Desde luego, sin conocer en profundidad el intríngulis de este asunto, y sobre todo sin poder conocer en modo alguno la conciencia del señor Richard Cohen, lo que está viviendo este prestigioso psicoterapeuta norteamericano, cristiano evangélico y exgay, es un auténtico calvario por causa de su fidelidad a la verdad de Cristo, en un mundo desparradamente pagano, para algunas voces altamente alarmadas, ya diabólico.
Por causa de la verdad de Cristo sobre la sexualidad humana y el matrimonio.Y me congratulo por ello. A sabiendas de que muy difícilmente los que defienden la verdad de Cristo recibirán el aplauso del mundo. Por eso a mí mismo -y disculpas por autocitarme-, los círculos literarios de mi entorno, en general y salvo honrosas excepciones, empeñados más bien en promulgar naderías más o menos decadentes, postmodernas y anticristianas, paganizantes, hedonistas, etcétera, pasan de mí, de mi breve obra literaria. No salgo en foto alguna, en conciliábulo alguno aparezco, precisamente porque no me perdonan mi fe católica.
Pero Dios está arriba. Y su Misercordia que es Justicia es la promesa que nos mantiene perseverantes y firmes en este tiempo de tibieza moral y axiológica, en este tiempo de apostasía generalizada… Frente a la Gran Apostasía, no pocos escritores de mi entorno cultivan decadencias, naderías, postmodernidades, paganismos y vacíos de Dios. Dando cumplimiento ellos y ellas, sin saberlo casi siempre, a estas palabras proféticas del apóstol Pablo en su 2 Tim 4, 3-4: "Pues vendrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán un montón de maestros según sus deseos. Estarán ávidos de novedades y se apartarán de la verdad para volverse hacia puros cuentos."
En palabras del gran ensayista argentino Eduardo Azcuy, ya fallecido: “Son escritores nihilistas y hedonistas al servicio del Pensamiento Único liquidador de la Utopía, esto es -para un cristiano-, la Verdad de Cristo”. O esto del genial Chesterton: "No es cierto que un hombre al dejar de creer en Dios pase a creer en nada; generalmente, pasará a creer en innumerables ídolos".
Pues sí: personas hay que hasta celebran con tartas y regalos los cumpleaños de sus perros. Se cuenta que santo Domingo de Guzmán, el fundador de la Orden de Predicadores (popularmente, dominicos), pasaba muchas horas robadas al sueño haciendo oración y hasta lloraba: "¿Qué va a ser, Dios mío, de los pobres pecadores?", se preguntaba el gran santo mendicante.
15 de octubre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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