“Desobedecer por fidelidad” titula su post Ovidio Fuentes. Conque por fidelidad…
Por fidelidad a Dios es lo que, según mis cortas entendederas me transmiten, nos plantea Ovidio Fuentes. Y a Dios nadie lo ha visto, solo el Hijo; y yo añadiría, también el Espíritu Santo, solo que la tercera persona de la Trinidad nunca se encarnó en este mundo (tampoco tenemos constancia de que en otros mundos, planetas y aun galaxias se haya encarnado, bajando del Cielo al Cosmos creado). Ni los obispos de Roma, gobernadores de la Iglesia universal, han visto a Dios, aunque hablen en su nombre y digan ser sus representantes. De acuerdo.
Así las cosas, si mal no entiendo a Ovidio Fuentes en este post de Atrio que vuelve a ocuparnos para la controversia, me lanzo a afirmar que los cristianos podemos desobedecer… por fidelidad a Dios. Pero ¿a qué Dios? Pues al que nos manifiesta el único ser humano que, según la fe de los cristianos (ni que aclarar que no compartida por budistas, musulmanes, ateos, agnósticos, etcétera), ha visto a Dios, puesto que es también Dios: humano y Dios, Dios y hombre verdadero, unigénito del Padre, nacido antes de todos los siglos, Dios de Dios, luz de luz…
Un pasito más entonces. Y si doy un pasito más, me digo: por fidelidad al Dios que nos manifiesta Jesús el Cristo, el Papa es en efecto el sucesor de Pedro (según ha señalado Santiago Hernández, hasta el eximio teólogo reformado Oscar Cullman, observador e incluso conferenciante durante el Concilio Vaticano II, reconoce este dato), nombrado a propósito por Jesús para que desempeñara el ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (según tengo entendido, no es cierto que esa perícopa de Mateo sea espuria, o sea, un añadido “posterior” a la redacción del evangelio mateano, puesta ahí para cimentar el naciente primado de la sede de Roma, frente a las otras iglesias que nacían).
Otro pasito más. Por fidelidad al Dios que nos manifiesta Jesús, siendo este perfecto hombre y Dios verdadero, creo conocer que los predilectos de ese Dios son los pobres, los marginados, los enfermos, los desgraciados, los tristes, los parados, las prostitutas… “Predilectos” no significa que Dios desprecie a los ricos, pues en el corazón misericordioso de Dios cabemos todas las personas. Solo que como los predilectos del Dios que nos manifiesta Jesús son las personas marcadas por todas esas desgracias y circunstancias adversas que he señalado, heme aquí ante un nuevo caso de esa desobediencia por fidelidad a Dios de la que, siempre desde la perspectiva de no haber entendido mal al autor del post, nos habla Ovidio Fuentes.
A saber: por fidelidad a ese Dios de Jesucristo puedo en efecto poner en solfa circunstancias del papado que a mí me parece chocan con la idea de Dios que nos transmite Jesús. El hecho del poder terrenal que secularmente han protagonizado los papas, por ejemplo, y por extensión la Iglesia toda. O el hecho mismo de ser el Papa, Jefe de Estado, del Vaticano (no parece tener nada que ver eso con la noción que de Dios nos transmite Jesús). Y un largo etcétera de contrastes.
De manera que de ser así como me parece entender el post de Ovidio Fuentes, bienvenido sea.
Guinda: hablando de fidelidades más cotidianas, más mundanas, pero desde luego cojonudas, una vez más me despido hasta otra nueva ocasión, con una pieza de los estupendos argentinos de Les Luthiers.
Loado sea el hermano humor (personificado: el Hermano Humor).