Antonio Carlos Tuado, Analía Rodrigal ( y otros):
Yo acepto el Magisterio, o sea, que creo cum Petro et sub Petro; muchos en Zaguán, no. No sé tú, Antonio Carlos Tuado, pero Analía Rodrigal no me parece que crea en Cristo y en su Iglesia cum Petro et sub Petro. Y este es un dato objetivo: repasa tú, Antonio Tuado, una a una todas las opiniones de Analía Rodrigal contrarias a la doctrina oficial de la Iglesia, y luego me dices, si quieres. Dicho esto, ni que aclarar habría que en lo personal nada tengo en contra de Analía Rodrigal, a la que una vez incluso, recuerdo, en un tal vez arranque de ternura le dije que tiene edad para ser madre mía. Y así es. Con veintipico que me lleva ella, pues justo la edad de mi propia madre, año abajo año arriba.
Por otra parte, ningún fragmento de los que he reproducido pertenece a Francisco José Fernández de la Cigoña, a quien no tengo por amigo, aunque sí, de paso, le agradezco que, con varios alias que vengo usando, por lo común mis comentarios no los borre de su nido. Señor que, al menos según lo que tengo entendido que dice, manifiesta creer cum Petro et sub Petro, sin por ello tener que apuntarse a estúpido vocero de lo que el Papa diga, piense, proponga, estimule... No así se muestran otros que opinan en el blog del bloguero Cigoña y que él admite, digo los comentarios de estos lefebvristas y de extrema derecha, eclesial y política.
Y si traigo aquí sus comentarios (fragmentos de lo que opinan) es para alentar el debate, para iluminar controversias. Sobre todo porque hay algo en lo que no termino de creer y en lo que algunas voces integristas católicas insisten: nosotros fecundamos la Iglesia con nuestras misas tridentinas, devociones, piedad, etcétera, y vosotros la aniquiláis, la Iglesia, con vuestras movidas secularizantes. El asunto es más complejo, sin duda, el asunto del descrédito actual de la Iglesia, de su aparente derrumbe o naufragio. Y no tiene como causa el Concilio Vaticano II, entiendo. O igual sí lo es, el Concilio, como porfían los tales. O más que el Concilio Vaticano II en sí, una lectura mundanizante de ese Concilio.
Y en cuanto a tu “Pero está ese Luis que tiene más de un problema y con el que, también con paciencia intenta dialogar Analía”, es comentario despectivo. Pero paso, no me afecta, porque sigo sabiendo, a pesar de dudas, perplejidades, noches oscuras, en quién creo, en quién me fío. Y desde dónde me fío: desde la Iglesia en comunión con el sucesor de Pedro. No lo olvides. Porque si algo he creído apreciar que tienen en común algunos de ustedes con los cismáticos de la extrema derecha católica es el rechazo al magisterio del sucesor de Pedro. La cual constatación mía compruebo que vuelve a levantar ampollas Los más tradicionalistas rechazan al sucesor de Pedro porque les parece que este atenta contra la sacrosanta Tradición; ustedes los muy progresistas católicos o dizque católicos, más bien lo rechazan porque no acepta acríticamente las ofertas del Mundo.
Por cierto: el régimen chavista, boliviariano o de Maduro -llámenlo como quieran-, es más como lo describe Mª Luisa Machado que como lo describen algunos defensores de ese régimen “de chiste” que asola Venezuela. Y por último: no me satanicen a mí, contesten a todos esos grupos de católicos que los acusan a ustedes de haber en efecto secularizado-mundanizado la Iglesia hasta límites irrespirables. Es la principal acusación de ellos contra ustedes. Es una acusación que es casi como un mantra. Pues argumenten o contraargumenten, con razones, con argumentos. Con el Evangelio en la mano, en la vida y en la conciencia. Con la doctrina de todos los Concilios, no solo con la del Vaticano II, si es que desde el secularismo militante se es fiel a esa doctrina conciliar, que tengo mis dudas.
Y nada más. Volveré a dejar de comentar de nuevo aquí: vuelvo a comprobar que desde que uno se sale del guión progre establecido, comienza a haber problemas.
De nada.
22 de septiembre. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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