Me alegro de su perseverancia en la vocación de religiosa. Sin embargo si ella, la jovencísima italiana sor Cristiana Scuccia, que es ursulina de poderosa y hermosa voz, hubiese renunciado o desistido de perseverar en ella, en su vocación de religiosa católica profesa, sin que ello hubiera implicado o deparado un ulterior apartarse de la Iglesia, de los sacramentos, tampoco lo habría visto mal. Puesto que todos en la Iglesia estamos llamados a la santidad, de manera “especial” los religiosos y religiosas, los sacerdotes, ya sé, pero en realidad todos y todas, discípulos de Aquel que nos amó primero, estamos llamados a la santidad. Total, es joven, 25 años, y aún estaría a tiempo de casarse y hasta de tener familia numerosa (y conste, que no le estoy dando ideas, ni calentando su cabeza estoy).
Lo que sí me habría escandalizado es que hubiese decidido colgar los hábitos para hacerse una promiscua del montón, una joven vividora e irresponsable, inmoral, alejada de Dios, de las que tanto abundan en esta sociedad vacía de Dios, materialista, hedonista. Pero repito: si hubiese colgado los hábitos por decidir vivir como una seglar católica comprometida deseosa de ser buena esposa y madre, también me habría parecido magnífico.
Pero no: parece que sor Cristina Scuccia desea perseverar como religiosa católica, ha pronunciado estos días sus primeros votos temporales. Y está bien que así sea.
Loado sea Dios.
13 de agosto, 2014. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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