doramas de luismiércoles, 24 julio, 2013
Sospecho que la Iglesia católica está atestada de gente así: entre burócratas, más o menos acomodados y antimilitantes, y progres más o menos contrarips al sentir del Magisterio, anda el juego.
Pero yo no soy sedevacantista ni seguidor de Lefebvre, de modo que para mí el Magisterio tiene como garante máximo al papa Francisco. Mi voluntad, así pues, "cum Petro et sub Petro".
Aunque me duele la Iglesia, y no la entiendo a menudo, y la sufro, porque ella misma me ha puteado-ninguneado a mí: curas laicistas y jesuitas laicistas ya he escrito públicamente que prefieren dar cancha, altavoz y prestar oídos, digo en plataformas confesionales católicas o de inspiración cristiana, a ultrafeministas, a ultralaicistas, a ateos, a promotores de las movidas LGTB, en tanto a quien estas líneas escribe, al parecer tenido por "fundamentalista y fanático, mal hijo de su madre, o sea, de la Iglesia", le cierran todas las puertas.
Casi que no hay familias cristianas en verdad abiertas con generosidad a la vida, ni entre el profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, ni en las facultades teológicas, ni en la escuela católica, ni en los centros culturales confesionales católicos... De modo que ya ni creo que sirva de algo denunciar todo esto, "bloguer", de algo que no sea el exponerse uno al peligro de más lluvias torrenciales de rechazos y condenas: "cátaro, fanático, resentido, enemigo de la Iglesia, odiador, envidioso, purista..."
Es lo que abunda. Solo que siempre será verdad aquello tan paulino: "Donde abundó el pecado, sobrabundó la gracia". Para mantener la esperanza al menos. La esperanza contra toda evidencia y contra toda desesperanza.
La esperanza a pesar de que las autoridades de la Iglesia a mí no me parece que hagan nada por ir poniendo de patitas en la puta calle, tan inhóspita, a tanto trepa, burócrata, antimilitante, enchufado, antinatalista, progre y figurón...
Pero nada: creo que es más posible el ganarse la vida poniendo un ganado de cabras o plantando ajos y cebollas, que el esperar que las cosas vayan a cambiar en la Iglesia católica en el sentido en que estamos diciendo. En la Iglesia católica, sí, donde no hay ninguna incompatibilidad, parece, entre ser antinatalista y dar clases en una facultad teológica; de hecho, están aborrotadas de sujetos y sujetas así, y no se hace nada por cambiar nada. Y si te quejas, cataplún: fundamentalista, fanático, intransigente, purista, soberbio, despechado, resentido, odiador, difamador, cátaro...
Me quedo con Mike Oldfield, música acuática, étnica, celta y folky, en esta tarde calurosa de verano. La emoción que me produce esta música es más "real" que la esperanza de que un cambio drástico y radical se dé en la Iglesia católica.
Pero yo no soy sedevacantista ni seguidor de Lefebvre, de modo que para mí el Magisterio tiene como garante máximo al papa Francisco. Mi voluntad, así pues, "cum Petro et sub Petro".
Aunque me duele la Iglesia, y no la entiendo a menudo, y la sufro, porque ella misma me ha puteado-ninguneado a mí: curas laicistas y jesuitas laicistas ya he escrito públicamente que prefieren dar cancha, altavoz y prestar oídos, digo en plataformas confesionales católicas o de inspiración cristiana, a ultrafeministas, a ultralaicistas, a ateos, a promotores de las movidas LGTB, en tanto a quien estas líneas escribe, al parecer tenido por "fundamentalista y fanático, mal hijo de su madre, o sea, de la Iglesia", le cierran todas las puertas.
Casi que no hay familias cristianas en verdad abiertas con generosidad a la vida, ni entre el profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, ni en las facultades teológicas, ni en la escuela católica, ni en los centros culturales confesionales católicos... De modo que ya ni creo que sirva de algo denunciar todo esto, "bloguer", de algo que no sea el exponerse uno al peligro de más lluvias torrenciales de rechazos y condenas: "cátaro, fanático, resentido, enemigo de la Iglesia, odiador, envidioso, purista..."
Es lo que abunda. Solo que siempre será verdad aquello tan paulino: "Donde abundó el pecado, sobrabundó la gracia". Para mantener la esperanza al menos. La esperanza contra toda evidencia y contra toda desesperanza.
La esperanza a pesar de que las autoridades de la Iglesia a mí no me parece que hagan nada por ir poniendo de patitas en la puta calle, tan inhóspita, a tanto trepa, burócrata, antimilitante, enchufado, antinatalista, progre y figurón...
Pero nada: creo que es más posible el ganarse la vida poniendo un ganado de cabras o plantando ajos y cebollas, que el esperar que las cosas vayan a cambiar en la Iglesia católica en el sentido en que estamos diciendo. En la Iglesia católica, sí, donde no hay ninguna incompatibilidad, parece, entre ser antinatalista y dar clases en una facultad teológica; de hecho, están aborrotadas de sujetos y sujetas así, y no se hace nada por cambiar nada. Y si te quejas, cataplún: fundamentalista, fanático, intransigente, purista, soberbio, despechado, resentido, odiador, difamador, cátaro...
Me quedo con Mike Oldfield, música acuática, étnica, celta y folky, en esta tarde calurosa de verano. La emoción que me produce esta música es más "real" que la esperanza de que un cambio drástico y radical se dé en la Iglesia católica.