Según la cualificada opinión del destacado vaticanista Sandro Magister (intelectual italiano que no obstante no ha ocultado algunas posiciones críticas con respecto al papa Francisco, obviamente no tan críticas como las expuestas por el argentino Antonio Caponnetto, historiador, filósofo y poeta de extraordinaria categoría), el papa Francisco reconoce asumir como "doctrina propia suya como Papa", y sobre todo como doctrina de la Iglesia, la contenida en la Humanae Vitae de Pablo VI, controvertida encíclica que vio la luz de la publicación en el año 1968 (desde una primera hora muy contestada o repudiada por episcopados enteros sobre todo centroeuropeos, e incumplida por mayorías enteras de fieles católicos), emblemático año de luchas sociales y y utopías por las calles en París. Solo que entonces, de ser así ¿por qué sigue la Iglesia atestada de trepas, figurones, enchufados, antimilitantes, feministas proabortistas, mundanizantes, arribistas y, sobre todo, de antinatalistas que, a tenor del escaso número de hijos que traen a este mundo, parecen pasarse por el forro la doctrina de la Humanae Vitae?
Papa Francisco, su homónimo de la Diócesis de Canarias (el hipócrita, trepa y mediocre monseñor Cases Andreu) ha pasado de mí como del agua sucia, de mí que soy militante, personalista comunitario (¿sabrá ese episcopal sujeto lo que es el personalismo comunitario?, lo dudo); de mí, sí, que creo en la familia cristiana abierta a la vida (en comunión, así pues, con la Humanae Vitae de Pablo VI), la solidaridad, la espiritualidad... Convicciones en las que manifiestan no creer -según sus hechos, sus obras, no juzgo sus conciencias- la inmensa mayoría de los seglares que, como tecnoburócratas a menudo, trabajan para la Iglesia: escuela católica, profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, facultades teológicas, centros culturales confesionales... ¿Cómo entender esto?
Para mí es dolorosamente clara la causa con que entenderlo: la Iglesia está mundanizada a tope, a lo bestia, y el Demonio (el Maligno, el Inicuo, el Malo, Satanás...) ha entrado a saco en ella. Esto es: ya no es el "humo de Satanás" de que hablaba hace 40 años tras el Concilio Vaticano II el hamletiano Pablo VI, es ya degradación mundana a tope.
La Barca de Pedro haciendo agua por todas partes (la expresión es del papa emérito Benedicto XVI), como enferma, como herida de muerte... Mundanizada a lo bestia, autodestruyéndose, autodemoliéndose: con el Demonio a saco en su seno...
Por eso tú eres un hipócrita, monseñor Cases Andreu, un trepa; de ahí que hayas pasado de mí, te da igual, te diera, te daría, te dará: tus entrañas son duras, "majete" -majete cantaban los de Celtas Cortos hace años-. Y lo mismo cabría decir de tu vicario general, el ínclito Hipólita Cabrera, que al parecer ambiciona la mitra, mediocre y trepa y figurón, y miserable, of course...
En fin, papa Francisco, su "solidaridad" de pastor de la Iglesia con la Humanae Vitae de Pablo VI, cuya doctrina casi nadie vive hoy, se toma en serio; ni los que -salvo honrosas excepciones- viven en lo profesional de la Iglesia católica... Y entretanto a mí, su homónimo Cases Andreu, santo padre Francisco, ni recibirme ha querido, ni escucharme, nada: "Ahí te pudras, iluso", habrá pensado de mí.
Desde luego, todo muy "enternecedor, coherente y militante" en esta Iglesia, ciertamente, bendito sea Dios...
5 de mayo, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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