de juzgar a nadie en concreto lo que es fácilmente constatable es justamente lo que afirmo: muchas personas de la Iglesia, incluso con muy buena voluntad e intención en sus actitudes y actuaciones, se ven como "cogidas y atrapadas, condicionadas" por las exigencias del mundo.
Por lo demás, me temo que el gran reto es justamente desandar todo ese camino andado de "pactos, componendas y entendimientos" malsanos y deslegitimadores (deslegitimadores de la esencia de la fe y la doctrina católicas verdaderas) con el mundo; mejor, con lo mundano del mundo, puesto que el mundo, la Tierra, la humanidad, son obras bellas y buenas de Dios mismo.

06/02/10 1:37 PM
 
 
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