jueves, 25 de abril de 2013

"A D. Luis González Morán -que pasaba por aquí-..."




A D. Luis González Morán:



Ese militante ejemplar que fue Julián Gómez del Castillo, ejemplar a pesar de sus errores, a pesar de sus tics compulsivos y tremendistas algo intolerantes (para el anarquista y pensador-historiador Heleno Saña, Julián fue uno de los más grandes militantes obreros que él  había tenido ocasión de conocer), solía repetir que la crisis del apostolado obrero de inspiración cristiana en los años sesenta pero sobre todo setenta del siglo XX, se debió, más que a la acción “reaccionaria” de los obispos, a la politización de las propias comunidades insertas en ese gran movimiento del apostolado obrero de inspiración cristiana.



Con todo, hoy día ni la inmensa mayoría (honrosas excepciones aparte, a Dios gracias)) de los estudiantes de Teología, ni los seminaristas, ni los jóvenes sacerdotes que van saliendo, ni los que enseñan Religión católica en la escuela pública, ni los que se ejercen en la escuela católica, ni la inmensa mayoría de los que trabajan en servicios sociales para la Iglesia católica conocen siquiera media palabra sobre Guillermo Rovirosa, D. Tomás Malagón, el movimiento obrero, ZYX, Julián Gómez del Castillo,  D. Luis Capilla… Nada de nada. Todo eso suena a música celestial perdida, no en las alturas sino en la noche de los tiempos.


Yo creo que ni la mayoría de los obispos españoles actuales conoce toda esa historia como debe ser conocida. Qué pasada. Y empero yo, que conozco toda esa realidad desde hace 25 años o más (en realidad más, desde mi época de estudiante de Bachillerato, aún adolescente: ya en 3º de BUP me sentí fascinado por el personalismo comunitario y el socialismo utópico), no he merecido ni ser recibido por autoridad eclesial alguna a pesar de mucho haberlo solicitado, ni ser contestado, ni atendido, con todo lo que les he rogado, insistido... Ningún eclesiástico ni movida institucional católica alguna han querido romper una lanza a favor de alguien que, tras renunciar a su trabajo con ocasión de su ingreso en el Seminario Diocesano de Canarias, quedó en una situación personal, profesional y económica muy difícil. O sea, que me han visto apaleado en la cuneta del camino y, como el levita y el sacerdote de la parábola del buen samaritano, han pasado de largo, o lo que es lo mismo, de mí.


En fin: a ver si el Espíritu de Dios me ilumina porque me sé que el Evangelio nos exhorta a rezar y pedir por los enemigos, por los que nos persiguen, por los que nos quieren mal. Con todo, es que no puedo dejar de reírme ante tales circunstancias que me han pasado en la Iglesia, o con la Iglesia; reírme por no llorar, ciertamente, pues me parece tan canallesco lo que me han hecho... Que a mí, con mi trayectoria militante me hayan dicho "vete a la mierda, a jugar con tierrita y meados por ahí", en tanto a toda suerte de trepas, figurones, antimilitantes, burócratas, arribistas, mundanizantes, antinatalistas y meros enchufados...


A joderse sigue tocando. Reconozco que me ocupo mucho de este asunto, tal vez de manera obsesiva, y que puede que pierda energías y tiempo necesarios para acometer los grandes retos que hoy tiene planteados mi vida; pero -quiero suponer-, acaso lo hago para tratar de que no quede ninguna duda sobre el nivel tan elevado de hipocresía y de incoherencia que se vive en la Iglesia católica.


"Según EPA, la cifra es ya la de 6.200.000 parados en España"




Lo que diré tiene que ver con el post, aunque no lo parezca…

Según la EPA (encuesta de población activa), espectacular aumento del paro en el último trimestre: ya alcanzamos la cifra de 6.200.000 parados. A escala nacional, un 57% de la juventud española peninsular, parada; en Canarias, la cifra supera ya el 70% de la población joven activa. En toda España, 1.900.000 hogares tienen todos sus miembros en paro, todos. Son carne de desahucio, pesimismo existencial, angustia, desesperanza, tristeza, malhumor, tentación de suicidio…

A esto hemos llegado no solo por la “herencia” de Zapatero, sino por la nefasta gestión que de la crisis está haciendo el Partido Popular, que es de derechas. Que es de derechas y que, siendo de derechas o por ser de derechas, parece no merecer la crítica de los obispos españoles, salvo alguna que otra muy aislada y como apagada voz.  ¿Por qué? ¿Dónde está situada ideológicamente la Iglesia española, quiero decir, la Conferencia Episcopal Española? La situación de España se vuelve insostenible e insoportable para millones de personas, y el Partido Popular no dimite en bloque (hoy que la convocatoria del 25A pretende circundar el Congreso), no encuentra soluciones desde la política económica liberal que aplica, a instancias de la alemana Merkel, y empero ¿no alzan su voz los obispos católicos de España?

Pase que los obispos no se declaren de izquierdas, pase que sea incluso conveniente que no se declaren de izquierdas, para evitar confusiones partidistas y demás, pero ¿también vale que estén tan mudos ahora que en España la situación de crisis está negando la vida, literalmente, no al nasciturus sino a millones de personas de carne y hueso? ¿Vale que, no declarándose de izquierdas, parezcan por contra tan descaradamente de derechas? ¿Vale que, amén de practicar el nepotismo y el desprecio a los que no les caen bien o no les interesan (al menos conmigo lo han practicado algunos), no hagan pública su crítica a la nefasta labor del muy liberal Partido Popular, que está trayendo a millones de españoles un indecible sufrimiento?

Me cuesta tanto entender tantas cosas…

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXV)"


ayporquenosoycomodon


Donde el papa Francisco afirma que "la Iglesia no es una organización burocrática sino una historia de amor", yo entiendo que lo que quiere decir es que no debería ser una organización burocrática y sí una historia de amor.

Sin embargo, su crisis interna colosal, como pocas ha debido sufrir en su bimilenaria historia, no en balde es consecuencia de un exceso de mentalidad burocrática en detrimento de la mentalidad militante, de la mentalidad del amor, de la mentalidad evangelizadora.

Así las cosas, preguntémonos: de entre todos los seglares que viven en lo profesional gracias a la Iglesia católica (sanidad, educación, administración, servicios sociales...), ¿cuántos los hay verdaderamente militantes, o sea, evangelizadores enamorados de Jesucristo y de su Iglesia en fidelidad al Magisterio? De entre los que están casados, ¿cuántos han creado un hogar cristiano solidario, "espiritualmente conyugal" y abierto generosamente a la vida?

Y una pregunta: los obispos (episcopos: "el que supervisa"), ¿supervisan todo esto?

Ya...

miércoles, 24 de abril de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXIV)"





Por otra parte, está el episodio de la afrenta que han hecho al arzobispo católico belga las cuatro feministas del Femen. Lo de menos es que fueran semidesnudas -aunque no soy especialmente partidario de usar el desnudo como arma de protesta y de lucha, allá cada cual que sí lo use para ello-, sino la falta de respeto perpetrada contra el obispo. Este hecho no lo apruebo en modo alguno.

Desde luego, no se puede ser feminista partidaria de la homosexualidad y a la vez católica fiel al Magisterio. Son "bandos" incompatibles, irreconciliables. Empero, la Iglesia católica no digo que esté llena de feministas tan radicalizadas, acaso no, pero desde luego no deja de estar "poblada" de feministas proabortistas, antinatalistas (de hecho, la mayoría de las mujeres jóvenes católicas españolas en la práctica lo son: pocas son las que desean apertura generosa a la vida en sus matrimonios y parejas; ni siquiera las que viven en lo profesional de la Iglesia...).

Entonces, ¿de qué nos quejamos? Yo, que he sufrido la canallada (clericanallada) de haber recibido el ninguneo, el vacío y el desprecio por parte de todos los eclesiásticos  de la Iglesia católica que peregrina por España, especialmente por la Diócesis de Canarias, desde hace 9 años en que comencé a pedirles ayuda...

Qué pasada. Tuve el detalle de perder un trabajo por causa del Reino al ingresar al Seminario, me he manifestado como muy deseoso de fidelidad al Magisterio, cultivando para ello una espiritualidad de conversión o encarnación desde hace 25 años (espiritualidad militante que la mayoría de los seglares conocidos por mí que viven en lo profesional gracias a la Iglesia, no saben ni en qué consiste), y además he acumulado una cierta cultura interdisciplinar (literatura, filosofía, arte, cine, teología, movimiento obrero, personalismo comunitario, historia de la Iglesia...), y resulta que cuando he necesitado una ayuda, una mano amiga, un SOS, un auxilio, han pasado miserablemente de mí desde la Iglesia...

En fin. Así las cosas, ¿por qué tendría que preocuparme el que cuatro chicas semidesnudas mojaran con agua al obispo católico belga André-Joseph Léonard? Lo siento por él, por más que otros hermanos suyos en el episcopado de mí hayan pasado sin misericordia. Y en tanto pasaban de mí sin misericordia, han consentido que la Iglesia católica en España se fuera atestando de fieles seglares de mentalidad arribista o advenediza, antimilitante, feminista antinatalista, burocrática...

Un asco. Me han jodido y bien jodido. Por eso me río de la recomendación de alguien como Francisco José Fernández de la Cigoña -que es la de otros tantos integristas que participan en su muy visitado blog-: ante un obispo católico, hacer una respetuosa reverencia, besarles el anillo...

¿Hacer reverencias y besarles el anillo a señores que han pasado inmisericordemente de mí? No tengo madera de santo ni de mártir, creo, o me temo, mas ¿quién la tiene hoy en la Iglesia católica que peregrina por España?  

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXIV)"




En la gestión de los gravísimos casos de pederastia que han salpicado a la Iglesia católica que peregrina por Bélgica, igual se puede discutir algún aspecto de la actuación del arzobispo André-Joseph Léonard, presidente de la Conferencia Episcopal Belga. Sin embargo, doctrinalmente hablando parece un obispo no solo buen teólogo (he leído algunas obras suyas), sino que parece un pastor celoso de la transmisión integral de la doctrina del Magisterio.

Cosa que no es nada ocioso que se recuerde, y mucho menos el darla por hecha o consabida, pues la impresión que transmiten no pocos obispos es que de episcopos tienen poco, si consideramos que etimológicamente episcopo significa "el que supervisa". Se sobreentiende que la fe, la vida de la Iglesia, la fidelidad al Magisterio.

Desde luego, dado el altísimo nivel de trepas, arribistas, figurones, mediocres, feministas de mentalidad antivida, mundanizantes, burócratas y meros enchufados en la Iglesia, uno no puede sino preguntar esto: ¿Dónde están los episcopos?

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXIII)"


luiskanarioXXV


Cierto lo que dice la benedictina Teresa Forcades en este artículo o post publicado por Regilión Digital: hay misoginia en la Iglesia, y machismo y clericalismo.


Pero no es menos cierto que también se palpa en la Iglesia católica, y se palpa mucho, el feminismo antinatalista y proabortista, con el que no me queda muy claro que ella misma, sor Teresa, no esté de acuerdo casi del todo.

Asimismo, también se palpa, a pasos agigantados, o sea, a ritmo frenético, la pérdida de la espiritualidad militante en beneficio de la mentalidad acomodaticia, arribista o advenediza, burocrática, funcionarial.

Como tampoco deja de palparse la contestación sistemática al Magisterio. Y curiosamente, y sin que parezca no tener alguna relación con lo anterior "palpado" en la Iglesia y señalado por mí en este breve apunte, también se palpa la presencia de más de un obispo que no pasa de ser lo que se dice mero un burócrata eclesial que...

Todo lo anterior también se palpa, y bien que se palpa.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXII)"


luiskanarioXXV

"¿Un nuevo tiempo de esperanza eclesial?"


Ya. Escuchando al papa Francisco sí cabe coincidir en que ese nuevo Kairós parece estar gestándose, me figuro que con dolores de parto, sí, porque además no faltarán en la Iglesia universal voces y brazos que prediquen y trabajen en esa dirección, ¡a por una nueva primavera eclesial!
   

Pero oh tempora oh mores, como las obras son lo que cuenta... Muchas obras en la Iglesia son, a la vista están, mera concesión a intereses terrenales contrarios al Evangelio.

Y sobre todo, ¡es que en España la gente cree cada vez menos!, ¡se confiesa y comulga cada vez menos!, ¡se casa por la Iglesia cada vez menos!, ¡tiene cada vez menos hijos!, ¡pasa de la moral tradicional de la Iglesia cada vez más!, ¡carecen de conciencia militante a pasos agigantados...!, ¡apostatan silenciosamente de la fe católica cada vez más...!

Por no dar testimonio militante, ni la mayoría de seglares que vive en lo profesional gracias a la Iglesia da testimonio entusiasmante de la fe, salvo honrosas excepciones, bendito sea Dios... Pero bueno, quien no se consuela es porque no se entrena para ello o porque no conoce el cine de Federico Fellini ni la música de Mozart.

Comoquiera que sea, llueva o nieve o salga el sol por Antequera y aun cuando nos acusen de pelagianos, no habrá que perder la esperanza... Aunque, el tratar de no perderla ¿será porque lo dice el Papa? ¿Porque lo dicen muchos pastores que son verdaderos evangelizadores entusiasmados con Cristo y con su Iglesia...?

Al tiempo... 

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CXI)"




A mi tocayo el sacerdote católico Luis González Morán:

Espero que no te moleste que utilice primero lo de “tocayo”, y luego lo de "sacerdote". Y acto seguido, he de matizar que la intervención del cardenal Amigo fue en la presentación-debate, en Comillas, del libro Francisco. El Nuevo Juan XXIII, coordinado por José Manuel Vidal y por Jesús Bastante, periodistas también coordinadores de Religión Digital. Asimismo estuvieron presentes personalidades como el P. Angel, de Mensajeros de la Paz, Manuel Guerrero, por Desclée, Julio Martínez en representación de Comillas, amén de los citados Vidal y Bastante.
Veamos que mi observación quiso ir en la línea de hacer notar que, hoy por hoy, claro que hay que mantener la esperanza frente al rigor y el horror de la crisis que no cesa, esto es lo último que habría que perder (lo diga o no lo diga el cardenal Amigo, que dudo tenga problemas para llegar a final de mes, por cierto, dichoso él; yo, sí los tengo; y además, tengo dos amigos de mi quinta que, literalmente, están pasando hambre), solo que para sobrevivir a la crisis, para poder salir de ella, hace falta algo más que esa esperanza que no habría que perder, por supuesto. A esto me refería. Vivimos en la tierra, somos de carne y hueso, se necesita dinero, bienes materiales diversos.
Pero es que también quería poner el dedo en la llaga de otro asunto, este referido a la Iglesia católica. A saber: me cuesta asimilar la exhortación a la esperanza viniendo de un pastor de la Iglesia universal, institución llena de gente noble, sin duda, honesta, solidaria y buena, pero también experta a lo bestia en nepotismos, hipocresías, incoherencias… Y me cuesta creerlo por algo que apunto en mi anterior comentario dirigido a Javier Peláez: de algunas nubes amenazantes muy negras que se siguen cirniendo sobre mi vida, no soy yo el único responsable, pues no tengo hoy por hoy ninguna duda sobre la identidad de otros culpables; esos otros culpables son eclesiásticos.
Pero sí: la esperanza es lo último que se pierde. Lo diga o no un cardenal que no parece, pese a todo, muy indignado ni muy afectado por la crisis que sigue golpeando implacable a millones de españoles.
Salud. Buen día.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CX)"




Javier Peláez:

Gracias por lo de “interesante”; en otras ocasiones, discrepamos, pero no pasa nada, ni cuando se concuerda ni cuando se discrepa, mientras haya respeto elemental.
En Atrio no me siento incómodo, porque las controversias no salpican lo estrictamente personal. Y lo siento ahora como un espacio de libertad, de heterodoxia doctrinal, sin duda, con la que suelo discrepar, pero me interesa este portal, tal vez por ser el que es el momento de mi vida por el que paso.
Un momento existencial en el que me parece estar captando de una manera soberanamente aguda el rigor de las hipocresías e incoherencias eclesiales; de ahí esa cierta “sintonía” mía con las críticas a la Iglesia de alguien como Javier Renobales, con quien en última instancia discrepo porque yo me sigo alineando con el Magisterio… O al menos eso creo, que igual tampoco, aunque mi intención siga siendo la que es.
Alineación que no raramente me hace plantearme si no seré yo en realidad o en el fondo de mis intenciones y voluntades más íntimas, un cobarde. Un cobarde, sí, porque habiendo perpetrado contra mí humilde persona (humilde a mi pesar, no es falsa modestia) la hipocresía eclesiástica un conjunto tan descarado de ruines atropellos, no sé por qué no me atrevo a proclamar más a menudo un profundo y muy arraigado sentimiento de rebeldía que experimento ante la contemplación, de una parte, de esos atropellos sufridos, pero sobre todo ante la contemplación de tantos comportamientos hipócritas que me parece captar sobre todo en el estamento clerical, o eclesiástico.
Veamos. En Atrio mismo he tenido ocasión de reconocer que yo mismo me habría hecho presente en París en las manifestaciones convocadas por la Iglesia católica en Francia y por fuerzas de la derecha y aun de la extrema derecha xenófoba y racista francesa, contra el matrimonio igualitario para las personas homosexuales, que finalmente ha salido aprobado en la laicista Francia. Y sin embargo, con independencia de que estando yo en Francia hubiera ido o igual no a esas manifestaciones, a fuerza de ser sincero he de reconocer que a menudo me parece potencialmente desconcertante por hipócrita el que los obispos católicos pongan tanto énfasis en la defensa del embrión, el feto, el nasciturus, y aparentemente, al menos aparentemente (en las intenciones y en las conciencias, ahí no entro), mucho menos énfasis en proteger la vida, los derechos, la solidaridad y la justicia de las personas nacidas, de los más pobres, por ejemplo.
Mira que he repetido, Javier Peláez, hasta la saciedad, aquí mismo en Atrio, que no tengo ningún asomo de duda sobre que la hipocresía eclesiástica me ha acabado jodiendo la vida, mi vida real, mi humana existencia de carne y hueso en el aquí y ahora de este mundo (no en el más allá prometido). No puedes ni imaginarte el dolor y la desazón por todo ello, el descalabro que padezco. Por ello, cuando contemplo mi estado, que diría el poeta clásico, y me pongo a escuchar los episcopales gritos de condena del aborto, pongamos, de todo aborto, se me aparece principalmente esta palabra, lo confieso, no puedo negarlo: HIPOCRESÍA.
Me pregunto (¿retóricamente?): ¿Cómo los mismos que han sido capaces de pasar del dolor de alguien de carne y hueso como yo, que vive, que respira, que siente y padece, que tiene memoria y conciencia, etcétera, son capaces de mostrarse tan encendidamente defensores del derecho a la vida de seres vivos (si discute si humanos o no, si personas o no) que no tienen memoria, ni conciencia, ni intrahistoria…?
Soy contrario al aborto, lo he reconocido en Atrio. Pero aunque contrario, me parece a menudo tan desproporcionada la defensa numantina que hace la Iglesia del derecho a la vida del nasciturus, al tiempo que no hace más que practicar la doble moral, la hipocresía en sus vertientes más refinadas, el nepotismo más escandaloso imaginable, y en general los pactos con los intereses mundanos o terrenales más bastardos y contrarios al Evangelio.
En fin: agradezco al menos a Atrio el que me permita -al menos hasta la fecha-, dar rienda suelta a todas estas cuitas mías; desde luego, otras páginas de Internet que se tienen a sí mismas por muy católicas, no me lo permiten.
Buen día.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CIX)"




Ciertamente, el papa Francisco no puede afirmar otra cosa; siendo él el pastor de la Iglesia universal, ¿cómo iba a proclamar que se puede buscar a Jesucristo con corazón sincero fuera de la visibilidad de la Iglesia?
 
El Papa comprenderá que hay múltiples situaciones de experiencia personal conflictiva en la pertenencia a la Iglesia que comparta el seguimiento de Cristo Jesús, pero sin jamás dar vía libre a la opción de buscar a Jesús el Señor fuera de la Iglesia.
 
Con todo, y cambiando de tercio, para que sea verdad lo que se afirma del obispo Carlos Osoro, actual de la Diócesis de Valencia, en unos comentarios de foristas que acabo de leer en un artículo de Religión Digital (es el artículo en que el Papa denuncia que hay trepas en la Iglesia, me parece recordar). Se llega incluso a ironizar con su apellido: Osoro, “Oso de Oro”. Se le acusa de trepa, de ambicioso, de manipulador, de chaquetero, de servil…
 
Lo que suelo decir: todos somos pecadores, y yo que estas líneas escribo el primero, pero a menudo sucede que los que menos ayudan a que el común de los mortales, los cristianos de a pie, se entusiasmen con el mensaje cristiano son precisamente los jerarcas que, puestos en la Iglesia por el Espíritu Santo que gobierna a la que llaman la Esposa de Cristo,  dan un pésimo y lamentable ejemplo de vida cristiana.
 
Y el papa Francisco que denuncia la abundancia de trepas en la Iglesia católica, la abundancia de tibios, la abundancia de pastores que son meros gestores o funcionarios que no huelen a oveja… Pero me temo que poco va a cambiar en la Iglesia católica: si hay una institución nepotista a lo bestia, esa es la Iglesia; si hay una institución en la que es posible llegar a ser santo pero también muy posible llegar a convertirse en un cínico trepa autoritario y manipulador, esa es la Iglesia; si hay una institución en la que es posible llegar a ser una persona delicadamente servicial y honesta pero también muy posible conformarse con ser un arribista sin escrúpulos, esa es la Iglesia…
 
Buen día.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CVIII)"



Yo confío en que el papa Francisco al menos se crea lo que está predicando en sus homilías, orales y escritas, en sus catequesis y alocuciones y exhortaciones, con todo lo cual además está mostrando que no es un intelectual tan fino y tan buen teólogo como Benedicto XVI, pero acaso sí más cercano, más pastoral, más “comprometido”.

También digo lo anterior porque la iglesia católica está tan gastada, desgastada, desmoralizada, mundanizada… De todas formas, ¿qué puede importar o interesar a un indignado en paro y sin apenas dinero, y con el horizonte muy negro (más negro que el sobaco de un grillo), con el horizonte laboral y de expectativas vitales o existenciales lleno de amenazantes nubes negras, lo que diga el papa Francisco, por muy buena intención que tenga al decirlo y al quererlo para la humanidad?

Recientemente (ayer fue o hace apenas unos días), el cardenal franciscano español Carlos Amigo hablaba en el marco de un ciclo de conferencias sobre pastoral y espiritualidad, ya se sabe, temas eclesiales, de tiempos de esperanza para referirse a los actuales. ¿Tiempos de esperanza? ¿De qué esperanza habla? ¿Esperanza en un país con 6.000.000 de parados y en aumento, porque la crisis no cesa, la sangría del paro no cesa, la recesión no afloja un punto…?

Las autoridades de la Iglesia, aparte de esas prédicas llenas de “esperanza” en el más allá, como si invitaran a que nos resignemos, ¿hacen algo más para atajar la crisis, algo que no sea nepotismo y pactos con intereses mundanos en altas dosis, que es lo que suele practicarse desde siempre en la Iglesia católica?

En fin, esperanza para estos tiempos recios… Pero quizá si el cardenal sufriese el paro, la precariedad económica, la economía sumergida, si tuviese bocas que alimentar, si sufriese en primera persona del singular los estragos de la secular hipocresía eclesiástica…


Postdata:

He de precisar que la intervención del cardenal Carlos Amigo Vallejo tuvo lugar con ocasión de la presentación-debate en Comillas, Madrid, del libro titulado Francisco. El nuevo Juan XXIII, publicado por RD-Desclée. Aparte del cardenal franciscano, estuvieron presentes José Manuel Vidal y Jesús Bastante, en nombre de Religión Digital, el P. Ángel, fundador de Mensajeros de la Paz, Manuel Guerrero, director de Desclée, y Julio Martínez, de Comillas.

En su intervención, el cardenal se refirió a los "aires de esperanza" que ha traído el nuevo pontificado del papa Francisco. Aires de esperanza eclesiales, sí, pero que el cardenal quiso reconvertir en motivos de esperanza también para los tiempos recios que sufrimos.

Así que está bien: si usted lo dice, cardenal... Pero me temo que mucha gente no lo cree a usted, y ni siquiera tiene fácil creer al papa Francisco, con todos sus aires de reforma, empatía, cercanía, humildad y pobreza. Porque contemplan el panorama de la Iglesia católica: nepotismo a lo bestia o por un tubo, pacto con lo mundano contra el Evangelio, apuesta por lo burocrático en detrimento de lo militante, abundancia de ministros ordenados que más parecen gestores que pastores con olor a oveja...

martes, 23 de abril de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CVII)"


luiskanarioXXV


Esto que afirma Kaoshispano en su comentario sí lo comparto: "laicos mundanos que quieren ser funcionarietes de por life".

Son abrumadora mayoría hoy, están por todas partes en la Iglesia católica. Muchos jamás han sido militantes, y no es que no tengan por modelo a obispos como Dom Hélder Cámara -pongamos-, es que no saben ni quién fue. Y si están ahí es porque los curas y los obispos, incluso los obispos, quieren.

No les hables, si son ellas, de formar una familia cristiana militante abierta a la vida y a la solidaridad y a la espiritualidad conyugal, pues aunque vivan en lo profesional gracias a la Iglesia, pasan de tomarse muy "radicalmente" en serio la doctrina de la propia empresa que les da de comer. Y si siguen estando "ahí" es porque curas y obispos así lo quieren.

Bueno, hasta aquí mi denuncia. No sacas nada práctico con hacerlo; todo lo contrario: lo que sueles sacar es que los propios denunciados, o que se sienten denunciados, te acusen de cátaro, odiador, resentido, envidioso, fanático...

Asimismo, los curas y religiosos y religiosas profesos ( y hasta los obispos llegado el caso), por lo común, salvo honrosas excepciones, pasarán de uno, mirando, como poco, para otro lado.

Y el mundo, así las cosas, seguirá dando vueltas y más vueltas... En tanto la Iglesia católica, salvo los innúmeros testimonios de auténtica fe entregada que nunca faltan, seguirá pareciendo demasiado al mundo y poco, cada vez menos, al Evangelio.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CVI)"


luiskanarioXXV

Bueno, igual la Universidad Loyola de Andalucía es muy ignaciana, esto es, muy evangélica, muy profética. No tengo el gusto de conocer sus actividades. Pero ojalá sean o lleguen a ser ignacianas y jesuitas según el sueño de san Ignacio de Loyola y según el del papa Francisco, jesuita si bien Papa por encima de todo, jesuita a pesar de su "gusto" franciscano.


Porque -conste que siempre desde mi experiencia, que es discutible- me parece conocer un cierto número de movidas jesuíticas que son muy poco ignacianas, y más bien secularistas; muy poco evangélicas por ende, y más bien laicistas por tanto, insisto.


Algunas de esas movidas jesuíticas, en el colmo de la concesión al laicismo, quiero figurarme, me dieron la impresión entonces de que eran ejecutadas por personas que debían sentir vergüenza de "oler a sacristía y a incienso" delante de otras tantas movidas progresistas. 


Hasta el extremo de que entre lo que percibí de tales movidas jesuíticas y las exhortaciones del papa Francisco, no veo muchas concomitancias.

Abril, 2013. Luis Henríquez. 

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CVI)"


luiskanarioXXV

Comprendo las palabras del papa Francisco; así que no me sorprenden.



La buena noticia sobre Jesús, el Señor, el Cristo, el Hijo del Dios vivo, se la debemos a la Iglesia. Asimismo, si entendemos que originalmente la Iglesia nace para dar cumplimiento al "Id y predicad al mundo entero la Buena Nueva, esto es, el Evangelio"...


Hasta aquí ningún problema, ha de ser así. Pero papa Francisco, usted mismo lo ha reconocido recientemente: muchos "arribistas y bandidos" (sic) han ido penetrando en la Iglesia con la malévola intención de servirse de ella, de la Esposa de Cristo, para fines que no suelen coincidir con la opción por el Reino de Dios y su justicia.


Y en este mismo orden de cosas, se ha ido mundanizando tanto la Iglesia,... Tanto, que a menudo mucha gente eclesial actúa como escándalo u obstáculo para la evangelización en fidelidad al Magisterio, papa Francisco. ¡Parecen mayoría los fieles que pasan del Magisterio!


Y mientras los jóvenes ¿dónde están en la Iglesia? ¿Y la clase trabajadora, o lo que queda de ella, entre la crisis implacable que golpea y el proceso de aburguesamiento de la clase obrera? Y los matrimonios jóvenes cristianos militantes ¿dónde quedan? 


Me quedo con la música de Beethoven, que escucho ahora; ustedes me lo quieran disculpar.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (CV)"


luiskanarioXXV

El papa Francisco denuncia que hay trepas en la Iglesia (calcula él mismo que deben ser muchos, solo Dios conoce con exactitud). Es cizaña mezclada con el trigo; aunque claro, trigo y cizaña somos todos los humanos, trigo y cizaña mortal.


Y ha exhortado el Papa en la dirección correcta: los pastores han de oler a oveja, han de acercarse a la gente, y no ser meros burócratas del culto. Quizá la ha dicho el papa Francisco porque en la actualidad muchos sacerdotes no parecen, en efecto, sino meros funcionarios de lo sagrado. Y pasotas: les cuentas algún problema y no es raro que parezcan ni inmutarse, como sin con ellos no fuese la cosa. Pero bueno: entre mi grupo de íntimos no creo que figure ningún cura, mucho lo siento, papa Francisco, que tú sí pareces buena gente.


También nos ha puesto sobre aviso: "Huyan de la tibieza, que lastra a la Iglesia, la hace menos creíble a los ojos del mundo, lleno de materialismo, pansexualismo e increencia".


Vale, completamente de acuerdo. Es un reto que he de tomarme en serio en primer lugar yo mismo, mediocre que soy, tibio y pecador. Pero y las autoridades de la iglesia católica, papa Francisco, tan dadas a amparar a trepas, mediocres, pelotas, mundanizantes, arribistas, enchufados y tibios, ¿están haciendo realmente algo no para juzgar a todos esos "indignos" -Dios es juez, el Juez Misericordioso-, sino para "reformar" la Iglesia desde el Espíritu de Dios?


Tengo serias dudas al respecto, pero ojalá me equivoque.


Saludos de tarde.

"En apenas seis párrafos"



Desde luego, ni los del Centro de la Cultura Popular Canaria ni los de Radio San Borondón -que son la misma cosa- te iban a publicar a ti jamás un libro, ni a dar difusión de tu blog ni de tus movidas.

Ni a mí; y eso que yo escucho la emisora, y he comprado algunos libros del Centro de la Cultura Popular Canaria... Ellos defienden los procesos revolucionarios chavista y castrista, respectivamente, consecuentemente se alinean ahora con Maduro -al que no dudan en poner como ejemplo de adultez democrática-, y naturalmente ponen a caer de un burro al ultraliberal agnóstico Federico Jiménez Losantos, por ser este como es, y a la Iglesia católica por ser como es: por rechazar, al menos en la teoría de su doctrina (en la práctica, ya se sabe que no pocos arribistas, figurones, burócratas y enchufados, de su capa hacen un sayo), el aborto, el matrimonio homosexual...

Bueno. Estoy por escuchar de aquí y de allá, lo mismo Radio San Borondón y su defensa del chavismo, que Onda Cero con Carlos Herrera, que es muy crítico con esas movidas filomarxistas. 


Postdata:

Al menos el papa Francisco acaba de denunciar que la Iglesia católica está llena de "arribistas y bandidos" (sic) que no buscan servir al Reino y sí más bien la defensa de sus propios intereses. Ya: que pregunten a algunos que me sé "enchufados" como profes de Religión católica en la escuela pública, sin jamás haber sido militantes, sin apenas saber de Teología... O que pregunten a tantos que ejercen en la escuela católica sin ser evangelizadores enamorados de Jesucristo y de su Iglesia... O a tantos otros que enseñan en facultades teológicas católicas y estando casados no han formado matrimonios cristianos militantes abiertos con generosidad a la vida, la solidaridad y la espiritualidad...

Ah claro, se me olvidaba: estoy juzgando al prójimo, y lo cierto es que no debo juzgar. Me toca seguir conformándose con ser un puteado por la hipocresía eclesiástica de la Iglesia católica en España, especialmente por la que peregrina por la Diócesis de Canarias. 

No deja de ser triste, a pesar de todo, o gracias a todo; a pesar de la música de Dire Straits que ahora escucho... 

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XCIV)"




En este post que trata de la “llamada al orden” (doctrinal) hecho por la Congregación para la Doctrina de la Fe a las religiosas de USA (por sus siglas, LCWR), me gustaría añadir el siguiente comentario: es completamente injusto utilizar la figura de monseñor Óscar Romero contra la Iglesia católica. El obispo mártir salvadoreño -cuyo proceso de beatificación acaba de “desbloquear” el papa Francisco-, y hombre de santa virtud cristiana, en palabras del emérito Benedicto XVI, es un obispo de la Iglesia católica. Fue un hombre de la Iglesia, plenamente ortodoxo en su doctrina; así pues, fiel hijo de la Iglesia. Mientras que en Atrio hay algunos foristas empeñados en utilizar a Óscar Romero como arma arrojadiza contra la Iglesia católica. Lo cual es hacer un uso ruin y torticero y manipulador de una figura de la talla de monseñor Óscar Romero, ejemplar hijo de la Iglesia universal, hombre fidelísimo a Cristo, a su Iglesia y a los Pobres.
 
En todas las familias hay conflictos, incluso en las familias formadas por dos, hombre y mujer, sin hijos. Imaginémonos en esa familia de familia que es la Iglesia, compuesta ya por más de 1.200.000.000 de miembros.

Buen día.

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XCIII)"



Javier Renobales:
 
Si un fiel católico peca y se confiesa sin propósito de la enmienda (sin firme deseo de no pecar más, al menos en la intención, aunque sepa que la tentación va a seguir siendo muy intensa y cautivadora), la confesión es inválida, y puede que incluso sacrílega. Así que no es tan fácil, más despacio y con buena letra. Y desde luego, puedes libremente descreer de los sacramentos, o parecerte que son inventos de la Iglesia, pero al menos se deben exponer con justicia, con rigor.
 
Entonces, siendo así la naturaleza y la dinámica del sacramento de la reconciliación o confesión, si una mujer católica desea abortar “en la confianza de que luego puede confesar ese pecado y santas pascuas aleluya, allá esas pajas", ya de entrada te diré que está haciendo un uso impropio e incluso sacrílego de ese sacramento. Porque repito, lo esencial del sacramento de la reconciliación es el arrepentimiento, el propósito de la enmienda, la certeza del “dolor” por el pecado cometido. A Dios ¿lo íbamos a poder engañar?
 
Yo no entro a juzgar si las mujeres católicas abortan o no abortan; algunas pocas católicas practicantes habrá que aborten o que hayan abortado, sin duda, ignoro el resto de circunstancias de cada uno de esos casos, pero desde luego no está bien el abortar, aborte quien aborte. En todo caso, católicas de verdad practicantes, mejor, creyentes convencidas, creo que abortan poco, o casi nada; el promover el aborto no es cosa de grupos católicos sino de grupos laicistas, feministas y demás familia.
 
Sí, conozco esa película del P. Amaro, en efecto. No me parece mala como película, cinematográficamente hablando (un 6 raspado le pondría); sin embargo, aunque casos como el que cuenta la película han existido y existen en la historia de la Iglesia, no es justo, porque no es verdad, suponer que todos los curas, jóvenes y no tan jóvenes, se han acabado liando con guapas y jovencitas catequistas de sus parroquias. En el ámbito de mi diócesis conozco varios casos, uno muy sonado, porque lo protagonizó un joven sacerdote muy estimado, muy volcado en movimientos de pastoral juvenil, con responsabilidad diocesana incluida. Tuvo un romance con una catequista de su parroquia, esta quedó embarazada, luego se acabaron casando creo que por la Iglesia… y no sé cómo ha seguido la cosa. Confío en que sean felices, aunque ni sé si siguen juntos.
 
De Dios sabemos algo: la experiencia de Dios que nos manifiesta Jesús en los Evangelios. Que nos manifiesta Jesús, a quien los cristianos confiesan como el Cristo, el Mesías, el Señor, el Hijo del Dios vivo. Esta serie de verdades, ni que aclarar que puede creerse o desestimarse. Pero desde luego, también en España sigue habiendo miles de mujeres jóvenes que creen en estas verdades y que están en contra del aborto. Mujeres. ¿Serán “tontas” porque creen en normas promulgadas por los hombres célibes del Magisterio? Yo creo que no; entre otras razones, porque es cierto que las mujeres no participan directamente de ese Magisterio, solo que la forma como tú lo sueles presentar, Javier, aquí en Atrio, como sueles presentar el Magisterio, es simplificadora, caricaturesca.
 
Buen día. Salud y paz.

lunes, 22 de abril de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XCII)"



Javier Pélaez:
 
Yo no creo que sea “duro”, si es el mismo concepto de duro o dureza que me parece entender. Soy frágil, soy pecador, soy mediocre, pasional, temperamental y a la vez algo “aplatanado”, etcétera. En todo caso, dura es la fe, si por dureza entendemos exigencia, esfuerzo por renunciar a nuestro egoísmo y seguir al Señor, quien no obstante dice aquello de “Vengan a mí todos los agobiados, que yo los aliviaré, pues mi carga y mi yugo son ligeros”...
 
Lo que sucede es que yo me alineo con la Iglesia, en comunión con su Magisterio. Cosa que no es precisamente fácil, la verdad. Pero te digo: si estuviese en París, pongamos, vamos, en Francia viviendo, igual me habría hecho presente entre los manifestantes que protestan contra el proyecto de ley del Gobierno de F. Hollande que pretende hacer lo que hizo Zapatero en España: el matrimonio igualitario que reconoce iguales derechos e identidad a los casamientos entre personas homosexuales. En esto me sigo alineando con el Magisterio, sin por ello pretender afirmar que no deseo dialogar con los diferentes, con los sí partidarios de llamar matrimonio a ese tipo de uniones; y mucho menos suponer, ni remotamente, que los partidarios de ese tipo de uniones son peores personas que yo. En absoluto.
 
De manera que yo no soy duro; es el Evangelio el que en todo momento nos exige, nos transforma, nos sobrepasa, nos interpela, y a la vez nos consuela, según la cita del Evangelio de san Juan que he traído: “Vengan a mí todos los agobiados…”
 
Salud y paz

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis muchos pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XCI)"



El sacerdote Vicente Cárcel Ortí, que tiene tres doctorados, me parece, y que es valenciano y tiene el título honorífico de monseñor, y pasa por ser uno de los mejores historiadores de la Iglesia católica en la actualidad, es justamente especialista en la historia de la persecución a la Iglesia en España en la primera mitad del siglo XX. A ello ha dedicado sesudos estudios y monografías.

He leído algunos de esos trabajos. En todos ellos, Cárcel Ortí sostiene que resulta asombroso el odio a la fe decretado por los instigadores de la persecución religiosa organizada contra la Iglesia católica, teniendo en cuenta, siempre según el historiador Cárcel Ortí, que muchos de los religiosos, religiosas y sacerdotes asesinados eran de hecho pobres, de vida sencilla, cercanos a las capas más humildes de la sociedad.

Ciertamente, puede que tenga razón Cárcel Ortí en lo que afirma; con todo, creo que no destaca lo suficiente un hecho. A saber: puede que no pocos de los sacerdotes, religiosos y religiosas vilmente torturados y finalmente mortalmente rematados fueran de vida pobre, ascética, y hasta humilde y asistencialmente solidaria. Pero la Iglesia como institución, como estructura de poder, no era así; en verdad, parece probado por estudios de investigación histórica que la Iglesia católica, durante todo el siglo XIX prácticamente, y durante el primer tercio del siglo XX, se había ido alineando con las capas más pudientes de la sociedad, con la burguesía, con la aristocracia, obviamente con la Monarquía, siempre en contra de los legítimos intereses de las clases obreras y campesinas .

Expuesto como lo expongo, a grandes pinceladas o brochazos, pudiera parecer algo así como un esquema maniqueo de película de indios y vaqueros, solo que me parece que no es poco cierto lo que afirmo. De manera que habiendo sido así el devenir histórico del secular desencuentro de la Iglesia católica y los estratos más humildes y pobres de la sociedad, el odio y resentimiento contra la Iglesia opresora, acumulado durante décadas, durante siglos, de padres a hijos, ¡no hizo sino estallar cuando las condiciones revolucionarias y el ateísmo y el materialismo y la lucha de clases puestos en circulación por los movimientos sociales del último tercio del siglo XIX y principios del siglo XX encendieron la antorcha de la revolución!

Me parece más plausible entenderlo así que interpretar que de la noche a la mañana (de la Revolución de Asturias del 34 a la Guerra Civil iniciada en el 36), el Pueblo empobrecido, sublevado y resentido contra la Iglesia decidió destruir esta. No en balde, virulentos conatos anticlericales ya se producen en el siglo XIX español.

Buena tarde.