15/4/2009
Saludos, Cándida Sofía, ¿qué tal?:
A tu interés responderé que el DOMINGO DE RAMOS participé en la Eucaristía, dos veces, por la mañana y por la tarde noche. El LUNES SANTO, participé en una celebración comunitaria de la penitencia. El MARTES SANTO, por la mañana, participé en la misa crismal, celebrada por el obispo de la Diócesis, en la santa iglesia catedral de las Palmas de Gran Canaria. Por la tarde, participé en un encuentro penitencial preparado por un grupo de jóvenes. El miércoles por la tarde, asistí de nuevo a misa. El JUVES SANTO, volví a participar en la Eucaristía, por la tarde-noche. El VIERNES SANTO asistí a una procesión, de las varias que se celebran en este día, y participé por la tarde en la celebración litúrgica del día. El SÁBADO SANTO participé en mi pueblo en la VIGILIA PASCUAL.
También ha habido momentos de oración personal y comunitaria en esta SEMANA SANTA.
Saludos fraternos.
Postdata:
Pasados algunos años, Cándida Sofía, pero no pasada nuestra amistad, te confieso que mi referencia celebrativa católica esencial sigue siendo la misma, si bien ha bajado algo el fervor de mi participación comunitaria en procesiones y resto de actos piadosos. Esto es: sin dejar de ser católico, poco a poco en Semana Santa me he ido volviendo cada vez más luterano -entiéndeme-, por más que la figura de Martín Lutero para mí es contradictoria: admirable, ciertamente, pero a la vez muy rechazable, muy sujeto de críticas y matizaciones. Solo que tú sabes que lo que digo de mi volverme algo luterano en Semana Santa es una forma de querer sustanciar mi actitud reciente ante las celebraciones propias de este tiempo litúrgico. O lo que es lo mismo: ante un buen número de posibles ritualismos vacíos de fe verdaderamente.
Luis Henríquez. 3 de junio, 2013.
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