Kimi -lo digo a sabiendas de que no me gusta replicar a quien se protege detrás de un alias-, ¿será integrista usted también? Lo parece; y si no, perdóneme usted; y si sí lo es, pues bien para usted, pero veamos...
Leonardo Boff escribió ese libro al que me refiero cuando era un franciscano y teólogo en comunión con la Iglesia; comunión no exenta de tiranteces, como sucede en las mejores familias (y la Iglesia es una familia de familias, es la familia de los hijos e hijas de Dios que siguen a Cristo), pero comunión al fin y al cabo. Luego, Leonardo Boff ha roto con la comunión, al menos doctrinal, con la Iglesia, se ha declarado radicalmente como un hombre de izquierdas, muy influido por el marxismo, algo por el anarquismo (y los gustos musicales afrolatinos brasileiros, creo que también). Etcétera.
Yo prefiero, más que condenar a Leonardo Boff -y mucho menos insultarlo-, dialogar, en la medida en que puedo y sé, con sus ideas. Y le aseguro que a menudo no estoy de acuerdo con sus ideas; sin embargo, dos veces me he leído su libro Los sacramentos de la vida: es de los más poéticos suyos que he leído, y eso que ya varias décadas contemplan la redacción y publicación inicial de este libro.
Condenar o bien salvar al hombre Leonardo Boff, exfranciscano -según el propio Leonardo, sigue admirando mucho a san Francisco de Asís, es lo que él dice, ahí ni entro ni salgo, y tiene algún libro que otro precioso sobre la figura del Poverello de Asís, no sé si usted conoce esas obras-, no me compete a mí, sino a Dios.
De modo que incluso el “hereje y apóstata” Leonardo Boff más de una cosa buena y verdadera ha dicho. Al menos para mí.
28 de mayo, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
No hay comentarios:
Publicar un comentario