lunes, 28 de enero de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis tentaciones y pecados, pese a los de la propia Iglesia (V)"


Por mera casualidad me meto en este post en el que en su momento participé, y me doy cuenta del incidente que señalan los últimos comentarios.

No pensaba opinar sobre el particular, pero creo que es de agradecidos salir a la palestra, ya que al menos Antonio Duato no censura normalmente mis comentarios en Atrio, con independencia de que el común de los foristas esté o no de acuerdo con mis opiniones.

Luis Alberto Pizarro, tocayo por partida doble: creo que te has equivocado con ese comentario en que mencionas la condición del señor Duato como sacerdote católico secularizado. Eso es asunto de él y de los suyos. Y además no implica necesariamente que la persona que toma en su vida una decisión como esa pase a ser mala gente; muy al contrario, a mí me parece haber conocido a curas secularizados, y monjas y religiosos diversos también secularizados, que reputaría como excelentes personas. Y a la vez, creo haber conocido a sacerdotes en principio muy ortodoxamente fieles a su vocación presbiteral, y monjas muy monjas, que vamos, no me gustaría tener cerca de mí.

Otra cosa son las ideas; sobre estas, sí cabe dialogar. Y que me lo digan a mí: no es que presuma de ello, pero aseguro que aquí mismo en Atrio he protagonizado algunas buenas agarradas. De lo cual trato de aprender-aplicarme principalmente esta lección: he de tratar de ser más instrumento de paz y concordia que de agresión y desafío. Obviamente, sé que apunto muy alto: no raramente, más que instrumento de paz y de concordia habré sido y aun seré, motivo de agresión, malestar, crispación; bueno, mientras no lo sea de escándalo…

Discrepo a menudo de las ideas expuestas en Atrio. Pero al menos les agradezco esto que diré -de lo cual no pueden presumir otros portales que se tienen por muy católicos, quizá porque al estar convencidos de que poseen la verdad y son a la vez elegidos-poseídos por ella, rechazan a los que nos apartamos, siquiera un poco, de esa verdad creída y defendida a pie juntillas-: salvo algún que otro caso que yo mismo le he “criticado” a Antonio Duato, en Atrio no me censuran; más bien trato de censurarme yo mismo, autocensurarme cuando creo que lo que voy a decir no pega ni con cola en un portal como este.
Nada más.



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