domingo, 31 de marzo de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis propios pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XLV)"



Ana Rodrigo:
 
Tú misma: si te empeñas en sacar las cosas de quicio, por ahí no voy a seguir. Lo que he escrito, que ni siquiera asumiría como absolutamente propio sino que pretendía ser expresión de un sentir general de muchos hombres, no es para tanto, me parece a mí; de hecho, muchas mujeres también sienten así, en sentido inverso, obviamente, es decir, piensan, sienten y fantasean sexualmente con imágenes de hombres muy cachas, muy metrosexuales, etcétera. Como que esto último es algo propio de la llamada “liberalización de la mujer”.
 
Lo anterior es tan viejo como la humanidad: hombres y mujeres que suspiran por buenos individuos de la especie, machos o hembras. Yo personalmente no lo asumo como bueno, moralmente bueno, pero hoy día es así, de tan trivializada como está la sexualidad, de tan degradada, descristianizada, deshumanizada. Creo que el papa Francisco lo que desea es ayudar a rehumanizarla a la luz de la verdad del Evangelio.
 

PEPE SALA:
 
No creo que en tu familia haya más trabajadores de la construcción que en la mía propia, en la cual cuento con padre, hermanos, tíos y primos que han trabajado en la construcción (lo mío es anecdótico en este sector). Sin embargo, como no se trata de competir a “ver quién es más”, a ver quién cuenta con más familiares obreros, etcétera,  lo que pretendía es señalar que ciertamente hoy por hoy la vulgarización de la sexualidad humana está muy extendida en el sector de la construcción; y en general, en toda la sociedad española, en todos sus estamentos, y aun en la europea, pues sabido es que la sexualidad humana se ha ido trivializando, vulgarizando, animalizando. Lo cual no significa, volviendo al sector del trabajo en la construcción, ni que siempre fuera así, ni que tenga que ser así, ni que todos los trabajadores del sector sean así; de hecho, no lo son: conozco, con nombres y apellidos, casos de excelentes trabajadores y excelentes personas de ese gremio o sector.
 

ANA RODRIGO:
 
Lo que sí me parece yo diría que diabólico es lo que protagonizaron algunas feministas en no sé qué provincia española, hace algunos días de esto, o puede que fuera en Iberoamérica (¿Argentina podría ser?). Sacaron en procesión una gran vagina de mujer, tamaño estatua procesional, y la pasearon por calles, en clara mofa anticatólica, lanzando proclamas a favor del aborto, el libertinaje sexual, la homosexualidad -homosexualidad que el papa Francisco, fiel a la doctrina de la Iglesia, nunca admitirá, para disgusto de algunos que frecuentan Atrio-, y contra la Iglesia, of course.
 
Apunto esto porque estoy convencido de que el papa Francisco desaprobaría rotundamente esa mofa de manifestación a que me refiero, y además porque me temo que tú, Ana Rodrigo, no la vas a condenar, puesto que con casi todo lo que esas feministas proclaman estás de acuerdo, si no me equivoco (con el aborto, la anticoncepción, la libertad sexual, la homosexualidad…). Y empero resulta que la Iglesia universal que quiere el papa Francisco no creo que coincida con prácticamente nada de lo que sí reivindicaban esas feministas, casi siempre al grito de “Sacad vuestros rosarios de nuestros ovarios”.
 
Feliz Viernes Santo.

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