martes, 7 de octubre de 2014

"Una de 'drag queen, please' "

En unas fiestas en honor a la Virgen Santísima, uno de los actos cívicos centrales no es otro que una gala drag queen. Estas galas ya muy comunes en Gran Canaria, al margen del gusto estético o no estético que tengan, que ahí ni entro  ni salgo, también son expresión de una sociedad secularizada, neopaganizada, vacía de Dios, hedonista, descristianizada a tope.

Como ese acto vandálico que denuncia el bloguero en su artículo: intentar prender  fuego,  incendiar la puerta de una iglesia en Málaga... Y es que el vacío y el rechazo contumaz a Dios traen consigo estos ataques a iglesias y estos espectáculos de galas dragquinescas, estas hogueras, estos lodos, estos vacíos existenciales,  esta radical deshumanización de la sociedad.

Y en la Iglesia, lo que trae consigo o provoca el neopaganismo imperante en la sociedad es exactamente lo que vengo denunciando en mis escritos hasta la saciedad o el hartazgo: la tibieza en la vivencia de la fe, la mediocridad políticamente correcta completamente instalada en la Iglesia, el laicismo de amplias tragaderas, el arribismo carrerista, la mentalidad antinatalista neoburguesa incrustada incluso en la conciencia de los que viven en lo profesional de la Iglesia católica: facultades teológicas, escuela católica, profesorado docente de Religión católica en la escuela pública... Encontrar en estas estructuras eclesiales a verdaderos militantes conversos a Cristo y a su Iglesia, encontrarse con familias jóvenes generosamente comprometidas en la lucha por la justicia del Reino y la fecunda apertura a la vida... ¡uf!

Y sin embargo a mí, que soy militante cristiano personalista comunitario que lleva más de 25 años cultivando una espiritualidad de encarnación o de conversión en tensión de fidelidad al Evangelio, la Tradición y el Magisterio, y que tengo contrastada experiencia docente en diversos centros públicos y privados de enseñanza secundaria, y que atesoro una cierta formación interdisciplinar (literatura, filosofía, teología, arte, historia de la Iglesia, personalismo comunitario, cine, historia del Movimiento Obrero, filología...), y que por idealista e ingenuo renuncié a mi trabajo cuando ingresé en su momento en el Seminario Diocesano de Canarias, y que creo en la familia cristiana comprometida en la lucha por la justicia del Reino, la espiritualidad conyugal y la apertura generosa a la vida (tener hijos según el plan de Dios: 0, 1, 2, 4, 5..., los que Dios conceda), y que mantengo una bitácora en Internet que es casi toda ella de apologética de la religión católica (en menos de dos años de andadura de la misma, ya he publicado más de 500 entradas o artículos, mejores o peores, más atinados o desatinados, pero todos salidos de mi avellanado cerebro) y además soy forista asiduo de algunas páginas digitales de información sobre la Iglesia...idem supra

En fin: quien no se consuela es porque no quiere o puede, o porque no sabe, también. Por eso a mí nada me gustan las galas dragquinescas, esto es cierto, solo que, luego de contemplar lo que uno se encuentra a menudo en esta Iglesia enferma de apostasía, herejía, nepotismo e hipocresía o doble vara de medir, y asimismo tomando conciencia del desprecio que han perpetrado contra mí, contra mi vida tantos eclesiásticos a cuyas puertas he venido tocando en vano durante 10 años...

Bendito sea Dios por todo, pese a todo: ojalá nada pueda apartarme del amor de Dios, como exhortara san Pablo, el Apóstol de los gentiles. A veces también a pesar de la Iglesia, santa y pecadora, Esposa del Esposo, mas caminando con ella, cum Petro et sub Petro.


9 de octubre, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.  

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