La que describiré a continuación, de forma muy gruesa, a grandes pinceladas, brochazos más bien, ¿es la Iglesia que quiere el papa Francisco? Hasta la fecha de hoy (4 de agosto, 2014) no me he proclamado sedevacantista, ni tampoco partidario de considerar que el papa Francisco es ilegítimo; sobre este particular, me alineo con la postura del vaticanólogo Sandro Magister. De modo que no paso a creer que la que describiré, grosso modo, a continuación, sea la Iglesia que prefiere el papa Francisco. Solo que es la Iglesia que abunda, especialmente en Europa.
Así que veamos el desfile del orgullo de proabortistas, lesbianas y homosexuales activos, secularistas, mundanizantes de corte agnostizante, entre otros varios de mentalidad en todo caso muy poco evangélica y eclesial, que he creído conocer como personal contratado en Cáritas a lo largo y ancho de los últimos lustros.
Y trabajadores desde luego -ignoro si muy buenos en lo suyo técnico específico o profesional- de mentalidad antinatalista. Es lo que impera hoy día, en esta sociedad decadente, nihilista, descafeinada, descristianizada. Y aun es lo que impera en esta Iglesia mundanizada a fondo, a tope; asechada por el Maligno...
Todavía recuerdo el examen inicial para acceder a una plaza en una escuela católica gestionada por Cáritas Diocesana. Ni una sola de las preguntas del cuestionario tenía ni remotamente que ver con la escuela católica entendida como plataforma de evangelización, ni con la doctrina social de la Iglesia, ni con el compromiso militante cristiano del candidato a obtener esa plaza, ni con la fidelidad a la noción de familia cristiana a la luz de la doctrina de la Iglesia católica: alianza de amor entre un hombre y una mujer, escuela de solidaridad, apertura generosa a la vida: tener hijos según el plan de Dios…
Pero es claro lo que han hecho y hacen los demoledores que se han ido adueñando de la Iglesia: si se exigiese compromiso militante, amén de competente formación académica, muchos y muchas de los que se han ido “enchufando” en la Iglesia católica, hoy día tendrían que salir por patas de ahí: por carreristas (también llamados trepas, medradores, arribistas), por burócratas antimilitantes, por mundanizantes (también llamados laicistas o secularistas), por tibios (“A los tibios vomitaré de mi boca”, dice el Señor), por antinatalistas: a ver cuántos de los profesionales eclesiales (escuela católica, docencia de Religión católica en la escuela pública, facultades teológicas, centros asistenciales diversos...) son padres o madres de familias con 3, 4, 5, 6 hijos…
Desde luego, qué pasada más grande la cosa. Y a todo esto, el titular de la Diócesis de Canarias (según A. A, otro prelado que...), quien sigue considerando que soy como agua sucia... En fin, o es decir, ¿no se dan cuenta, amables lectores, de cuál es el nivel de putrefacción de esta Iglesia? ¿Hacen falta más ejemplos, otros datos...?
Es una vergüenza, con todas las letras, el que las cosas sean así. Pero también se les pedirá cuentas, en el Tribunal de Dios o Día del Juicio, a tantos pastores hipócritas y apóstatas...
Es una vergüenza, con todas las letras, el que las cosas sean así. Pero también se les pedirá cuentas, en el Tribunal de Dios o Día del Juicio, a tantos pastores hipócritas y apóstatas...
4 de agosto, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.