Julio Román Díaz del Rosario:
Entre romper con la comunión eclesial, como en su momento hizo el intelectual Leonardo Boff, y despotricar contra el papa Francisco como hacen tantos sedevacantistas, lefebvrianos e incluso integristas que parecen sobre todo preocupados por rechazar el Vaticano II y por universalizar la Misa Tridentina o del Vetus Ordo según el misal de san Pío V, prefiero creer en el Evangelio cum Petro et sub Petro. En tensión de fidelidad a la Tradición y el Magisterio: en la actualidad, el Papa es Francisco y él, como sucesor de Pedro, lo hará muy bien, menos bien, mediocremente, muy mal o rematadamente mal, pero es el Papa y, como tal, me merece consideración, estima, respeto, y también una cierta simpatía católica que no implica, insisto, el tener que estar de acuerdo con todo lo que él en su ministerio hace, dice, propone, predica, piensa, estimula, impulsa, aprueba, rechaza...
Y permíteme que esboce una sonrisa respetuosa y amiga: si te parezco muy distante de las opiniones pregresistas predominantes en Zaguán, yo que, modestia aparte, siento y despliego una considerable inquietud (o curiosidad) intelectual, me quiero imaginar lo que pensarías o llegarías a imaginarte del común de los foristas de algunos sitios integristas católicos que he frecuentado en los últimos meses, lugares en que si a mí mismo algunos me llegan a llamar hereje, rojo, enemigo de la Iglesia, etcétera, a mí que creo cum Petro et sub Petro, ¡me imagino lo que podrían suponer de ti, de Analía Rodrigal, y de otros de la misma cuerda ideológica y eclesial progre, jejeje…!
Qué pasada más grande. Y eso que todos nos creemos o sentimos discípulos de Cristo Jesús.
Postdata: y no creo tener ninguna especial obsesión con la sexualidad, más allá de la palmaria constatación de la generalizada indiferencia del común de los católicos hacia la doctrina oficial de la Iglesia sobre la sexualidad humana. Tan palmaria como la constatación de la hipocresía y doble vara de medir de los obispos católicos en general, pensemos solo en España o para España: el emérito Benedicto XVI promulgó los famosos cuatro principios no negociables para la participación de los católicos en política, y resulta que casi todos los obispos católicos en España cierran filas en torno al Partido Popular, con lo cual se acaban pasando por el forro esos cuatro principios no negociables del emérito papa Benedicto: respeto a la vida humana desde la concepción hasta el momento natural de la muerte (no aborto, no eutanasia), elección por parte de los padres o tutores de la educación para sus hijos e hijas, aceptación de que el matrimonio es la unión entre un hombre y una mujer (fiel, fecundo, para siempre, etcétera), reivindicación del ejercicio del poder del Estado como garante del bien común…
Y nada más. Buena tarde.
8 de octubre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.