Completamente de acuerdo con su exhortación, santo padre Francisco: "El cristiano que no da testimonio, que no es testigo de la fe, es sal sosa, levadura que no fermenta la masa." Y siempre agradecido a los medios de comunicación que ponen a nuestro alcance su magisterio como vicario de Cristo, como sucesor de Pedro...
De acuerdo. Sin embargo, es lo de siempre -lo de siempre que ya empieza uno a estar cansado de denunciar, y los que lean mis comentarios, ya cansados de oír, de leer-, a saber: ¿Por qué precisamente ustedes, pastores de la Iglesia universal (obispos, sacerdotes, e incluso agentes laicos de pastoral con delicada responsabilidad eclesial) han ido tolerando, por activa y por pasiva, que precisamente la Iglesia, la Esposa de Cristo, se haya ido SATURANDO de fieles que apenas dan testimonio de fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio?
De la sobreabundancia de trepas o arribistas, carreristas, mediocres, mundanizantes, antimilitantes, feministas proabortistas, antinatalistas, meros enchufados y demás "tropa" son responsables-culpables más bien los pastores de la Iglesia, que son los que cortan el bacalao.
Digo yo, santo padre Francisco, siervo de los siervos de Dios, ¿o no lo cree usted así?
6 de mayo, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
3 comentarios:
es un actor jesuitico, LUIS, desengáñate. Parece mentira que aún no conozcas de qué va la jesuitada toda. Mas bien son SADUCEOS, FARISEOS, PILATOS, ZELOTES, TODOS JUNTOS EN UN MIX COCTEL apoc demolitio...
Khispano atlántico:
Yo no me considero mejor persona que el papa Francisco, ni mejor discípulo de Cristo de lo que pueda ser él, que es el vicario de Señor, mientras no se demuestre lo contrario; de modo que tendería primero a mirar la viga que hay en mi ojo antes que la paja en el ojo ajeno, en este caso, el ojo del Papa.
Sin embargo, cierto muy cierto que la Iglesia sufre una pavorosa y dramática crisis de fe y de credibilidad: se ha mundanizado hasta extremos increíbles, y el Demonio ha entrado a saco en ella, cierto, completamente. Ya hace lustros que se lo escuché varias veces confesar al mismísimo Marcelino Legido: "El mundanismo ha entrado hasta el mismísimo cenáculo de la Iglesia". Pero en última instancia es Dios el Juez y yo debo, aunque me cueste -que sí que me cuesta sangre, sudor y lágrimas-, comprender la realidad y perdonar las ofensas del prójimo.
El papa Francisco podrá ser el mayor de los pecadores del mundo mundial, pero mientras no se demuestre lo contrario es el Pontífice, el vicario de Cristo, el siervo de los siervos de Dios, como me gusta más expresar a mí. Y aunque su vida sea un desastre de mediocridad, falta de virtud, infidelidad permanente al Evangelio, etc, le debo respeto y consideración. Pienso, así las cosas, en un papa tan "nefasto" en su vida, moralmente hablando, como Alejandro VI, típico papa renacentista que era de origen español. Pues bien: pese a toda la inmundicia que hubo en la vida del papa Alejandro VI (mujeriego, padre de numerosos hijos "ilegítimos", inmoral, conspirador, instigador de asesinatos, etcétera), resulta que cuando predicaba -y acaso durante la noche anterior había estado en brazos de una de sus amantes, o maquinando alguna sanguinaria fechoría- no se apartaba "ni un ápice" de la verdad doctrinal de la Iglesia.
Aun más: un jerarca sumamente hipócrita, trepa y mediocre como monseñor Cases Andreu, cierto que a mí me ha jodido bien; sin embargo, es hijo de Dios, nada menos que obispo, sucesor de los Apóstoles, de manera que su responsabilidad es muy alta, muy delicada, al OjO de Dios; ya dará cuentas al Señor de sus actos; yo, siendo crítico con este señor, con su hacer de pastor, debo amarlo también, perdonarlo, rezar por él...
Si él es un "demoledor", un burócrata, un hipócrita, peor para él.
Y nada más.
Y por cierto, que se me olvidaba: entre los fariseos, los saduceos y aun entre los zelotes, hubo personas "honestas, piadosas, auténticamente buscadoras de la verdad de Dios, de la justicia, de la libertad..."
Al menos con los fariseos, Jesús de Nazaret tuvo relaciones casi de amistad; en este sentido, hoy se conoce que la "enemistad" de Jesús con los fariseos o hacia los fariseos aparece "deliberadamente exagerada" en el evangelio de Mateo, quien tenía entre sus "intereses" el de presentar el mensaje cristiano desligado de la comunidad matriz judía.
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