Javier Renobales:
Óscar Romero fue un obispo católico plenamente en comunión doctrinal con la Iglesia católica. Lo cual no impidió, ciertamente, que en el ejercicio heroico y santo de su ministerio pastoral sucedieran conflictos, tensiones, malos entendidos e incomprensiones con otros obispos, o con la mismísima Santa Sede. Como en todas las familias -y la Iglesia universal se puede decir que es una gran familia de familias-, los conflictos y las tensiones siempre se dan. Lo mismo podría decirse de Dom Hélder Cámara. Tú en cambio, en el ejercicio de tu libertad te manifiestas como excatóilico anticatólico, y ni siquiera como cristiano. No me parece mal que sea así, es decir, no lo discuto, es tu libertad, tu decisión; y encima, de todo lo que dices en Atrio, aprendo bastante, aunque tú puedas suponer que no. Y de tus críticas a la Iglesia católica, también, pues la Iglesia, siempre santa y pecadora…
La esencia del matrimonio cristiano es el amor. Siempre ha sido así, aunque durante siglos por circunstancias e impedimentos muy diversos (sociales, culturales, incluso en parte propiamente eclesiales…) no se viera con la nitidez con que se ve hoy día. El matrimonio cristiano es una alianza de amor entre un hombre y una mujer, es iglesia doméstica, escuela de solidaridad abierta a la vida, si bien, como lo nuclear o esencial del matrimonio es el amor, también hay matrimonio cristiano aunque no se tengan hijos biológicos, siempre que no haya una intención excluyente y premeditada de no ternerlos.
En ningún caso he acusado directamente a Pepe Blanco de pecador y mucho menos de enfermo por su condición homosexual. Me he limitado a señalar que su breve apunte de dos líneas dirigido a mí es hiriente. Y en mi réplica, he señalado que la homosexualidad activa, o ejercicio de la homosexualidad, es pecado, esto es, materia de pecado. No he entrado a valorar las actitudes, responsabilidades o culpabilidades de nadie, que no es asunto mío eso, sino de la persona en particular con su conciencia y con Dios.
No he mentado para nada el aspecto de la enfermedad referido a la homosexualidad. Pero ya que el Pisuerga pasa por Valladolid, quiero decir, por este asunto, añado que en efecto la conducta homosexual me parece en cierta medida un trastorno, un desequilibrio conductual, un desajuste. Esto no significa en modo alguno arremeter contra la persona del homosexual, que tiene plena digneidad (según la antropología zubiriana es el concepto) por su condición de persona, hecha a imagen y semejanza del Creador (véase al respecto la enseñanza correspondiente del Génesis).
Por lo demás, Javier Renobales, aprecio en tus palabras algo así como una propuesta de reto, de quedar conmigo en persona para… Me parece el colmo: ¿Es que uno no se puede expresar libremente o qué?
Señor Pepe Blanco: a usted no lo he llamado pecador ni enfermo; no pretenda tomarme por bobo colándome esa; me he limitado a alinearme con la doctrina de la Iglesia al respecto de la homosexualidad, que usted practica (la homosexualidad activa, no la doctrina de la Iglesia católica al respecto). Nada más.
Buen día.
Postdata o guinda: este tema, plenamente de rock sinfónico, es tan folkie: tiene un aire medieval que me sigue embelezando. "Incluso en los momentos de mayor tranquilidad, quietud", podríamos traducirlo al español. Aparece originalmente en el álbum que lleva el mismo título, Even In The Quietest Moments..." Supertramp ya había comenzado su esplendor, tras el magistral disco anterior Crime Of The Century, del año 1974.
Pues eso: incluso en los momentos de mayor turbación o preocupación o hasta desgana, escuchemos esta invitación a la mayor de las quietudes o tranquilidades posibles a que nos invita Supertramp. No perdamos el horizonte de la esperanza. Hermosísima canción, interpretada en esta ocasión por Roger Hodgson, quien, junto con Rick Davies, lideró la estupenda banda británica. Una banda que, por supuesto que sin ser la mejor banda de rock progresivo de la historia de esa variante del rock, compuso música de altos vuelos, de altos quilates. Fueron bastante comerciales a partir del Breakfast in America, su sexto album, si bien siguieron ofreciendo grandes canciones en todos los posteriores y en el citado "desayuno en América", y, sobre todo, produjeron cinco primeros discos plenamente progresivos y sinfónicos.
Postdata o guinda: este tema, plenamente de rock sinfónico, es tan folkie: tiene un aire medieval que me sigue embelezando. "Incluso en los momentos de mayor tranquilidad, quietud", podríamos traducirlo al español. Aparece originalmente en el álbum que lleva el mismo título, Even In The Quietest Moments..." Supertramp ya había comenzado su esplendor, tras el magistral disco anterior Crime Of The Century, del año 1974.
Pues eso: incluso en los momentos de mayor turbación o preocupación o hasta desgana, escuchemos esta invitación a la mayor de las quietudes o tranquilidades posibles a que nos invita Supertramp. No perdamos el horizonte de la esperanza. Hermosísima canción, interpretada en esta ocasión por Roger Hodgson, quien, junto con Rick Davies, lideró la estupenda banda británica. Una banda que, por supuesto que sin ser la mejor banda de rock progresivo de la historia de esa variante del rock, compuso música de altos vuelos, de altos quilates. Fueron bastante comerciales a partir del Breakfast in America, su sexto album, si bien siguieron ofreciendo grandes canciones en todos los posteriores y en el citado "desayuno en América", y, sobre todo, produjeron cinco primeros discos plenamente progresivos y sinfónicos.