En algún comentario a artículos recientes de Atrio relativos a la renuncia del papa Benedicto, he dejado caer esta perplejidad: a la luz del ejemplo de Jesús de Nazaret, que no tenía ni dónde reclinar la cabeza, al contrario que las zorras, que poseen madrigueras, y de los pájaros, que construyen sus nidos, ¿es de recibo el retiro que se ha preparado el Papa?
Con la que está cayendo… ¿tiene justificación evangélica esa decisión papal? Conozco familias enteras que viven del puro milagro de la beneficencia (alguna de ella, de tal beneficiencia, gestionada por la Iglesia católica); y conozco licenciados con idiomas que están trabajando “en negro” como peones de la construcción, por 700 u 800 euros mensuales. De manera que como resulta que Jesús de Nazaret, el Señor, el Cristo, tenía entre sus predilectos a los pobres, a los marginados, a los hambrientos…
Me cuesta entender ese gesto, porque me parece muy ajeno al espíritu que anima el Evangelio. Sé que en la prensa católica más conservadora o de derechas, en vez de poner en solfa esa decisión del papa Benedicto me afaerán mi asomo de crítica, mi perplejidad siquiera, acusándome acaso de desleal y de mal hijo de la Iglesia católica (algunos ya lo han hecho por opiniones menos críticas mías). Con todo, en un foro como este vuelvo a manifestar mi estupefacción ante un hecho así. Por la sencilla razón de que no veo ninguna correspondencia o afinidad entre el espíritu del Evangelio, como ya he dicho, entre el modus vivendi de Jesús de Nazaret y el de tantos jerarcas de la Iglesia universal, permanentemente alejado, distante y distinto (segregado) del común de las gentes del Pueblo, de las gentes que son Juan Pueblo.
Mientras que de Jesús de Nazaret relatan los Evangelios, unánimemente, que era un judío piadoso pero al mismo tiempo muy libre, muy suyo, hijo del Pueblo -en expresión un poco ácrata que me ha salido-, los papas y resto de jerarcas, salvo acaso honrosas excepciones, no me parece que sean hijos del Pueblo, no son Juan Pueblo (o John Done en inglés, como reza el título de la estupenda película de Frank Capra). Conozco algunos casos de personas de avanzada edad pertenecientes a la alta burguesía, a la crema de la sociedad, que se han visto obligadas a despedir o reducir al máximo sus respectivos servicios domésticos. Repito: personas que, desde siempre, han pertenecido a la flor y nata de la alta sociedad. Y sin embargo se dice de nuestro papa que cuatro mujeres, religiosas profesas, se van a ocupar de todo lo relativo al servicio doméstico de tan ilustre católico. Y esto es algo que no puedo entender, por la sencilla razón de haber sido Benedicto XVI quien ha sido: nada menos que el sucesor de Pedro…
No lo entiendo, la verdad. No lo entiendo incluso a riesgo de que no pocos católicos de mentalidad derechista y conservadora juzguen que con lo que opino y como lo opino aquí en Atrio, manifiesto que soy un mal católico, un mal hijo de la Iglesia universal, etcétera.
Saludos.