domingo, 31 de marzo de 2013

"Fiel a la Iglesia católica, pese a todo: pese a mis propios pecados y tentaciones, pese a los de la propia Iglesia (XLVII)"



PEPE SALA:
 
Considero que lo que dices poco tiene que ver con mi comentario. Veamos: si los religiosos profesos católicos (y también los monjes ortodoxos, y las monjas ortodoxas, e incluso los monjes budistas que son célibes) hacen voto de castidad, yo soy de los que piensan, creen y suponen que no todos esos religiosos y religiosas católicos, ortodoxos o budistas, son mentirosos, falsos, y por ende traidores a ese voto o carisma de castidad celibataria. Entre ellos hay pederastas, fornicarios, tipos muy chungos y hasta monstruos como el mexicano Maciel, pero también entre tantos miles de hombres y mujeres religiosos profesos, los hay buenos, fieles a su vocación; esto es, castos y castas.
 
El problema es cuando, siendo seglar, uno contempla lo que abunda en la calle, en la sociedad actual. Ciertamente, siendo seglar y por tanto no estando “obligado” por ningún voto formal ni por promesa de celibato alguna, se me antoja que es más difícil, hablemos así -o es en otro grado de dificultad-, el vivir la virtud de la castidad. La cual sigue siendo, a pesar de estar tan poco de moda en los tiempos que corren, una virtud cristiana muy estimada.
 

JAVIER RENOBALES:
 
Gracias por tu comentario. Prefiero no entrar a comentar por qué me siento impelido o exhortado a creer cum Petro et sub Petro, pero el caso es que, misteriosamente -o estúpida o irracionalmente, pensarán algunos-, en mi vida es así.
 
Igual es un añadido de la gracia, o del don de la fe.
 
Feliz Domingo de Resurrección.

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