Otra cosa son las autoridades de la Iglesia: muchas, en efecto, por activa y por pasiva en vez de promocionar militantes cristianos fieles al Evangelio y al Magisterio promueven lo que he denunciado bajo la forma de una enumeración: trepas, arribistas, mediocres, mundanizantes, o sea, en palabras del papa Francisco, “cristianos tibios, comodones, razonables, arribistas, sociales, adaptados al espíritu del mundo”.
Siento que mi opinión haya molestado; si la he expuesto, con voluntad telegráfica, es porque sigo convencido de que refleja un conjunto de verdades como una catedral de grandes, esto es, muy ciertas.