domingo, 13 de mayo de 2018

Comentario de alejandro del real
Su articulo es denso y erudito, com corresponde a un contrastado teologo y obispo. Sin embargo, permite que le diga que, o no comprendo del todo bien una afirmacion suya, o simplemente no estoy de acuerdo. Me refiero a la afirmacion suya: "Dios esta en Haiti recogiendo a tantos muertos por las fuerzas ciegas de la naturaleza por culpa del egoismo de los humanos". Si no entiendo mal, su afirmacion es que las fuerzas ciegas de la naturaleza son asi de ciegas por causa del egoismo humano. Sorpendente, pueso que yo empero mas bien creia que esas fuerzas ciegas de la naturaleza estan ahi "permitidas" por Dios sin saber los humanos por que suceden, por que el mecanismo de la creacion es el que es y no otro posible.
Cabria preguntar si todas las erupciones volcanicas, todos los movimientos sismcos, los tifones y tormentas, las seguias e inundaciones y todos los ataques de fieras (tiburones, serpientes, tigres y leones...) por cuya causa mueren miles de personas todos los años, son tambien "culpa" del egoismo humano. Sorprendente.
Hoy, co todo, sabemos que la naturaleza en este atribuldo planeta Tierra esta "manifestando" que comienza a estar cansada de las agregaciones humanas, sobre todo de los ultimos tres siglos de industrializacion. Sin embargo, los cientificos siguen explicando que en realidad las desgracias naturales suceden como suceden porque la naturleza es "asi". No culpamos a Dios, no podemos ni debemos, solo que culpar al hombre de que haya habido en Haiti un terrible terremoto es como pretender culpar al hombre de los miles y miles de desgracias naturales (en verdad, incalculables, innumeras) que deben haber asolado a la humanidad desde los primeros tiempos o fases de la hominizacion.
Por lo demas, cierto que si hubiese un reparto mas justo de las riquezas, si Haiti no fuese esa especie de isla desampadada... Si no fuesen las cosas como son el terremoto habria hcho muchisimo menos daño a las personas y a lo construido por la manodel hombre. Sin embargo, no habria podido el hombre impedir el terremoto, pues ese es el curso de la naturaleza. Y asimismo, no es menos cierto que gracias a Dios en la acualidad las medidas de seguridad en la prevension y en la misma construccion de los edificios y las casas, garantizan una notable seguridad en las poblaciones mas de riesgo. Sin embargo, en los pueblos afectados por desgracias naturales de todo tipo, debian morir "como moscas" las personas, pues apenas si se contaban con medios de seguridad...
Pienso yo.
18/01/10 10:47 PM

Comentario de Fernando Sebastián
Amigos, es un tema muy serio, fundamental, porque afecta a nuestra confianza en Dios, y no quiero que queden ambigüedades por mi parte.

Gracias al testimonio de Jesús, sabemos que Dios es un verdadero Padre para nosotros, un Padre que nos quiere personalmente y cuida de nosotros. Lo podemos ver en el capítulo sexto del evangelio de San Mateo, y en el capítulo 12 del de San Lucas. Dios cuida de nosotros, uno por uno, y sabe lo que necesitamos. Siempre es bueno con nosotros.

¿Cómo comprender entonces la existencia del sufrimiento de los inocentes? El hecho innregable del sufrimiento de los inocentes, ¿es compatible con la fe en un Dios bueno? Sí, Dios ha manifestado su bondad con nosotros definitivamente entregándonos a su Hijo, prometiéndonos la resurrección, abriéndonos las puertas de su Reino, de la vida eterna.

La creación es necesariamente limitada, caduca, el hecho de ser criaturas hace inevitable algún sufrimiento, enfermedades, muerte.

Aun así, sabemos que la situación original del hombre, en el Paraíso, antes del pecado original, era una situación mucho más reconciliada con la naturaleza de como estamos ahora. La muerte entró en el mundo por el pecado. Por haber roto la situación original, tal como Dios lo quería. No sabemos muy concretamente cómo hubieran sido las cosas, pero sí sabemos que en la situación original, la vida humana tal como Dios la quería, era mucho más armoniosa, mucho más feliz, sin el temor ni el horror de la muerte.

Aun en esta situación de pecado original, Dios no se desentendió de nosotros. Roto el equilibrio por nuestros pecados, Dios envió a su Hijo, el Hijo se hizo hombre y renunciando voluntariamente, por amor a nosotros, renunciando a cualquier situación privilegiada, El Hijo hecho hombre se sometió al dolor de la traición y de la muerte. Muriendo destruyó el poder destructor de la muerte, y la convirtió en paso para la vida. Dios lo resucitó y resucitándolo a El manifestó su promesa y su voluntad de resucitarnos a todos los que le invoquemos con fe, amor y esperanza.
Insisto, el argumento definitivo para mostrar la bondad de Dios con nosotros, y para superar el escándalo del mal en el mundo, es la muerte de Jesús en la cruz, como prueba suprema de su amor y del amor de Dios hacia nosotros, y su resurrección como garantía de nuestra propia resurección.

Sí, Dios quiere que seamos felices, pero no como a nosotros nos parezca, porque nosotros no sabemos en qué consiste nuestra propia felicidad, sino según El lo ha organizado y lo ha hecho posible, a pesar de nuestros pecados. Su providencia es más sabia y más bondadosa que nuestros propios deseos, Dios sabe mejor que nosotros cual es el camino verdadero para que nosotros lleguemos a alcanzar la felicidad verdadera y eterna. En esa felicidad definitiva Dios acoge a sus hijos y los consuela generaosamente de todo dolor.
18/01/10 11:48 PM

Fernando Sebastián, INFOCATÓLICA

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