sábado, 12 de mayo de 2018

Comentario de benjamín perceval

Para mí, en la medida en que me ofrecen guía y luz los datos de que dispongo, la campaña de acoso y derribo contra el Papa es eso, acoso y derribo, deseo de herir, de zaherir, de hacer daño a quien es, por voluntad de Jesucristo, la roca de la Iglesia -por más que este dato bíblico a mi juicio incontestable les pese a los protestantes, anglicanos, ortodoxos incluso-.

Pero Benedicto XVI es humano, por ende, falible, imperfecto, pecador. Supongamos que él decida dimitir, como piden ciertos voceros de la progresía patria y allende los mares. Tras esa dimisión -repito, nos movemos en el terreno o ámbito de las hipótesis-, se elige a otro papa, como viene siendo en la Iglesia desde hace dos mil años. Se elige a otro papa, pero ¿a quién? Si se elige a un nuevo vicario de Cristo o siervo de los siervos de Dios entre el colegio cardenalicio -porque de otro sitiono puede ser-, me supongo que el contento de los católicos progresistas no sería total ni aunque ese elegido sea, pongamos, alguien como el austriaco-alemán C. Shonboerg,puesto que éste, como dominico que es, seguro que seguiría apostando por el tesoro del celibato, más para los religiosos consagrados, incluso aunque se abriese más la mano para ordenar a hombres casados en la Iglesia católica romana.

En definitiva, que de todo este turbio asunto de las acusaciones directas lanzadas contra Benedicto XVI por los casos de pederastia en la Iglesia católica, a mí me queda, entre otras impresiones, la impresión de que en el fondo ningún papa fiel al Evangelio y a la Tradición contentaría del todo a los progresistas eclesiales. Porque si uno analiza en profundidad el pensamiento de algunos de sus más conspicuos voceros y adalides, la Iglesia católica debería estar abierta a la posibilidad de que una mujer, además divorciada, madre de tres niñas, y actualmente feminista de género y lesbiana salida del armario y con pareja, pudiera ocupar la silla de Pedro.

Lo que planteo es una suposición, claro, sólo que es suposición que se desprende de la reflexión de las teologías de algunos de los paladines del progresismo. Porque además, eso ya pasa en otras confesiones cristianas, en que incluso obispas abiertamente lesbianas, feministas, divorciadas, etcétera, son importantes responsables eclesiales.

Con todo, creo que ese sueño de "Otra Iglesia Posible" -para muchos, más que sueño pesadilla- no va a pasar de ser el sueño de unos pocos. La Iglesia católica, con Benedicto XVI o con el que venga -yo soy aún joven, y tengo solamente memoria de tres papas y vagamente de Pablo VI, así que espero que Dios me otorgue la dicha de conocer el máximo número de pontificados posible-, va a seguir caminando, sin pausa pero sin prisa, desde otras claves y por otros derroteros.
 
Comentario en INFOCATÓLICA, marzo de 2010

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