Bob Marley, el rey del reggae, habría cumplido 70 años en este 2015, mas murió con 36, fulminado por un cáncer. Empero, tuvo tiempo de engendrar una docena de hijos reconocidos, tiempo de amar y de ser odiado por un rosario de mujeres, tiempo para ejercer de mundano y a la vez de hombre apasionado por la justicia social, y sin duda le alcanzó su paso por este mundo para devenir animal espiritual capaz de mezclar doctrinas rastafaris con doctrinas cristianas.
Solo que no deseo hablar de la mezcla de espiritualidad, mundanidad y pasión por la justicia en pro de los oprimidos muy presente en la vida y obra (legado musical) de Bob Marley, y sí de la mundanidad que anestesia el alma.
Lo acaba de predicar el papa Francisco en su homilía diaria y matutina en la Casa de Santa Marta. Desde luego, hay un número de fieles católicos que solo Dios puede conocer en verdad que consideran que Jorge Mario Bergoglio es antipapa, errático, equívoco, confuso, ambiguo, herético, relativista, usurpador del trono de Pedro y hasta apóstata.
Bueno. Empero, yo estoy de acuerdo con el meollo de esta predicación del Papa. En efecto, la mundanidad anestesia el alma. Mas ¿cómo olvidar o echar en saco roto que si hoy día una institución mundanizada-endemoniada hay que sin embargo ha de entregarse a una alta vocación divina por voluntad de su fundador…
Sí, a la Iglesia me refiero. Mundanizada hasta los tuétanos. Atiborrada de feministas proabortistas que viven en lo profesional de la Iglesia. Saturada de burócratas antimilitantes, mediocres, arribistas, carreristas, tibios y antinatalistas que hasta ejercen docencia en facultades teológicas, en tanto innúmeros curas y hasta obispos hay apoltronados y apostatantes que niegan el pan y la sal a católicos sin duda pecadores pero igualmente sin duda esforzados en ser militantes fieles a Cristo y a su Iglesia.
Sí, santo padre Francisco, es así la mundanidad de muchos y de muchas en la Iglesia. Y usted, como sucesor de Pedro, como cabeza de la Iglesia, la critica ahora en su homilía, en tanto todos los fieles católicos contribuimos a extenderla en la Iglesia, ciertamente en efecto, con nuestro mal testimonio de vida católica, pero de manera especialmente grave ustedes los pastores son los que han ido permitiendo la extensión en la Iglesia de toda esa mancha aceitosa de la mundanidad. 
De manera que casi fuera de toda duda es así en gran parte por responsabilidad máxima de los pastores, que desde hace un puñado de décadas vienen tolerando que en la Iglesia de Cristo se siga extendiendo por todos los espacios y rincones eclesiales el humo de Satanás.
5 de marzo, 2015. Luis Henríquez Lorenzo: profesor de humanidades, educador, escritor, bloguero, militante social.
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