Claro que no, o sea, sí, cierto: “No todo en la vida cristiana es fiesta.” Esto lo acaba de reconocer el papa Francisco. Y es muy cierto. La vida es drama: la vida es drama, pero no ha de ser concebida como finalmente trágica. Y esto lo reconocía ese filósofo a un bigote pegado llamado F. Nietzsche, entendor de las Bienaventuranzas “al revés”: haber matado a Dios es algo terrible, y el hombre no puede permanecer impasible, como si tal cosa, ante un hecho como el homicidio de Dios.
Pero hoy día, inmersos en esta Gran Apostasía que asola la Iglesia -el mundo, no digamos…-, muchos ni se han enterado de que Dios ha muerto y viven tan panchos, como cerdos del rebaño de Epicuro: comamos, forniquemos, muramos “hartos como gatos”.
Y los tibios intra y extraeclesiales, tan políticamente correctos, tan traidores a Cristo y a su Iglesia, tan mundanizados, tan nepotistas, tan trepas, arribistas y figurones... Como que se multiplican como esporas los tibios, yo incluido entre esa multitud, entre esa legión. Y no parecen temer el Juicio de Dios: “A los tibios vomitaré de mi boca”, pone en boca de Dios el autor sagrado: Palabra de Dios.
Esta es, me parece, en buena media la Iglesia; mejor, lo que ha venido a ser una Iglesia que ha confundido el llamado “espíritu del Concilio” con el aguar el Evangelio, volverlo soso, insípido, amaestrado, mundanizado.
En otro orden de cosas, el actual arzobispo de Canterbury, que al parecer se entrevistará en breve con el santo padre Francisco, para mí ni siquiera es obispo (la Iglesia desde León XIII no reconoce validez alguna a las ordenaciones sacerdotales anglicanas), pero parece ser que al menos ha formado una familia cristiana: de sus seis hijos, perdió a una hijita de siete meses en accidente de tráfico. Y aunque partidario de la ordenación ministerial de la mujer, su “doctrina” moral no está del todo alejada de la doctrina católica: el arzobispo anglicano y primado de esta confesión Justin Welby cree que la sexualidad es para el matrimonio.
Y sin embargo yo que conozco seglares católicos que viven en lo profesional de la Iglesia católica, en la Diócesis de Canarias que pastorea el homónimo episcopal del Papa, y no están ni casados por la Iglesia y conviven maritalmente. Palabrita. A seglares que viven en lo profesional de la Iglesia católica y que empero se pasan por el forro la enseñanza de la Humanae Vitae de Pablo VI, enseñanza magisterial que no solo prohibía el uso de anticonceptivos sino que exhortaba a la apertura generosa a la vida.
Pero a mí ya poco me sorprende lo que sucede en esta Iglesia: la Gran Apostasía ya profetizada la está dinamitando…
2 de junio, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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