Javier Renobales:
Leo tus encendidas diatribas contra la Iglesia universal, y lo que casi siempre me producen es la impresión -o quizá sospecha, pudiera ser- de que lo que pretendes es desmantelar la Iglesia (relativizarla, desautorizarla, deslegitimarla...), porque es una estructura de poder, de manipulación de las conciencias, de falsedad, de alienación, de clasismo, de desigualdad, de autoritarismo…
Y a mí me parece que en efecto la iglesia católica, en sus dos mil años de historia, en excesivo número de ocasiones ha sido todo eso que tú señalas, y más. Pero no siempre ha sido así, ni ha sido solo eso, o solo así; por razones que desconozco, obvias lo bueno, lo justo, lo noble, lo bello, lo humanizador y hasta lo santo que la Iglesia católica ha realizado y promovido. ¿Que hay obispos malos y aun malísimos por hipócritas, pasotas, autoritarios y hasta mediocres? Sí, cierto; pero también existió uno llamado Hélder Cámara (cierto que “comía como un pajarito”: mis ojos lo vieron), y otro que se llamó Oscar Romero (ambos en proceso de beatificación)… E incluso otros han existido y existen de nombres no tan celebrados como los dos citados, pero sin duda buenos pastores.
En la actualidad, la Iglesia católica atraviesa una de las peores crisis de su bimilenaria historia. Crisis de fe, de credibilidad, de escasez de auténticos testimonios militantes. Aun así, sin embargo, no faltan, también en nuestros días, testimonios de entrega y de testimonio santo, no raramente hasta el martirio.
¿Que apena, desconcierta, indigna y desanima tanto ejemplo de hipocresía, incoherencia y como sistemáticas traiciones al Evangelio que se dan en el seno de la Iglesia católica, un día sí y otro también? Sí, y mil veces sí; pero también, al tiempo que ocurre todo lo anterior, que afea el rostro de la Iglesia universal, suceden testimonios extraordinarios de fidelidad a Cristo y a su Iglesia, como el que protagonizó hace exactamente un año una joven andaluza que murió con apenas 31 años. Por negarse a que la trataran de un tumor durante su embarazo, se llamaba Bárbara Castro García. Yo mismo escribí un artículo-crónica sobre el caso, publicado en blogs de Internet y, recientemente, reproducido en el último número de la revista Acontecimiento.
La Iglesia católica está muy mal porque muchos de sus hijos e hijas -yo entre ellos, claro, soy mediocre y pecador- no se toman en serio la fe, desde las exigencias del bautismo. Demasiada mediocridad, aburguesamiento, relativismo, espiritualismo desencarnado y secularismo (en el peor de los sentidos del término) arrasan en la Iglesia. El Papa conoce todo esto, le duele la Iglesia a Benedicto XVI, lo ha denunciado por escrito y en sus catequesis. Y empero, yo creo apreciar que muy a menudo no pocos obispos católicos como que miran para otro lado…
Salud y paz.