martes, 12 de febrero de 2013

"El Papa que viene"



Oportuna o inoportuna la dimisión del Papa (acertada o no, beneficiosa o no para el devenir de la Iglesia universal), lo cierto es que su talla intelectual, espiritual y su calidad humana parecen indudables; tanto, empero, como la extrañeza con la que el mundo (amplios sectores de este) sigue percibiendo la realidad actual del papado: un señor que concentra todos los poderes en su persona, que representa a Jesús de Nazaret (judío marginal de su tiempo, pobre, enfrentado al poder, modesto en sus posesiones hasta el extremo de no tener ni dónde reclinar la cabeza…) siendo Jefe de Estado…
 
A mí me parece percibir que no hay mala voluntad dañina en mucha gente que no entiende cómo puede ser esto así, sino que sencillamente lo que ocurre es que no consiguen empatar o conciliar el modus vivendi de Jesús de Nazaret, a quien el cristianismo confiesa como el Cristo, el Señor, con la forma de vida y aun el pensamiento de la cúpula jerárquica. Esto es: no son capaces de apreciar o comprender el porqué se ha dado ese traslado, ese cambio, esa auténtica transformación en la vida de la Iglesia universal, en la estructura organizativa de la Iglesia: de la inicial comunidad fraterna de iguales, horizontalista, antisistema, a la estructura actual jerárquica, o sea, piramidalista, radicalmente centralizada y clerical.
 
En el corazón de los papas (de este que se va y del que venga, quienquiera que sea), no dudo que puede anidar el Jesús del pesebre, el Jesús de los pobres, hambrientos y necesitados, el Jesús perseguido y ajusticiado por el poder civil romano con la connivencia del sumo poder religioso judío (el del Templo, el de los saduceos, los jerarcas religiosos de entonces, no el del pueblo llano); sin embargo, en la práctica eclesial, diplomática y hasta política, el sucesor de Pedro es Jefe de Estado: honores y privilegios propios de esa condición que mucha gente sigue percibiendo como incompatibles con el ideario del Evangelio.
 
Hoy por hoy, los medios de comunicación informan sobre el comienzo de las intrigas curiales vaticanescas de cara a la elección del sucesor de Benedicto XVI. Y de nuevo la extrañeza de mucha gente, mucha de ella de muy buena voluntad: ¿Qué tiene que ver todo ese afán de poder con la persona de Jesús de Nazaret, aquel judío que hace 2.000 años vivía con lo puesto de su condición de predicador ambulante, consolando y curando a toda clase de menesterosos, y comiendo y bebiendo con gentes de muy dudosa reputación, publicanos y prostitutas incluidos, hasta el extremo de acabar muriendo como murió porque vivió como vivió y aun comió con los que comió…? Y una vez más lo dicho: mucha gente de nuestro tiempo no es que tenga inquina contra la Iglesia católica, es que no entiende cómo de aquello se ha pasado a esto.
 
Recuerdo en estos momentos la gracia (o sorna) con la que un oficial de albañil al que yo serví como peón hace unos años, durante un semestre (antes había estado cuatro meses de chófer en la economía sumergida llevando a vendedores ambulantes negros africanos, de mercadillo en mercadillo), cerradas en mis narices todas las puertas de la Iglesia católicas a las que había tocado insistentemente pidiendo ayuda (al obispo de turno, a muchos obispos, a vicarios, a colegios católicos -a lo que no está escrito-, luego de haber incluso renunciado a mi trabajo por entrar al Seminario, etcétera): “Y piensa, pollillo (canarismo), que empezaron con una burra [en clara referencia a la entrada de Jesús en Jerusalén montado en una burra prestada], y hoy tienen el Vaticano”…
 
Como a pesar de que no soy ni siquiera monárquico -ni creo en aristocracias de ninguna clase: entre los aristócratas que más admiro figuran el príncipe P. Kropotkin y el conde León Tolstoi- y a pesar de todo lo que me han jodido mi vida y trastocado todos mis planes los hipócritas eclesiásticos que han pasado de mí dándome con la puerta en las mismísimas narices, deseo que el nuevo sucesor de Pedro estimule la fe de la Iglesia universal, la fortalezca, la reanime. Porque lo que es en Occidente, está agónica. Y agónica, no solo por culpa de la increencia motivada por los modernos movimientos de secularización de la sociedad, sino por el pésimo testimonio de tantos católicos; incluido el mío, aunque en mi caso al menos no desde el poder, sino a lo más desde mi condición de puteado-ninguneado por la hipocresía eclesiástica.

"El Papa que se va..."



¿Habrá gato encerrado detrás del anuncio de dimisión que acaba de hacer público el propio papa Benedicto XVI? Muy probablemente sí, aunque es obvio que yo no lo sé; con todo, ese más que probable gato encerrado no invalida la verdad de las declaraciones del Papa: sin duda, se debe sentir mayor, anciano, cansado, y con escasas fuerzas para continuar llevando el timón de la barca de Pedro.
 
¿Que el Papa ha mantenido tensas relaciones, sobre todo en los últimos años, con señeros representantes de la curia vaticana, con el salesiano Bertone, por ejemplo, a quien el propio Benedicto XVI colocó en su momento en ese puesto fundamental de Secretario de Estado Vaticano, algo así como un primer ministro de cualquier Estado en el mundo civil? Es un secreto a voces que sí. Pero igual tampoco esa ha sido la razón definitiva, la gota que acabó por colmar el vaso. Es decir, la paciencia del pontífice.
 
Sean cuales sean las razones -que el tiempo igual se encargará de revelar, quiero decir, las filtraciones al respecto que puedan ir cayendo-, el próximo obispo de Roma será el quinto que habré conocido en mi vida (si Dios me sigue dando vida y salud, que confío en que sí, pese a la crisis espantosa que nos golpea en la mismísima línea de flotación de nuestras vidas), si bien del pontificado de Pablo VI apenas recuerdo nada: por ser yo un infante en la parte final de su pontificado, y porque en ese entonces la aldea global no era tan global por intercomunicada.
 
De manera que, teniendo al menos ya clara idea de cuáles fueron las ideas motrices de al menos tres papas: Juan Pablo I -el Papa suspiro lo llamo yo, porque fue un visto y no visto-, Juan Pablo II y el aún papa Benedicto XVI, pido a Dios renueve mi capacidad de fe, esperanza y caridad para saber situar al nuevo Papa en la vida de la Iglesia universal, y además le pido lucidez para aprehender bien cuáles van a ser las claves del nuevo pontificado.
 
Como en otras ocasiones he tenido oportunidad de reconocer aquí mismo en Atrio, incluso en el caso improbable de que un cardenal progresista (¿cuántos hay de estos en ese sacro colegio principesco eclesial?) ocupara la silla de Pedro, ¿habría cambios radicales en la doctrina de la Iglesia católica? Imposible de todas todas. Es decir, el próximo sucesor de Pedro, quienquiera que vaya a ser, estará más cercano a la doctrina del actual Benedicto XVI, que es aún el Papa, que al sueño de Javier Renobales.
 
Es lo que hay. Incluso -soñar sigue siendo gratis- en el caso de haber salido elegido en su momento como papa alguien como el cardenal jesuita italiano Carlo Maria Martini, este como sucesor de Pedro se habría parecido inmensamente más a Benedicto XVI e inmensamente menos también al sueño del citado Javier Renobales.
 
Es lo que hay, repito.

lunes, 11 de febrero de 2013

"Porque de bien nacidos es ser agradecidos..."


Los responsables de la plataforma digital Redes Cristianas han tenido a bien publicar mi artículo "¿Por qué escribí ¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideracionespor favor"? Últimamente me publican prácticamente todo lo que les envío, lo cual les agradezco inmensamente, toda vez que yo tampoco soy propiamente progresista (no me identifico con todas las opiniones que se vierten en Redes Cristianas, o en Atrio, que son los sitios cristianos progresistas que más frecuento); y ni que decir que tampoco me considero regresista, y mucho menos de derechas. 

Por ejemplo, aunque respetable esa postura, me desconcierta el júbilo de los tridentinos  o tradicionales católicos canarios (los adalides de la misa según el misal tradicional de Pío V, anterior al Novus Ordu aprobado tras la reforma litúrgica del Conclio Vaticano II), por el hecho de que el obispo de la Diócesis de Canarias, monseñor Francisco Cases Andreu, casi sin avisar, parece, se presentara en la ermita en que celebran esa misa los tradicionalistas y presidiera la Eucaristía.

En este sentido, reitero que sin ser un progresista al uso quien estas líneas escribe... Es decir, me quedo con la apuesta por el compromiso social del cristiano, en la cual insisten mucho los progresistas, como debe ser: si la misa es celebrada dignamente (y en la Diócesis creo que muchos sacerdotes la celebran muy dignamente) y ella nos conmina al compromiso derivado de tomarnos en serio el bautismo, la sola reivindicación de ese modo tradicional de misa por el mero gusto estético sin mayor implicación o compromiso, me parece una majadería, o casi.

Me parece.

Luis A. Henríquez L.

sábado, 9 de febrero de 2013

"La Iglesia católica también es puerto o meca de arribistas"



Javier Renobales:
 
Me figuro que te refieres a mí, y no a tu amigo Luis González Morán, sacerdote católico.
 
De lo que dices comparto algunas cuestiones, no todas; por ejemplo, no deseo que desaparezca la Iglesia católica, sino que se purifique, que sea más evangélica por samaritana, por servidora, por fiel a su Maestro. Hasta el extremo de hacer míos aquí y ahora estos versos del religioso claretiano misionero, obispo dimisionario y poeta Pedro Casaldáliga: "Sueño con una Iglesia vestida solamente de Evangelio y de sandalia". De hecho, creo que sectores de la Iglesia universal (a decir verdad, miles y miles de católicos de toda condición, estado y lugar de procedencia) sí son testimoniantes del Dios de Jesucristo. Así pues, también me considero creyente, católico para más señas.
 
Pero coincido contigo no tanto en la afirmación rotunda de que la Iglesia ocasiona más infelicidad a la gente que felicidad cuanto sí en la de constatar que, en efecto, a menudo crea infelicidad, y altas dosis de hipocresía, mezquindad, injusticia, nepotismo…. De la cual afirmación pondré un ejemplo en el que yo -de nada, por autocitarme una vez más- vuelvo a ser uno de los protagonistas.
 
Hablaba hace años con cierto obispo de cierta diócesis española. Cerca de donde yo me encontraba merodeaba la profesora que impartía Religión católica en el  instituto público en que yo me desempeñaba como profesor. El obispo no se olvidó de alabar a la chica en cuestión, pluriempleada en aquel entonces… y creo que hoy día también, en que fiel a su vocación de trepa de la política partidista…
 
Nauseabundo. A mí algunas autoridades de la Iglesia católica me han visto apaleado en el camino de la vida y, como el sacerdote y el levita de la parábola del buen samaritano,  hipócrita e inmisericordemente han pasado de largo, han pasado de mí. Y yo sin embargo tuve que escuchar en la ocasión referida, con cierto respeto reverencial, por supùesto (tratando de usted al obispo, y él tuteándome a mí, cosa que me revienta: lo siento, aunque no lo parezca tengo cierto espíritu libertario), cómo aquel jerarca católico lanzaba loas de una compañera del gremio docente que, como persona siempre me boicoteó durante el curso entero -sin duda, sabedora de mi esfuerzo de honestidad militante, so pretexto de que no descubriera yo el pasteleo de su doble vida, de su hipocresía como docente de Religión católica en la escuela pública…-, y que por tanto como docente de esa asignatura me parecía indignísima, y como política, simplemente una trepa de cojones que...
 
Lo que digo como si lo denunciara no son casos aislados: muy constatablemente, la Iglesia católica, al menos en España, se ha ido convirtiendo en una gran plataforma asediada por toda suerte de arribistas que, más que esforzados en la construcción del Reino de Dios y su justicia, parecen interesados en la defensa de sus privilegios e intereses individuales, económicos y aun profesionales.
 
Saludos.

viernes, 8 de febrero de 2013

"Algunas observaciones 'superficiales' sobre el papa Benedicto XVI"




  


luis henríquez  

18-Marzo-2012 - 18:37 pm 

A propósito de esta controversia en torno a la intervención del teólogo Juan José Tamayo Acosta, estos días en Palencia, su provincia natal (no sin la dosis de polémica y de contestación eclesial que parece acompañar la actualidad pública del díscolo teólogo palentino), y sobre todo aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolidad, perdón, aprovechando que algunos foristas de Atrio han comentando una noticia al respecto, añado: no son solamente los ornamentos litúrgicos valiosos, es toda la apariencia del Papa: zapatos valorados en varios cientos de euros el par, fabricados exclusivamente para él; la exquisitez de sus vestidos litúrgicos o de uso cotidiano (calidad de los tejidos, exclusividad...). 


A no pocos católicos progresistas podrá reprochárseles, no sin poca razón, entiendo, que pretendan en efecto más que cristianizar la sociedad, mundanizar la Iglesia universal a base de tratar de adaptarla al espíritu del mundo (aceptación del feminismo de género, el aborto, el divorcio, el relativismo teológico y cultural, el llamado matrimonio homosexual, la contracepción, etcétera); sin embargo, al menos conozco a un buen puñado de ciudadanos de mi entorno, católicos y no católicos, que sin duda no terminarían de entender cuál puede ser el sentido evangélico de esos exquisitos zapatos y vestidos y poder y “lujo” del Papa. 

No ya por meterse gratuitamente con el sucesor de Pedro, me parece entender, sino porque sin duda no logran ver qué 
relación de sintonía o continuidad es la que hay entre el modus vivendi de Jesús de Nazaret, el Cristo, el Señor, y la estética en el vestir, comer, calzar y hasta oler, del vicario de Cristo.

¿Que son aspectos o cuestiones meramente accidentales, incidentales, superficiales -perdón por tanta cacofonía-? Me cuesta creer que sean meramente gratuitas o baladíes, pues en todo caso un cristiano no debe perder de vista esto nuclear: lo verdaderamente dignificante, desde la perspectiva del Evangelio, es la identificación con la causa de Jesús de Nazaret, cuyos predilectos son los pobres, los excluidos, los que llevan zapatos rotos y baratos, los que huelen mal y aun apestan, los que pasan hambre y son obligados a ejercer la prostitución, los excluidos de todo tipo...

De verdad que no lo entiendo, de ser cierto lo que afirman esas críticas, por mucho respeto y estima que me merezca el papa Benedicto XVI. Con todo, de ser cierto que en efecto el Papa viste como viste, huele como huele, come como come, calza como calza, etcétera, ello resultante tampoco invalidaría el resto de todo lo bueno que como discípulo de Cristo y fiel servidor de la Iglesia universal el gran intelectual alemán atesora.

Todo sea dicho. Así que ánimo, Benedicto XVI, y bendícenos y confírmanos en la fe, como siervo de los siervos de Dios que eres.

"¿Desear ser fiel al Magisterio es sinónimo de ser fundamentalista?"



16/11/12 10:55 AM 

P. Jorge González Guadalix:

Muy simpático tu artículo, con estupendas gotas de fino humor, como esa de que lo "más morito que tengo es mi segundo apellido". Chapó.


Con todo, por desgracia (me temo que más bien por desgracia), en la Iglesia católica no sé si aumentan, esto no lo sé bien, pero desde luego sí que parecen seguir siendo abundantes los que, acaso fieles ni fríos ni calientes (y ya conocemos lo que el Apocalipsis de Juan pone en boca del Señor referido a los tibios en la fe: "A los tibios vomitaré de mi boca..."), están empero siempre prestos a endilgarle a uno el socorrido: "Bah, te pasas, eres un fundamentalista"...



Porque resulta que te lo sueltan cuando notan que intentas tomar como voz autorizada o vinculante lo que el Magisterio enseña sobre la justicia social (olvidada Doctrina Social de la Iglesia...), el matrimonio, la sexualidad, el aborto, la eutanasia... 



No pareciera sino que hoy día se va imponiendo la religión "a la carta": Fulano y Mengana eligen de la doctrina de la fe de la Iglesia universal, esto o aquello en función de criterios ni siquiera siempre legítimamente sinceros, honestos, y sí interesados, de mera conveniencia. 




Como que en la actualidad, es un secreto a voces que la Iglesia católica, más que comunidad que es familia de familias empeñada en la promoción de militantes o evangelizadores fieles a Cristo y al Magisterio, se comporta a menudo como apetitosa plataforma institucional promotora, o siquiera toleradora, de toda clase de arribistas a los que las exigencias del bautismo parecen importar menos que eso que he dicho: el escalar posiciones en la Iglesia de manera interesada, individualista y profesionalmente interesada.




Así que en definitiva, qué cruz de cada día comporta luchar contra ese muy anodino "Bah, eso lo dices porque eres un integrista, un fundamentalista".




Mecachis. 



Luis A. Henríquez L.










Sobre la organización "Católicas por el Derecho a Decidir"








jueves, 7 de febrero de 2013

"Por qué escribí '¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor' (III)"


  1. Charo, Josefa:


    Una posible definición de resentido sería: "se dice del que se siente maltratado, por la sociedad o por la suerte [en mi caso, por la Iglesia católica], y siente hostilidad hacia los que considera más afortunados.

    Solo parcialmente me identifico con esa definición, solo parcialmente. Que me han jodido los muy hipócritas diocesanos canariensis, es algo que ya sé que, a ellos mismos, por ser tan obvio y cierto les jode que yo les recuerde... Son así de mediocres y de hipócritas.

    La consecuencia de todo ello no es la que dice la acepción de "resentido" que he leído, sino la repulsión que me producen tales hipócritas.

    Naturalmente, si me vinieran con el "cuento" de que debo perdonar como Cristo perdonó y bla bla bla -que no vendrán, ni vendrían, claro, por mera soberbia-, no les voy a creer ni media.

    (Ojo, digo "cuento" no por considerar que el perdón de las ofensas cristiano es un cuento, sino porque es en efecto un "vulgar teatro" lo que muchos eclesiásticos hipócritas están haciendo hoy por hoy en la Iglesia católica, obispos incluidos.)

    Gracias por las visitas.
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  2. Así que de resentido poco, me parece. Sí me considero un puteado, un machacado, un "ignorantado" (Víctor Ramírez dixit) por la propia Iglesia católica: no han querido saber absolutamente nada de mí, me han ignorado y humillado.

    Soy militante cristiano desde hace 25 años; he demostrado por activa y por pasiva y de todas las maneras que deseo ser fiel al Magisterio; creo en la familia cristiana militante abierta a la vida (considero que una de las razones, junto a mis defectos de todo tipo como hombre, claro, jejeje, de no haberme podido casar: en España es muy improbable encontrar hoy día a chicas jóvenes dispuestas a construir una familia cristiana como la Iglesia exhorta a formar: espiritual, solidaria, abierta con generosidad a la vida...); atesoro cierta formación intelectual interdisciplinar (considero que superior a la de la gran mayoría de los seglares que conozco que en lo profesional viven gracias a la Iglesia católica), y encima renuncié a mi trabajo, por generosidad, por imprudencia, por idealismo, autoexcluyéndome de las listas de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, con motivo de mi ingreso en el Seminario Diocesano Canariensis... Y empero no he recibido más que desprecio por parte de las autoridades eclesiales de la Diócesis Canariensis, cuando les he podido una ayuda por favor, toda vez que abandoné el Seminario Diocesano sin un céntimo, sin trabajo, sin poder volver a las listas de las que previamente me había autoexcluido.

    Todo lo anterior lo detallo en mi libro ¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor (Madrid, Vitruvio y Nostrum, noviembre, 2011). Ensayo que, ni que decirlo, no ha merecido más que más desprecio y ninguneo por parte de prácticamente todas las movidas e instancias diocesanas.

    Por lo tanto, habiendo sufrido este auténtico maltrato y atraco, ¿cómo no sentirse "estafado" por el propio aparato eclesial?

    Ciertamente, es un asunto que va más allá de la necesidad de perdonar. Quiero decir que no voy a llevarle la contraria a Cristo con su exhortación a que perdonemos nuestras ofensas, y a que recemos incluso por los que nos persiguen; aunque me cuesta vivir esas exigencias del Evangelio, no las niego, me las tendría que aplicar, sin que ello signifique que vaya a tener que dejar de considerar que es justamente la hipocresía eclesiástica la que me ha jodido bien.

    No sé si me entiende con lo que pretendo afirmar: perdonar, lo que se dice perdonar, no pretendo pasarlo por alto, he de tratar de hacerlo, aunque me cueste, y me cuesta mucho hacerlo, lo confieso; pero perdonar no significa, al menos para mí, dejar de criticar lo que juzgo injusto: la hipocresía eclesiástica, con todo su aparato de intereses mundanos y nepotistas, me ha jodido a tope.

    Nada más.
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  3. Como conclusión: habiendo sufrido tamaña canallada (clericanallada) por parte de ciertas autoridades diocesanas canariensis...

    Habiendo sufrido la gran putada que he sufrido, comprenderán que agradezca permanentemente a cuantas personas e instituciones se han querido hacer eco, por mínimo que este haya sido, de mi libro, de mi causa, de mi voz. A las gentes de la Tertulia Pedro Marcelino Quintana, de Arucas, a Marcelo Betancor y la organización Acadehu, a Alejandro de Fez Laso y su blog kaoshispano, al músico "cochinero" Blas Sánchez y su círculo musical-poético, al Ayuntamiento de Firgas, a la periodista radiofónica de Abc Punto Radio Dulce María Facundo, al veterano David Hachuel y su emblemático magazin radiofónico "Antena Abierta", a la teldense Susi Arencibia y sus veladas poéticas en San Gregorio, Telde, a algunos responsables de las Ferias Institucionales del Libro de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife, al escritor, editor y activista social herreño (editor de Ediciones Idea-Aguere) Anghel Morales, a los responsables del Círculo Mercantil, al Club de Prensa Canaria, a la Casa-Museo Colón, a Olivier de Laet y resto de colegas de la agencia de profesores Docenservis (especialmente a Víctor), con la que ya llevamos seis años visitando domicilios como profesores y profesoras de clases de refuerzo o de apoyo...

    Disculpas a los que se sientan preteridos de esta lista. Porque sin duda, durante todo este tiempo algunas personas "a título personal" (incluso personas de iglesia, eclesiásticos algunos) se han querido sensibilizar y solidarizar con no poco de lo que planteo en mi libro.

    A todos y todas, gracias.

    Postdata: España revuelta, como patas arriba. Sindicatos de la educación, asociaciones de alumnos y de padres y madres de alumnos, más un montón de profesores y profesoras de la escuela pública (puteados por los recortes del Gobierno rajoniano, yo entre ellos) salen a la calle: el ministro del ramo (de Educación, el muy contestado Wert, el del chiste "Franco ha werto") desmantela la escuela pública en beneficio de la enseñanza concertada y privada.

    No me extrañaría que fuese así, esto es, que en efecto las políticas del ministerio que preside el señor Wert estuviesen desmantelando la escuela pública en beneficio de la concertada y la privada, casi toda ella en manos de la Iglesia católica. La cual sigue predicando lo que sigue: "Los educadores de la escuela católica deben ser auténticos testigos de Cristo fieles a la Iglesia, docentes enamorados de su profesión y de Cristo". Leche machanga: la inmensa mayoría de los docentes de la escuela católica no responden en absoluto a ese perfil, loables excepciones aparte.

    Yo que hace años estuve enamorado de la escuela pública (acaso los mejores años de mi vida, desde los 30 a los 34 años, de 1997 a 2001, en que con un buen puesto como interino di cursos completos, para la Consejería de Educación, insularizado en mi isla de Gran Canaria) y que empero renuncié a ella, ingenua e idealistamente, por entrar y permanecer en el Seminario Diocesano de Canarias, años después me veo compuesto y sin novia, en plena crisis brutal: sin escuela pública, sin posible escuela católica -porque en ella por lo general se entra por enchufe, por recomendación; y si además sospechan que eres crítico, militante, entonces lo más probable es que no tengas opción alguna de entrar-...

    Contemplando el panorama de una Iglesia católica tan podrida que, de familia de familias empeñada en la promoción de militantes, ha devenido plataforma promotora de burócratas, figurones, antimilitantes, arribistas, mundanizantes, desencarnados y meros enchufados más preocupados por mantener su puesto funcionarial en la Iglesia que preocupados por el Reino de Dios y su justicia.

    En fin, qué le vamos a hacer. 

"Sobre la reciente muerte del jesuita José Gómez Caffarena"


Estamos en lo de siempre: la valoración que nos merece la trayectoria vital y la obra intelectual de un hombre de la talla de José Gómez Caffarena, recién fallecido a la edad de 88 años, depende de nuestra perspectiva eclesiológica, de nuestra mayor o menor sintonía con la doctrina del Magisterio, de nuestras simpatías o antipatías hacia las corrientes del secularismo moderno…

Seguro que el también jesuita Jorge Loring (autor de esa obra monumental varias veces editada, ampliada y corregida y al parecer éxito de ventas titulada Para salvarte, especie de "catecismo popular" al alcance de todo fiel interesado, ya sea en su versión hombre o en su versión mujer), situado en las antípodas teológicas, eclesiológicas y aun ideológicas del jesuita Goméz Caffarena, tendrá una visión muy distinta de su compañero de orden recién fallecido. De hecho, una vez más un conocido bloguero situado justo en el extremo eclesial opuesto a este blog (me refiero a Atrio), ni corto ni perezoso llega a afirmar con respecto al religioso y profesor Gómez Caffarena: “No se pierde nada con su muerte, su pensamiento es irrelevante”.

No es cierto: el pensamiento teológico y filosófico de José Gómez Caffarena no es nada irrelevante.  A ver: no soy en modo alguno un experto en la obra del jesuita recién fallecido, pero sí que he leído capítulos y fragmentos de un cierto número de sus obras, sobre todo, aunque no solo, para las asignaturas filosóficas de los estudios de Teología. Y desde luego, ya sea por elemental sentimiento de justicia a su enorme talla intelectual querría confesar que siempre, ante la lectura de sus obras, la impresión que tuve fue la de estar ante un pensador de muy altos vuelos, capaz de entrar en diálogo con los grandes de la filosofía europea de los últimos siglos.

No reconocer al menos lo anterior so pretexto de que Gómez Caffarena era una especie de hereje, de incurable y dañino heterodoxo que perjudicó a la Iglesia universal, me parece injusto.

Me parece -puedo estar equivocado-.

miércoles, 6 de febrero de 2013

"Lo que debería ser la política de partidos"




La política partidista es un caramelo muy goloso: salvo algún caso que otro, que precisamente confirma la regla, lo normal es que una persona que entra en política “para servir a la ciudadanía”, cuando abandona la política lo hace considerablemente más rica, más pudiente, con un patrimonio mucho más lustroso o engordado. No pocos, lo hacen escandalosamente, incluso habiendo metido la mano en lo ajeno de manera tramposa y puede que impune. Es lo que ocurre a menudo. Solo que mientras esto ocurre delante de nuestros ojos, cientos de millones de personas de nuestro atribulado mundo pasan hambre, toda clase de miserias, explotación del hambre por el hombre, paro de larga duración...
 
Entonces, ¿qué se podría hacer? Creo que lo mínimo que se debería hacer es bajar el sueldo (a menudo sueldazo) de todos los cargos políticos: si los cargos políticos son de dedicación exclusiva, incompatibilidad con cualquier otra actividad profesional; en caso de conflicto, habría que decidirse por una. Y en todo caso, los sueldos de los cargos políticos deberían ser considerablemente reducidos (todos: alcaldes, consejales, parlamentarios, senadores…), como poco, a la mitad de lo que actualmente ascienden, con la idea de que se acabe cobrando, en números redondos, un tercio de lo que actualmente se percibe. Esta medida traería como consecuencia una salida masiva de la vida política de tanto mangante que se mete en política con los preponderantes “ideales” de enriquecerse.
 
Naturalmente, salvo alguna que otra fuerza política minoritaria y utópica, lo anterior  (o medidas similares, similarmente solidarias, y por supuesto técnicamente mejores que la que yo aventuro) casi casi la práctica totalidad de los partidos políticos no desea cumplirlo. Por eso para un ciudadano como yo no moverán un dedo, digo los políticos, esto lo tengo claro, ninguno me sacará las castañas del fuego, ninguno hará gran cosa por mí, pero desde luego lo que de mí no podrán obtener es mi voto ni mi conciencia.
 
Dicho de otra manera: falta ética en la política, compromiso militante, solidaridad real con los empobrecidos (parados, desahuciados, inmigrantes…), socialismo real. Sobran burócratas, trepas y sinvergüenzas que están en el ruedo político sin entrañas de misericordia, sin solidarias intenciones, sin altos niveles de honradez.

Yo mismo me he encontrado en la política "a escala" local canaria a tipos tan mediocres, tan intelectualmente ineficaces, tan faltos de verdadera cultura política... Algo penoso, por no decir esperpéntico.
 
Creo que fue nada menos que san Juan de Ávila (Doctor de la Iglesia) quien sostuvo que, después del estado de vida contemplativa, el honesto ejercicio de la política es el más noble de los estados en que puede permanecer un hombre (esto es, una persona).
 
Me supongo que el santo estaba pensando sin saberlo en la forma como ejercieron su “vida política” personalidades como los militantes del Movimiento Obrero, o como Mahatma Gandhi, o como Martin Luther King, o como tantos políticos y políticas de verdad de izquierdas, honestos, solidarios y autogestionarios…
 
Pero señoras y señores, en España gobierna un partido descaradamente de derechas. Con lo cual no estoy apuntando que necesariamente pertenecer a un partido de derechas sea sinónimo de corrupción (el descafeinado y descolorido PSOE es ejemplo paradigmático de cómo se puede querer pasar por ser de izquierdas y solo parecerlo o no serlo en absoluto a base de corrupciones por un tubo), solo que la historia está ahí, es siempre maestra. Y gracias a ella los hechos cantan: los dirigentes de un partido como el PP en España, casi sin excepción conviven con los más pudientes de la sociedad, con los centros del poder económico empresarial. Me figuro que conviviendo con los grandes magnates del poder económico en España, tales dirigentes políticos del PP no hablarán del hambre en Somalia, de los que mueren en cayucos y pateras, de los desahuciados que han de mudarse a vivir en la calle, de los que hace años que no pueden permitirse veranear, de los cientos de millones de niños y niñas esclavizados…
 
Y lo más dramático o esperpéntico, según se mire: estamos gobernados por una mayoría de políticos, de todo pelaje y color, que miran más con deseo emulativo para los altos niveles de buena vida burguesa, para el tren de vida de las grandes fortunas de este país y del mundo, que para las necesidades y derechos de los que menos tienen.
 
De manera que con políticos así, nada me extraña que haya tanta corrupción, tanta impunidad, tanta mentira, tanta golfería en las administraciones públicas; lo raro sería que no hubiera todo lo anterior.

En la película Gandhi, de Richard Attenborough (producción del año 1982), en el plano secuencia final del entierro del gran Mahatma, la voz en off del narrador sentencias que una de las más grandes perplejidades que ya en vida comenzó a suscitar Gandhi es esta: "¿Cómo ha podido pasar por este mundo una persona así?"

Con todos los errores y pecados de su vida -que aunque parezca increíble, también los tuvo-, Gandhi eligió el camino estrecho que lleva a la vida eterna. Ese camino es más tortuoso y sacrificado, amén de estrecho, pero recorrerlo, a la postre, escatológicamente a la postre, suscita mayores niveles de humanización en las sociedades humanas.

De manera que en esta hora turbia de tanta golfería politiquera, aunque sea más exigente y sacrificado deberíamos seguir prefiriendo dejarnos interpelar por el legado de personalidades tan descomunales como la del Mahatma Gandhi (entre cientos y cientos de grandes personalidades que la Historia ha conocido), que por la golfería de tanto político sin escrúpulos.

martes, 5 de febrero de 2013

"¿Por qué escribí '¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor' (II)"

Ahora que escucho Discópolis, uno de mis programas favoritos de RNE Radio 3, agradezco a su presentador, el erudito musical José Miguel López (alrededor de 30 años lleva en antena ese programa), que en este capítulo 21 de hoy martes 5 de febrero dedicado al rock sinfónico y progresivo (o sea, programa 21, emitidos todos uno detrás de otro), haya serenado mi espíritu con cortes o piezas correspondientes a tres grupos de rock sinfónico: los suecos de Opeth, los noruegos de White Willow, los italosuizos de Zenit. Magníficas las piezas elegidas. Son grupos de la última hornada en la escena del rock progresivo y sinfónico internacional, que es algo más, por lo que se ve (por lo que se puede escuchar), que Pink Floyd, Genesis, Yes, King Crinson, Emerson, Lake & Palmer, Trafic, Supertramp... por más que estos nombrados, y algunos más, sean hoy día estimados como ya clásicos de este estilo de rock tan admirado por mí.

Con mi espíritu sereno, sin embargo no puedo evitar pensar una vez más en la manera como algunos responsables eclesiásticos diocesanos canariensis me han jodido la vida. Sé que ya resulto pesado y muy pero que muy molesto con esta cantinela devenida mantra de suplicio, pero...

Pero es que en la Iglesia católica se las siguen gastando de una manera que... Que resulta que a mí, que llevo 25 años cultivando una espiritualidad de conversión o militante empeñada en la fidelidad al Magisterio (no sin debilidades, tentaciones y noches oscuras del alma y sin ganas de "mandarlo todo a la porra pues para qué, me pregunto a menudo": miles de horas gastadas en cursillos, manifestaciones, reuniones, lecturas formativas, asambleas, plenos, viajes, carteladas, ahorros...), ni me han contestado, cada vez que les he pedido ayuda, por causa de las tremendas dificultades económicas por que aún atravieso (en su origen, provocadas por el gesto entre idealista, imprudente y generoso de autoexcluirme de las listas de la Consejería de Educación del Gobierno de Canarias, tras mi ingreso en el Seminario Dioicesano Canariensis), en tanto tienen la Iglesia católica abarrotada de profesionales que, por lo común, y salvo honrosas excepciones que solo Dios conoce en verdad, viven una fe mortecina, antimilitante, desencarnada...

No es que esté planteando que yo sea un dechado de virtudes y de carismas; jamás he pretendido tal aureola, pero sí exponer que la diferencia principal entre esos muchos y muchas es que yo sigo siendo un militante cristiano fiel al Magisterio pero puteado por la propia Iglesia, en tanto ellos y ellas (salvo esas honrosas excepciones cuyo número y cuya calidad son asunto de Dios) no suelen pasar de burócratas antimilitantes enchufados en sus respectivos trabajos por la propia Iglesia (facultades teológicas, escuela católica, profesorado docente de Religión católica en la escuela pública, organizaciones asistenciales católicas...).

En definitiva: me parece una injusticia tan mayúscula la que han perpetrado contra mí (de la que doy detallada cuenta en mi libro ¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor -Madrid, Vitruvio y Nostrum, noviembre, 2011-, del que ultimo una segunda edición ampliada y corregida), que siento deseos de considerar que es que simplemente es ya algo diabólico lo que está pasando en esta Iglesia católica.

El mundo al revés: yo que, a pesar de todos los pesares soy militante cristiano, resulto puteado, ignorantado, que diría nuestro Víctor Ramírez, por la propia Iglesia, mientras miles y miles de seglares que ni predican con el testimonio de matrimonios cristianos militantes abiertos a la vida (a ver en qué diócesis española abundan las familias jóvenes con 3, 4, 5, 8, 10, 12 hijos...), se ganan la vida gracias a la Iglesia católica... Qué hipócrita y deleznable esperpento.

En fin, vuelvo a anhelar serenar mi espíritu, antes de subir a almorzar, ahora con Cuando los elefantes sueñan con la música, de Carlos Galilea, también en Radio 3. Suena la voz del genial Caetano Veloso...

Febrero, 2013. Luis A. Henríquez L. 

"Los dirigentes del Partido Popular siguen porfiando que ellos (y ellas) son honrados"


Una dirigente del Partido Popular canario, la señora Cristina Tavío, negándolo todo en una emisora local canaria. Ahorita mismo, mientras redacto esta nota. Son falsas las acusaciones vertidas contra nuestro partido, no ha habido sobres de dinero negro (con sumas astronómicas), Mariano Rajoy es un hombre honesto que se desvela por sacar de la crisis este país (en crisis por culpa de Zapatero, nada que ver en ello la burbuja inmobiliaria creada por Aznar), creo en la honestidad de Ana Mato (ni ella ni su marido participaron de la trama Gürtel)...


Yo hace tiempo que al menos en el juego democrático me he liberado de tales y cuales desalmados o sinvergüenzas de la partitocracia española. Como sé perfectamente que ninguno moverá un dedo por sacarme las castañas del fuego, yo les pago pasando de sus movidas y no creyendo ni media palabra de lo que dicen. Esto es: ellos y ellas políticos del sistema de desorden e injusticia y corrupción establecido harán de las suyas, mentirán por sistema, se encubrirán unos a otros, negarán la más elemental de las evidencias, pero al menos no lo harán con mi conciencia ni con mi voto.


(Entrevistada ahora otra dirigente del PP, esta de Gran Canaria, la primera, Tavío, es de Tenerife. Lo mismo: supondrá que los que escuchamos ahora la radio y su entrevista somos personas bobas, tontas del capirote.)

Buen día.


Postdata o guinda: hace por lo menos 10 años conocí de la existencia del político italiano Giorgio La Pira, una de las grandes figuras de la política italiana en el pasado siglo XX. En la Iglesia católica, está muy avanzado su proceso de beatificación. Entonces, gracias a los amigos de Acción Cultural Cristiana, que la editaron, a "precios militantes, en nuestro país, leí la biografía que sobre el excelente político italiano escribió el escolapio también italiano Ernesto Balducci.


Impresionante. ¿Cómo pudo haber políticos así? Pues pese a que no parezca posible, según el clima de corrupción y de impunidad politiqueras que parece imperar en España, sin ir más lejos en España, lo es: ha habido políticos de esa catadura moral.

Sin embargo, los jerifaltes de la Diócesis de Canarias que hipócrita y miserablemente han pasado de mí, humillándome, y empero prefieren colocar a miembros del Partido Popùlar como docentes de Religión católica en la escuela pública, y aun en otros puestos profesionales diocesanos, ¿sabrán algo de Giorgio La Pira?, ¿sabrán algo de espiritualidad de conversión o militante?, ¿tendrán alguna experiencia obrera?, ¿sabrán una palabra sensata sobre personalismo comunitario...?

Me temo que no, que naranjas de la China.


domingo, 3 de febrero de 2013

"Porque Dios no nos quiere tibios"



Una izquierda política descafeinada, salvo honrosas excepciones, por lo común extraparlamentarias. Una derecha política que, al menos en lo económico, predica con el ejemplo: despliega una política que es en efecto de derechas: más bienestar para los que más tienen, más jodienda y estrecheces para los menos pudientes de la sociedad. Una sociedad llena de individualismo, consumismo, materialismo y desamor, pese a todas esas islas-oasis que mantienen la antorcha de la esperanza y la justicia por un mundo más humano, solidario, fraterno y libre. Una Iglesia católica que peregrina por España llena de apatía, espiritualismo desencarnado o falta de compromiso social, salvo todas esas islas-oasis también existentes en la Iglesia, entusiastas  de fe y de esperanza en pro de la vertebración de un mundo más humano, fraterno, justo y libre.
 
Desde luego, el muy lúcido y valiente artículo del jesuita José Ignacio González Faus es todo un programa de compromiso ético y espiritual. Un reto.

"Sobre la "instancia Dios" como garante de la justicia para las víctimas de la historia"


Hablando de “desobedecer por fidelidad”, los filósofos de la Escuela de Franckfurt, que eran agnósticos, si no ateos, formulaban una crítica al positivismo ético, en el sentido de plantear que desde el mero positivismo ético no se puede fundamentar la incondicionalidad de los valores.
 
Los filósofos de la Escuela de Franckfurt no postulaban ninguna clase de construcción teológica de la teodisea, no eran propiamente creyentes religiosos, o en modo alguno lo eran (en verdad, formularon muy serias y pertinaces objeciones al hecho religioso en general), pero sí creían caer en la cuenta de la necesidad de la instancia Dios para poder fundamentar la incondicionalidad de los valores. Algo que retoma en su libro ¿Existe Dios? un teólogo nada sospechoso de conservadurismo como Hans Küng.
 
Para los franckfurtianos, desde el mero positivismo ético no es más plausible la existencia de alguien como Madre Teresa de Calcuta que la existencia de un vil genocida; no digamos si nuestras bases axiológicas dependen del positivismo de una ética en claves pragmáticas: entonces, incluso podría ser más “útil, por conveniente”, el modo de conducirse por la vida de un consumado ladrón que el modo de conducirse por la vida de una religiosa de clausura de 90 años y de 75 de vida orante en el claustro, pongamos. Y entonces, todas las víctimas de la humanidad que han sido, quedarían sin una justicia definitiva, esto es, metafísica, escatológica.
 
El comentario de Santiago Hernández apunta más en la línea de la admiración de Kant al contemplar en la noche  el misterio “del cielo estrellado”; el mío, más breve, más simple y menos informado científicamente, pregunta más bien por las razones últimas del orden moral por el que el genio filosófico de Koninsberg se preguntaba también.

"Si el mundo no es absurdo, mucho lo parece"


Muy lúcido el análisis del teólogo José María Castillo. Gracias además por traerlo a Atrio.
 
En efecto, la corrupción de la llamada clase o casta política no parece conocer apenas límites, en España; con todas las excepciones que se quieran aducir, ciertamente. De modo que no voy a discutir las verdades que plantea José María Castillo en su breve y atinado artículo, sino que me interesa, a la luz que arroja el citado escrito, plantear una pregunta por el sentido de la existencia humana, por lo que tradicionalmente llamamos el sentido de la vida, teniendo para tal empresa muy en cuenta el altísimo nivel de injusticia que impera en este mundo, el altísimo nivel de absurdos existenciales que existen en la relación con los demás, en las instituciones creadas por las personas…
 
Dicho de otra manera, considero que más directa: el mundo es tan injusto y tan aparentemente absurdo (verbigracia: “triunfan” en lo económico los tramposos, los políticos corruptos, los banqueros con cuentas en paraísos fiscales, en tanto sufren la crisis los pobres, los desempleados, los desahuciados, los inmigrantes… hasta situaciones realmente dramáticas, situaciones límite, trágicas: casos de suicidio por desahucio, personas que se quedan sin un céntimo, en la calle, sin hogar...) que estoy muy tentado de darle la razón a un filósofo como Arthur Schopenhauer: más allá del idealismo kantiano, está uno tentado a afirmar con el viejo filósofo pesimista y misántropo que, en efecto, la vida terrenal (la única que conocemos) es mero fenómeno y mera manifestación de la cosa en sí, entendiendo por este último concepto el hecho de percibir el mundo como voluntad, esto es, como fuerza ciega, irracional, absurda e insondable que lo gobierna todo y que a su vez es el origen de todo.


Por la luz bendita que me alumbra, en esta mañana de domingo en que, luego de comprar pan de leña, me permití un buen pateo deportivo de por lo menos una hora por las calles deshabitadas en domingo de la pequeñita ciudad en que resido, que lo pienso a menudo: este mundo es insoportablemente absurdo, como intuía Schopenhauer.


Un ejemplo ilustrativo (de entre miles y miles que se podrían citar): la cúpula del Partido Popular está pringada o cagada hasta la médula, hasta los huesos, de corruptelas: Gürtel, Bárcenas… Un político como el canario José Manuel Soria, flamante ministro en el actual gabinete de Rajoy, fue en Canarias uno de los principales enemigos de la solidaridad y de los movimientos sociales, aparte de ser, obviamente, uno de los políticos más secuaces por maquiavélicos servidores de los intereses de la burguesía y del gran capital. Empero ahí está, tan flamante él. Al servicio de los intereses de su partido, es decir, al servicio de los intereses de una mayoría de corruptos, burócratas y desalmados cuyos tentáculos llegan a la propia Iglesia católica: conozco varios casos de docentes de Religión católica en la escuela pública que son a la vez miembros del PP -en tanto a un servidor que estas líneas escribe, los muy hipócritas eclesiásticos de turno han tratado de putear, ningunear, obviar, humillar...-. 

Con lo cual, la conciencia militante de esos tales y cuales está garantizada, me supongo, o parece ser, a la hora de enseñar esa asignatura confesional al alumnado de la escuela pública que opta por elegirla… Y de paso la de la Iglesia católica en general (la conciencia y promoción militante de esta), que al estar tan necesitada de esa clase de compromiso, desde luego ha de agradecer esos tan luminosos testimonios de espiritualidad de conversión... Pero no, bromas e ironías aparte, el día a día de la Iglesia católica en España significa una abundancia abrumadora de burocratismo antimilitante y a menudo nepotista, contra el cual poco se puede hacer en verdad, pues la sola denuncia del mismo te lleva a ser más difamado y ninguneado, ignorantado, que diría el escritor canario Víctor Ramírez.
 
Mientras en España crecen como hongos los parados, los desahuciados, los desesperados, los tristes y deprimidos por causa de la crisis, en definitiva, los empobrecidos, no pocos dirigentes del Partido Popular se van de rositas cagándose las manos, los bolsillos y las conciencias a base de corruptelas -porque la pela es la pela, la ambición…-, y, llegado el caso, se defienden unos a otros, se ocultan unos a otros, se protegen unos a otros, incluso recurriendo a declaraciones estúpidas como las últimas del presidente Rajoy: “Estoy dispuesto a facilitar toda clase de documentos de mis ingresos, de mis declaraciones de la renta”… como si no fuese cierto que el dinero negro no se declara: Fulano o Mengana pueden ganar “legalmente” 20.000 euros al año, pongamos, que es lo que han de declarar al fisco, pero "ilegalmente" pueden ganar el doble, el triple, el cruádruple... sin que nadie se entere. Y aquí paz y en el cielo gloria.
 
De modo que por todo ello y por miles de ejemplos más, una de mis grandes tentaciones es darle la razón al viejo pesimista y solitario Schopenhauer… si no fuera porque, pese a todo, creo en la promesa del Dios de Jesucristo: frente al cúmulo da absurdos y de injusticias de este mundo, el mal no tendrá la última palabra, sino el bien. Y porque también, desde una perspectiva meramente laica, desde las claves del positivismo ético si se quiere, creo que es posible la honestidad política, el compromiso solidario, la pasión por los débiles.
 
Así que pese a los absurdos e injusticias de este mundo, me despido desde la esperanza de que el mal no sea la última palabra en este mundo.

Luis A. Henríquez Lorenzo

Febrero, 2013.

viernes, 1 de febrero de 2013

"Por eso escribí '¿La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor' "


Estimado Rafael Marañón, entusiasta bloguero, valiente discípulo de Cristo:

Es difícilmente creíble eso de que "en la Iglesia no basta con ser algo sino que hay que desear ser nada". Cierto que la historia del cristianismo está llena de personas que, utilizando la expresión de ese converso excepcional que se llamó Guillermo Rovirosa, crecieron hacia abajo (en actitud de servicio, en pasión solidaria por la justicia, en pobreza y humildad, en fe y esperanza cristianas...), pero reparemos en cualquier jerarca católico, por ejemplo, u ortodoxo, da igual. Llevan muchos siglos siendo el poder establecido, la autoridad, el autoritarismo clerical, los monseñores, las ilustrísimas y eminencias beatísimas y reverendísimas de turno. Todo completamente distinto a la sencillez de vida de Jesús de Nazaret, que era pobre, compasivo con los pobres y marginados, sencillo y cordial de trato, cercano a la gente... 

Uno más del Pueblo. Y que, siendo así, murió como murió porque vivió como vivió y comió con los que comió... Hasta acabar con sus huesos en la cruz, desnudo o semidesnudo colgado entre dos malhechores. Mientras que el poder sagrado en la Iglesia es a menudo mero poder, con todas las excepciones que tú quieras, cierto, pero es ejercido de poder, por lo común autoritario, hipócrita y paternalista.

Asimismo o en este mismo orden de cosas, al Papa -cuyo ministerio no pongo en solfa, creo que sucede a Pedro por voluntad expresa de Jesucristo, etcétera-, hay que tratarlo con completa y sumisa reverencia, besándole el aniño de oro que lleva en su mano, tratándolo de santidad, santo padre, santísimo padre ("No llaméis a nadie padre, pues uno solo es vuestro Padre que está en los cielos"...: Mt 23,9 y ss), tratándolo con honores de Jefe de Estado... Durante siglos, el Papa fue la persona más poderosa de la Tierra, ante cuya rodilla hincaban la suya reyes, reinas, príncipes, princesas y emperadores y gobernantes de toda suerte y condición.

Considera, estimado Rafael Marañón, que encima esos jerarcas de turno en las Iglesias sean autoritarios, hipócritas y ambiciosos de poder y de gloria -actitudes y circunstancias por lo demás nada infrecuentes-... ¿Te has tropezado alguna vez con alguno de ese tipo? Yo creo haberme tropezado con alguno... A decir verdad, no se trata de acusarlos a ellos de pecadores (viendo la paja en el ojo ajeno) tratando de ocultar la viga en el propio (todos somos pecadores, y yo el primero); de lo que se trata es de protestar ante el trato hipócrita, autoritario, despectivo y ruin que protagonizan no pocos de esos señores, que encima son el poder, la autoridad sagrada.

Piensa asimismo, que mucha gente está muy quemada, esto es, decepcionada de la Iglesia católica. Creo que no sin mucha razón.

Yo mismo (no me importa volver a este asunto): llevo 25 años cultivando una espiritualidad de conversión o encarnación en fidelidad al Magisterio de la Iglesia (cursillos de conversión, magisterio de Malagón y Rovirosa y de Emmanuel Mounier, experiencia en grupos apostólicos de espiritualidad obrera, movimientos sociales, personalismo comunitario, docenas y docenas de cursillos filosóficos, teológicos y militantes, simpatías libertarias...), y en su momento renuncié incluso a un trabajo por una decisión que tomé en pro del Reino de Dios y su justicia, y empero cuando he necesitado una ayuda de la Iglesia católica que peregrina por España, especialmente por la Diócesis de Canarias, todos me han dado de lado, han pasado de mí: empezando por el titular de la Diócesis, pasando por Fulanito y Menganito y acabando por...

Y mientras conmigo se comportaban de manera tan ruin, y tan poco cristiana, tan mezquina, tan hipócrita, una mayoría de burócratas antimilitantes -que no tienen por supuesto ni idea de quién fue Rovirosa, ni Mounier, ni conocen apenas nada del Magisterio, ni del movimiento obrero...-, figurones, trepas, desencarnados y meros enchufados que muy poco arriesgan en el camino de la fe (loables excepciones aparte, que nunca faltan en el seno de la Iglesia santa y pecadora), ahí los puedes encontrar en la Iglesia católica ganándose la vida gracias a ella, Rafael Marañón. En tanto a mí ni siquiera me han permitido expresarme, escuchar mis razones, mis ruegos... Nada. Como que han pasado de mí, los muy hipócritas. 

Desde luego, un amigo mío al que tú creo que también conoces, a todo esto que está pasando en la Iglesia católica lo llama obra del Demonio. Yo mismo a veces le afeo a ese amigo actitudes y comportamientos que él protagoniza, injustos -al igual que él a mí me afea otros tantos míos-, pero las cosas en la Iglesia católica están como para no desestimar eso que él afirma de la situación de la Iglesia católica. 

Lo he reflejado, todo esto, en un ensayo peor o mejor escrito, estimado Rafael Marañón (La Iglesia católica? Sí; algunas consideraciones, por favor -apuntes al natural de un exseminarista-: Madrid, Vitruvio y Nostrum, noviembre, 2011); ensayo que, ni que decirlo casi habría, ha sido sistemáticamente boicoteado desde prácticamente todas las movidas e instancias eclesiales de la Diócesis de Canarias.

Habiéndome pasado todo esto, Rafael Marañón...

En fin, saludos, maestro.