Si Francisco de Asís volviera a nacer, casi un milenio transcurrido del tiempo de su paso histórico por este mundo, en todo manifestaría voluntad de fidelidad al vicario de Cristo, que en la actualidad, desde hace un par de días escasos, es el papa Francisco, jesuita y argentino.
Esto es, si el papa Francisco, fiel a la enseñanza de la Iglesia universal, condena la legalización del llamado matrimonio homosexual, y la práctica misma de la homosexualidad, antes como cardenal de la Iglesia y ahora como pastor supremo de la misma, Francisco de Asís el Poverello trataría de vivir en plenitud la comunión doctrinal con la fe de la Iglesia universal.
Siendo cardenal, Jorge María Bergoglio, nuestro "flamante" papa Francisco, ya condenó las idolatrías de nuestro tiempo: el relativismo, el narcisismo, el materialismo, el paganismo y el pansexualismo son, en efecto, modernas o postmodernas idolatrías que comportan el peligro de alejarnos de Cristo.
Así que en la esperanza de que el buen Dios ilumine a nuestro papa Francisco, recemos por su ministerio petrino, en este tiempo histórico de especial dificultad, para que él sea un buen pastor de la Iglesia católica.
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