Pero lo dicho: se ocupaba muy en primer lugar de lo que hoy día llamamos necesidades básicas. Seguro que muy consciente Jesús de aquello del salmista: "Que no me falte el pan para que mi boca no maldiga el nombre del Señor".
Y hoy, estimado papa Francisco -usted lo sabe, ¿cómo no iba...?-, solo en España más de 6.000.000 de desempleados, estoy seguro de que un día sí y otro también tienen que vencer esa tentación: que no me falte el pan para que, faltándome el trabajo, mi boca no maldiga...
Luis Henríquez, 5 de junio, 2013.
2 comentarios:
Yo también te deseo que no te falte el pan y que consigas un trabajo digno.Saludos
Bendice al Señor aún en aquello que te falta y Él que te conoce desde siempre sabrá recompensar tu gratitud... Ruego a Dios por ti y la oportunidad de trabajo que mereces
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