lunes, 20 de julio de 2020

En efecto, sin victimarios (crueles, cínicos, despiadados), se hacen pasar ante los demás por las víctimas. Y lo más desconcertante e ignominioso: despellejan viva a su víctima (la matan psicológiocamente), al tiempo que se mantiene ante el resto de la familia como el bueno (el encantador, el óptimo, el próspero, el honesto, el moralmente irreprochable). En definitiva, siendo culpable de toda la artillería del mal desplegado, sus mañas maquiavélicas, mentirosas y manipuladoras lo presentan y lo siguen presetando como víctima de la víctima. Ahora que estamos en verano, señamos esta idea con un ejemplo tomado del mundo de la pesca deportiva. A saber: son tan sibilinamente perversos los psicópatas integrados y los narcisistas malignos (cara A y cara B de la triada oscura, juntamente con los sociópatas), que consiguen, al tiempo que perpetran la devastadora violencia psicológica contra la desgraciada y siempre inocente víctima, que los íntimos de esta casi todos o prácticamente todos creen que la víctima es en verdad culpable y que el culpable del maltrato psíquico es el inocente. Hasta el punto de que se los acaba ganando para su causa. Desde luego, si todo esto no desquicia a la víctima inocente del maltrato, que venga Dios y lo vea.

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